Jenaro Villamil
La 'casa blanca' de la pareja presidencial. Foto: Especial |
MÉXICO,
D.F. (apro).- Desde la revelación de la insólita adquisición de la Casa
Blanca de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, la relación más allá
del compadrazgo entre el primer mandatario y José Armando Hinojosa
Cantú dejó de ser un rumor para convertirse en un escándalo creciente
que involucra al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, el implacable
vicepresidente en funciones, y a decenas de funcionarios más
provenientes del Estado de México.
Hinojosa Cantú se ha convertido en el contratista incómodo del
sexenio de Peña Nieto. Su historia en el Estado de México es la típica
de un contratista menor que se transforma en uno de los “intocables”
del grupo en el poder hasta volverse sospechoso y generoso financiador
de mansiones que se parecen a los “moches en especie”, según el
excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Hospitales cuya construcción fue tasada a un escandaloso sobreprecio
como en el caso de Zumpango, carreteras, libramientos, escuelas, la
administración del hangar del Aeropuerto Internacional de Toluca, la
renta de servicios de aeronaves privadas a políticos y empresarios a
través de la empresa Eolo Plus eran los contratos que se conocían a
favor de Grupo Higa, de Hinojosa Cantú y alguna de sus múltiples
filiales.
Sin embargo, la Casa Blanca y la licitación del tren de alta
velocidad México-Querétaro destaparon la caja de Pandora. Hinojosa
Cantú resultó no sólo ser un contratista de obras de infraestructura
aparentemente menores sino un jugador de las grandes licitaciones que
involucran obras faraónicas.
La historia de Hinojosa Cantú está estrechamente relacionada con la
triangulación y donación de fondos para campañas electorales del PRI y,
particularmente, del Estado de México. Los indicios revelan que cumple
no sólo la doble función de empresario consentido sino de presunto
prestanombres. ¿De quién, de quiénes, a cambio de qué? Hasta ahora, la
Secretaría de la Función Pública y el Congreso no han investigado a
fondo.
Su ascenso va de la mano del grupo de poder que alcanzó Los Pinos
con Peña Nieto. Su antecesor, Arturo Montiel, integró a Constructora
Teya, de Hinojosa Cantú, en el selecto Consorcio Integrador del Ramo de
la Construcción. Este “consorcio” fue el club de los beneficiados del
montielismo. Entre 49 empresas se repartieron las grandes obras de
infraestructura como el Centro Médico del Instituto de Seguridad Social
del Estado de México y Municipios (Issemym), cuyo monto original era de
193 millones de pesos y terminó en 255 millones de pesos, 50% más.
A partir de la generosidad presupuestal de Montiel, Hinojosa Cantú
configuró el Consorcio Higa que incluyó a decenas de denominaciones con
ramificaciones en Veracruz, Puebla, Tijuana, Acapulco, El Bajío y hasta
Perú a través de empresas como Publicidad y Artículos Creativos SA
(PACSA), Constructora Teya, Mezcla Asfáltica de Calidad S. A. de C.V.
(MAACSA), Señales y Mantenimientos S. A. de C.V., Autopistas
Vanguardia, Consorcio IGSA Medical Perú, entre muchas otras.
En los dos últimos días, Víctor Fuentes, reportero del Reforma, ha
documentado otras fórmulas del contratismo de Hinojosa Cantú. Durante
el gobierno de Peña Nieto en el Estado de México, el empresario de
origen tamaulipeco recibió múltiples contratos por adjudicación
directa, sin licitación, a través del Fideicomiso C3, creado por la
consultora financiera Protego, donde trabajó Luis Videgaray, su amigo y
beneficiario con una mansión en Malinalco.
A través de este Fideicomiso C3, constituido en 2009, le adjudicaron
a Hinojosa la construcción de dos penales en Tenango del Valle y
Tenancingo. Por ambos se le pagaron mil 247 millones de pesos.
También resultó beneficiario, en abril de 2009, de un contrato por
más de 3 mil 500 millones de pesos para construir un ostentoso Centro
Cultural Mexiquense Bicentenario, inaugurado finalmente por Peña Nieto
en agosto de 2011. El proyecto fue desarrollado por la empresa
Concretos y Obra Civil del Pacífico (COCP), controlada por Hinojosa
Cantú con el 49 por ciento de las acciones. Públicamente, se anunció
que el ganador fue el consorcio español Abengoa, pero detrás estaba
Higa.
Como estos dos casos documentados, Proceso también ha
investigado la larga sombra de Hinojosa Cantú en el escándalo de
triangulación de recursos conocido como Monexgate en 2012, por su
presunto vínculo con el Grupo de Abogacía Profesional (GAP), de Gabino
Fraga Mouret, según el reportaje de Jesusa Cervantes y José Gil Olmos (Proceso
No. 1865). En otras ediciones, el reportero Arturo Rodríguez ha
documentado la presencia de Higa en obras de infraestructura del
gobierno federal.
La relación de los Hinojosa con Peña Nieto tomó tintes trágicos el
28 de julio de 2012. La noche de ese día, el helicóptero Augusta 109,
matrícula XA-UQH en el que viajaba Juan Armando Hinojosa García, hijo
de Hinojosa Cantú y exyerno de Fidel Herrera, se estrelló en un paraje
conocido como Las Antenas, entre los municipios de Jiquipilco y Villa
del Carbón.
Hinojosa García asistió, como cientos de invitados, a la hacienda
Cantalagua, para festejar el cumpleaños 46 de Enrique Peña Nieto,
recién electo presidente de la República, y de su esposa, la actriz
Angélica Rivera.
La aeronave fue hallada a las 7 de la mañana del domingo 29 de
julio. Todos los tripulantes murieron. La torre de control del
aeropuerto de Toluca indicó que se había perdido toda comunicación con
el helicóptero Augusta, una hora después de salir de la hacienda
Cantalagua. La procuraduría estatal mexiquense cerró el caso afirmando
que se trató de un “lamentable accidente”.
El rostro de Peña Nieto aquella tarde en que velaron a Hinojosa
García mostraba una profunda consternación. No sólo se murió un amigo,
compadre y cómplice. También se trataba de una advertencia. No sabemos
si del destino o de alguna otra fuerza.
Lo cierto es que después de ese accidente, el ascenso de Higa en el
gobierno federal de Peña Nieto fue irrefrenable. En menos de dos años
se involucró en todas las grandes licitaciones como la del nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el acueducto de
Monterrey, el tren de alta velocidad México-Querétaro y las que se
vayan acumulando.
La Casa Blanca, reportaje de investigación realizado por Aristegui Noticias, destapó
la caja de Pandora que ya no se cerrará en el 2015 porque la propia
prensa extranjera ya investiga de qué se habla cuando se menciona a
Hinojosa Cantú.
El escándalo del contratista incómodo se volvió imparable porque a
cada intento de explicación oficial surgen evidencias de un evidente
favoritismo y, por lo menos, de conflicto de interés a favor del dueño
de Eolo Plus.
Twitter: @JenaroVillamil
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