Eduardo Ibarra Aguirre
Durante
2012-2014, el último año de gobierno de Felipe Calderón y los primeros
dos de Enrique Peña, las llamadas políticas públicas no produjeron
ninguna mejoría en el abatimiento de la pobreza que padecen 21.4
millones de niños y adolescentes, lo que constituye el 53.9 por ciento
de ese sector poblacional. En pobreza extrema subsisten 4.6 millones, es
decir, el 1.5 por ciento del sector mencionado.
Los reveladores datos corresponden al reporte Pobreza y derechos sociales de niños y adolescentes en México 2012-2014, realizado
por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y el Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, que fue dado a
conocer en la víspera del Día del Niño.
En un país
que se distingue en la aldea global por la pobreza extrema y moderada,
en el que viven 53 millones de mexicanos pobres y una decena de
plutócratas –y por lo general evasores fiscales– figuran entre los 200
hombres y mujeres más ricos del planeta, el estudio de Unicef y Coneval
arroja como una de sus conclusiones que “En México, la población
infantil y adolescente –uno de cada tres paisanos– enfrenta más niveles
de pobreza que el resto de los habitantes” y no se produjo ninguna
mejoría en el último trienio.
Para la entidad
supranacional y el consejo azteca tienen más probabilidad de padecer la
pobreza y la miseria (pobreza extrema) los menores de una familia con
padres jóvenes, bajo nivel educativo, con jefa de familia o si es de un
hogar rural o indígena.
También postulan que es
fundamental la inversión en la infancia, ya que puede prevenir problemas
como delincuencia juvenil, embarazos en adolescentes y violencia.
Explican que entre la población mayor de 18 años la pobreza incide en
menor porcentaje: 42.3 por ciento, y en pobreza extrema, 8.6 por ciento.
Postulado que implica que el Estado invierta esfuerzos y recursos a
tiempo y previsoramente pues, explican, esa situación en el sector
infantil es fundamental porque tiene altas probabilidades de volverse
permanente, ocasiona daños irreversibles, sobre todo entre cero y cinco
años de edad.
Registran que niños y adolescentes
enfrentan sobre todo carencias de seguridad social y acceso a la
alimentación, y subrayan que en 2012-14 hubo reducciones en rubros como
servicios de salud.
Para los autores del reporte
mejorar salarios es vital, pues “el ingreso es importante si se busca
romper el ciclo intergeneracional de la pobreza”. Mejorar el aspecto
económico de los hogares es el gran reto para el país, pues esto ayudará
a reducir la pobreza, ya que sí hay avances en coberturas de carencias
sociales.
Si México pudiera, a la par de aumentar
las coberturas básicas, elevar el ingreso, hablaríamos de un país con
una cara diferente, sostuvo Gonzalo Hernández Licona, secretario
ejecutivo del Coneval. Sólo que el gobierno de Peña Nieto –para el que
de alguna manera trabaja con todo y su autonomía–, está empeñadísimo en
contener hasta la desmesura los salarios, como lo hicieron sus cinco
antecesores en los últimos 30 años. Como lo repite una y otra vez el
maestro en administración de empresas, México es sumamente atractivo
para los inversionistas por los bajos, bajísimos salarios e ingresos de
las mayorías nacionales.
Y en los hechos practican
políticas inhibitorias para que los trabajadores no ejerciten el
derecho a la huelga, y cuando llega a estallar una el raudo y veloz
Alfonso Navarrete Prida la denomina “paro”. Todo para no desalentar a
las trasnacionales.
@IbarraAguirreEd
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