12/30/2014

Lecciones de un republicano

Alberto Aziz Nassif
Hoy que llegamos al final de otro año es una buena idea hablar de José Mujica, el actual presidente de Uruguay, que derrama sabiduría política. Hace unas semanas estuvo de visita en México, pasó por la FIL en Guadalajara y se llevó los reflectores de la deslucida Cumbre Iberoamericana en Boca del Río. Da envidia escuchar a un político como Mujica, un hombre que vive como piensa. Es inevitable la comparación con México, con sus políticos y su Presidente, con la podredumbre de una clase política sumida en la corrupción. Pero ahora no vamos a hablar de esos políticos, ya lo hacemos todo el año, ahora es el turno para Mujica.
Conocí a Mujica una tarde de abril de 2009, en Montevideo. Tuve la suerte de que unos amigos nos llevaron a un mitin de su campaña por la presidencia. En ese acto escuchamos la música de Daniel Viglietti y al candidato Mujica. Hizo un discurso largo en donde fue hilando su historia con las ideas de cómo quería gobernar el país. Unos meses después ganó la presidencia. Mujica tiene el talento de hablar y conectar con su auditorio sin ningún papel, sin telepronter; es un comunicador impresionante. Tiene el carisma de la sencillez. En Uruguay la igualdad y la democracia tienen piso real, resultados palpables. Sin duda, Uruguay y Mujica cobraron notoriedad internacional cuando legalizaron la mariguana. Qué diferencia con México, que está metido en la trampa mortal de una guerra en donde ponemos los muertos y el crimen y nuestros vecinos del norte se quedan con el consumo y la mayor ganancia.
Mujica es un orador republicano; sus palabras salen de una larga experiencia de vida en donde ha pasado de la radicalidad hasta llegar a la presidencia de su país. Fue tupamaro y estuvo 14 años en prisión. Ha tenido que negociar muchos dilemas importantes en su gobierno. Reconoce que el orden de una economía es inversión para generar empleo y mejores oportunidades, pero, al mismo tiempo, no deja de reconocer que eso contribuye a una acumulación salvaje del capital que produce la gran desigualdad que recorre nuestra región, la más desigual del mundo. En este complicado equilibrio mantuvo a Uruguay con buenos resultados y, sobre todo, con una distribución envidiable de la riqueza.
José Mujica atraviesa por las últimas semanas de su presidencia; nunca cambió su estilo de vida, ni dejó su casa, ni vendió su Vocho, símbolo de su vida austera, (a pesar de que le ofrecieron comprárselo en un millón de dólares). Su visión republicana de la política lo llevó a tener unas cuantas reglas para no caer en las seducciones y parafernalias que tiene el poder: no mezclar la vida pública con los negocios (como lo hace Peña y su equipo); no reproducir la parafernalia de las monarquías y sus cortes, porque esa cultura no tiene nada de republicana, ni democrática; nada de alfombras rojas y limusinas con motociclistas al frente; nada de casas presidenciales, ni lujos; sino vivir como la media de los ciudadanos. La parafernalia del poder separa y desconecta a los gobernantes de los ciudadanos.
Los valores son guía de su política, el valor supremo es la vida y el tiempo para pasarlo con los cercanos. Insiste en no caer en las trampas del consumismo. Para Mujica está muy clara la relación entre la violencia y la desigualdad. Señaló que de las 50 ciudades más violentas del mundo, 41 están en América Latina, la región más desigual del planeta. El gesto para no entrar en problemas con México fue sutil, porque hace unas semanas dijo que nuestro país parecía un estado fallido y luego por diplomacia suavizó la afirmación. Sólo dijo: “sé que ustedes pasan por un mal momento”. Dejó dos recomendaciones, una reforma fiscal para que paguen más los que más tienen (pero con rendición de cuentas); y valorar el trabajo, porque el salario es la única posibilidad digna de salir de la pobreza. ¡Escucharon!
Mujica nos reconcilia con la política republicana. Con Mujica recuerdo a Mandela. Qué lejos estamos en México de esta visión republicana y austera de la política. Aquí la corrupción y la impunidad son los motores de reproducción de la clase política.
Les deseo un buen año 2015…
Investigador del CIESAS. @AzisNassif

No hay comentarios.:

Publicar un comentario