MUJERES CAUTIVAS
Por: Teresa Ulloa Ziáurriz*
“El feminismo nunca ha matado a nadie. El machismo mata cada día”
Benoite Groult
La diferencia entre los abusos cometidos en el pasado y aquellos que se
dan en la era de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC), es que rápidamente estamos logrando denunciar y exhibir
públicamente lo que antes permanecía anónimo e impune.
Y fue a raíz de la difusión en redes sociales de varios abusos graves
contra mujeres en la vía pública, que estalló el grito unánime de miles
de historias que habían permanecido ocultas.
Historias de todos los días que desde muy pequeñas –y por generaciones–
hemos aprendido a soportar y a callar, tal vez a platicarlo entre
nosotras, transmitiéndonos la enorme frustración, la rabia, el miedo y
la impotencia de haber vivido un episodio de acoso, de agresión y
violencia por el simple hecho de ser mujeres.
Pero ya basta.
La movilización nacional contra las violencias machistas que se realizó
este 24 de abril a través de la campaña #NoTeCalles y #VivasNosQueremos,
también conocida como “Primavera Violeta”, así como sus varios hashtags
que lograron las principales tendencias en redes sociales, logró
visibilizar un problema de dimensiones mayúsculas que cada día pone en
riesgo la vida de las mujeres y las niñas, principalmente en el espacio
público.
La convocatoria logró tal respuesta que la mayoría de los medios de
comunicación asignó editoriales, reportajes, crónicas e incluso
encuestas con datos y hechos que a cualquiera pondrían a temblar.
Por ejemplo, que el transporte público de la capital mexicana es el
segundo más peligroso del mundo para las mujeres, según Thomson Reuters.
Que 65 por ciento de las mujeres aseguran haber sufrido acoso en el
transporte público, según el Banco Mundial (BM). Que 94 por ciento de
los ataques en el transporte público que se reportan son a mujeres, y
que 102 de las 192 estaciones del Metro dividen sus vagones para mujeres
y hombres en “horas pico”, de acuerdo con cifras de Mujeres Seguras.
También, que al menos 40 por ciento de mujeres ha cambiado su vestimenta
para evitar ataques en el transporte público, según el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), o que cifras de ONU-Mujeres y de El
Colegio de México (Colmex) señalan las miradas lascivas, los
acercamientos indeseados, los tocamientos o la toma de fotos y videos,
entre los ataques que más reportan las usuarias del transporte público
en México, a pesar de que sólo 20 por ciento se denuncia, reporta el
Inmujeres.
Las diversas formas de violencia contra las mujeres y las niñas ocurren
de manera transversal y están interconectadas. No es posible concebir el
acoso sexual en las calles y el transporte público sin mencionar la
violencia doméstica, los micro machismos –que ocurren incluso entre los
varones que se dicen más igualitarios–, los casos de feminicidio (47 mil
178 entre 1985 y 2014, según cifras oficiales), las desapariciones, la
trata y la explotación sexual.
No conforme con ello, la violencia institucional, la que promueven los
medios y las religiones, la de la delincuencia organizada, integran,
junto con todo lo anterior, un clima hostil contra las mujeres y las
niñas que ya no estamos dispuestas a tolerar.
Y ya que esta “Primavera Violeta” nos ha hecho recordar que las calles
son nuestras, sin importar la hora o nuestra forma de vestir, que nos
merecemos respeto, dignidad y justicia. Esta “Primavera Violeta”, en la
que mujeres de 40 ciudades levantamos la voz que resonó hasta Los Pinos,
nos deja una gran responsabilidad.
Y aunque estoy segura de que seguiremos insistiendo en que la violencia,
las desapariciones, las violaciones, la explotación sexual, el acoso,
el hostigamiento y el feminicidio no son normales, sino delitos que
deben castigarse y a la larga erradicarse para lograr una vida digna y
libre para todas nosotras, nos deja una gran responsabilidad de
organizarnos, de seguir luchando de manera más orgánica y contundente.
Debemos cuestionarnos qué efecto ha tenido la Alerta de Violencia de
Género, qué está haciendo el Inmujeres o la Conavim. Cómo está actuando
la Fevimtra y quién la preside y qué resultados está dando.
Debemos exigir rendición de cuentas y la democratización de los poderes
judiciales, tanto el federal como los del orden común, frente a un
inminente nuevo sistema penal, anglosajón y patriarcal, en el que las
mujeres tendremos pocas oportunidades para el acceso a la justicia.
Y por qué no, también cuestionar la llevada y traída reforma educativa
que dejó intocado el sistema pedagógico que replica y multiplica
estereotipos de género y forma seres incapaces de criticar y
autocriticarse, que permite la reproducción de los roles de género y la
violencia.
Porque #NoEsNo. Porque #VivasNosQueremos. #NiUnaMás víctima de las redes
de trata y prostitución y #NiUnaMenos desaparecida o víctima de
feminicidio. Porque mi vida tiene valor y mi cuerpo no tiene precio.
*Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe.
Foto: Guadalupe Cabañas
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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