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Cuando
en España se plantean enardecidos debates y discusiones sobre los
graves problemas que nos aquejan, que se convierten en portadas de
prensa y en programas de televisión, en el amplio listado de derechos y
avances económicos y sociales que la ciudadanía está reivindicando
aquellos que afectan especialmente a las mujeres tienen mucha menos
difusión y publicidad.
Pero a la vez que las mujeres son víctimas de
la situación económica general, padecen una violencia específica
machista: son asesinadas en un número cada vez mayor de feminicidos,
sufren el acoso sexual en el trabajo y en la calle; son traficadas y
explotadas en la prostitución; están siendo arbitrariamente privadas de
la custodia de sus hijas e hijos menores; no perciben ayudas por
maternidad; el cuidado de los mayores recae fundamentalmente sobre
ellas; las diferencias salariales entre mujeres y hombres se perpetúan
y agrandan; el trabajo a tiempo parcial, los contratos eventuales, en
precario y de economía sumergida son mayoritariamente femeninos. Y sin
embargo no se le otorgan a estas situaciones dramáticas el protagonismo
que se merecen.
Por ello, el 13 de diciembre pasado se reunió en
Madrid la Asamblea del Pacto Feminista por las Mujeres. Durante un año
39 organizaciones de mujeres y feministas, de toda España, hemos
redactado y suscrito un manifiesto donde se exponen las cuestiones
fundamentales que todavía debemos seguir reivindicando. Nos hemos
reunido periódicamente para decidir las acciones que debemos acometer a
fin de exigir a nuestros legisladores las modificaciones legales
imprescindibles con el fin de proteger a las mujeres de la violencia
machista; y a nuestros gobiernos los cambios fundamentales en su
actuación para evitar la pobreza, la discriminación y las diferencias
salariales. Y nos hemos pronunciado por la República y argumentado que
el feminismo es la opción de un futuro que sea posible.
Por
ello, como culminación de este año que fenece, en la Asamblea que nos
reunía para hacer balance de nuestro trabajo y establecer la agenda del
que viene, hemos planteado los problemas más acuciantes con los que nos
encontramos como mujeres, como ciudadanas y como feministas.
Al
establecer el orden del día nos propusimos organizar las acciones que
sean precisas para frenar los feminicidos que masacran a nuestras
mujeres. Ningún problema es más acuciante, más tenebroso ni contemplado
con más indiferencia. En las encuestas que se realizan para conocer las
preocupaciones de los españoles y de las españolas la violencia
machista no ocupa ningún lugar entre los primeros 20. Solamente el 4%
de la población menciona este tema. Mientras, ni la legislación, que se
defiende tercamente, ni las instituciones del Estado brindan protección
a las víctimas.
Es preciso, por tanto, que se organicen actos y
encuentros para sensibilizar a esta sociedad machista y anestesiada que
considera aceptable que se golpee y asesine a las mujeres por el hecho
de serlo. Y decidimos exigir al gobierno y a los partidos políticos que
se otorgue la consideración de terrorismo machista a la violencia
contra las mujeres. Es imprescindible que tanto las penas a que se
condene a los asesinos, como la protección y las ayudas económicas que
se concedan a las mujeres maltratadas y a sus familias, se equiparen a
las de las víctimas de terrorismo.
Abordado este trágico tema y
decididas las acciones que hemos de iniciar se planteó que nuestro
Pacto Feminista tenga también como objetivo obtener un espacio
político, en lo que se ha dado por entender política para diferenciarlo
del feminismo. Como si el feminismo consistiera en reivindicar
únicamente los temas que atañen directamente a la vida de las mujeres,
mayoritariamente derivados de su tarea reproductora, cuando el
feminismo es una ideología liberadora llegada a la escena de los
movimientos sociales, como el anarquismo y el socialismo, cuando estos
últimos no tuvieron en cuenta las demandas y reivindicaciones de la
mitad de la población. El feminismo tiene por objetivo acabar con todas
las opresiones, y por tanto es vanguardia de lucha contra el machismo y
el racismo, y contra la explotación capitalista por la igualdad y el
socialismo.
Así, constatamos que en el trabajo que varias
asociaciones habían realizado anteriormente sobre los presupuestos del
Estado solo se habían estudiado los epígrafes que se referían a las
partidas destinadas a las ayudas económicas de las mujeres, y decidimos
que este trabajo debería hacerse, en el futuro, desde todos los puntos
de vista que conciernen a todas las personas. Porque denunciar que este
año el Presupuesto de Defensa aumenta un 30% mientras el de Sanidad
únicamente un 1,5%, es fundamental para comprender la política de
nuestro gobierno, para el cual la compra de armamento es más importante
que dotar de medios a los ambulatorios y hospitales.
Del
mismo modo aprobamos por unanimidad solicitar que se nos informe sobre
el montante del gasto que le supone a España pertenecer a la OTAN. No
lo conocemos y, que sepamos, ni siquiera la izquierda exige al gobierno
los datos del mismo. Sospechamos que precisamente por el enorme monto
que supone lo ocultan convenientemente a la opinión pública, porque
quizá nuestro pueblo se indignaría al saber que se destinan ingentes
cantidades de dinero para atacar y bombardear Siria, Libia, Irak y
Afganistán.
Decidimos que es imprescindible
declararse en contra del Tratado de Libre Comercio entre EE.UU y
Europa, que con sigilo y alevosía están pactando los gobiernos de ambos
países. Y a pesar de que en España se ha recogido un millón de firmas
contra ese tratado, ni su contenido ni sus efectos han sido
publicitados entre nuestra ciudadanía. Es preciso dar a conocer los
términos de un pacto que llevará a los países europeos a abandonar la
poca política que todavía subsiste de protección social y laboral, en
lo que las mujeres serán las principales perdedoras, a ver inundados
nuestros mercados con mercancías norteamericanas e instaladas las
maquilas que, como en México, explotan fundamentalmente a mujeres. La
ignorancia que padece nuestro pueblo sobre este próximo ataque del
capital contra los trabajadores y las trabajadoras, lo hace más
vulnerable e indefenso. Así, no se convocan asambleas ni
manifestaciones contra ese Tratado, ni aún lideradas por los nuevos
dirigentes de izquierda. Como era obligado nos pronunciamos contra la
violencia extrema que está sufriendo el pueblo mexicano a manos de los
sicarios de los que el gobierno es cómplice.
Y
denunciamos la situación de grave opresión que padecen las mujeres en
Chile, en Haití, en Honduras, en Nicaragua, en República Dominicana, en
Surinam y en el Salvador, donde se halla prohibido todo supuesto de
aborto, y en consecuencia muchas de ellas están muriendo porque los
médicos se niegan a practicarlo, incluso aun cuando el embarazo ponga
en peligro la vida de la madre o esta haya sido violada.
Tantos
son los problemas y desafíos que se plantean en este fin de año, que el
Pacto Feminista concierne a todas las mujeres y a todos los hombres.
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