Por Thalif Deen
De los nueve candidatos que se disputan la secretaría general, siete
son de esa región. Los anteriores procedieron de otros grupos
regionales, África, Asia Pacífico, América Latina y el Caribe y Europa
occidental y otros estados.
Al final de la Guerra Fría, entre 1990 y 1991, las naciones de Europa
oriental se integraron a la Unión Europea (UE) o a la Organización del
Tratando del Atlántico Norte (OTAN) o a ambas.
Un momento sobre la caída del Muro de Berlín fue colocado al lado de una escultura soviética en la sede de la ONU en Nueva York. Crédito: UN Photo/Rick Bajornas
Por ejemplo, Bulgaria se unió a la UE en 2007, al igual que Rumania;
Croacia lo hizo en 2013 y Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría,
Letonia, Lituania, Polonia y República Checa, en 2004.
Además, algunos países que aguardan para incorporarse a la UE son Albania, Montenegro, Serbia y Macedonia.
El subsecretario general para Asuntos de Desarme, el srilankés
Jayantha Dhanapala, quien también fuera candidato a secretario general,
dijo a IPS que el final de la Guerra Fría transformó a Europa oriental
de una entidad político-geográfica a un grupo geográfico.
El principio de “rotación geográfica” para designar al secretario
general de la ONU no es tan fuerte ahora como sí lo es la cuestión de la
equidad de género, observó.
“La designación de una mujer competente y calificada es esencial”,
subrayó Dhanapala, quien perdió el cargo por el actual secretario
general, el surcoreano Ban Ki-moon.
Europa oriental debería integrar la región de Europa occidental y
otros estados. Pero sigue existiendo separada dentro de la ONU solo para
ocupar asientos, incluso entre miembros no permanentes del Consejo de
Seguridad, coinciden varios diplomáticos consultados por IPS.
En las elecciones para el Consejo Económico y Social de la ONU, que
tuvo lugar en la tercera semana de abril, Belarús obtuvo un asiento solo
en base a su pertenencia a Europa del este.
Lo mismo ocurrió en otras agencias; por ejemplo, Estonia en la
Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, Belarús y
Montenegro en el ejecutivo de ONU Mujeres, Rumania en el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Albania y Moldavia en la
dirección ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población (Unfpa) y la Oficina de
Servicios para Proyectos (Unops).
Desde la creación de la ONU hace más de 70 años, el cargo de
secretario general estuvo en manos de Trygve Lie, de Noruega, de 1946 a
1953; Dag Hammarskjold, de Suecia (1953-1961); U. Thant, de Birmania,
actualmente Myanmar (1961-1971); Kurt Waldheim, de Austria (1972-1981);
Javier Pérez de Cuéllar, de Perú (1982-1991); Boutros Boutros-Ghali, de
Egipto (1992-1996); Kofi Annan, de Ghana, (1997-2006); y Ban Ki-moon, de
Corea de Sur, de 2007 hasta este año.
Los nueve candidatos que actualmente hicieron presentaciones frente a
las delegaciones son: Srgjan Kerim, de Macedonia, Vesna Pusic, de
Croacia, Igor Luksic, de Montenegro, Danilo Turk, de Eslovenia, Irina
Bokova, de Bulgaria, Natalia Gherman, de Moldavia, y Vuk Jeremić, de
Serbia, todos de Europa oriental.
Fuera de esa región, los candidatos son Helen Clark, de Nueva Zelandia y Antonio Guterres, de Portugal.
Cuando se consultó a Clark por la rotación geográfica, subrayó:
“Cuando se cursó el llamado a los estados miembro, se hizo para todos
los estados miembros”.
“Ya se propuso un candidato que no es de Europa oriental (Guterres de
Portugal). Supongo que habrán otras designaciones. Es un concurso
abierto y espero que los estados miembro analicen los desafíos que
tendrá que asumir el secretario general y se concentren en quién tiene
las mejores capacidades para el trabajo”, explicó.
La ONU es una de las grandes organizaciones que aboga por el
empoderamiento de las mujeres, pero solo tres de ellas han ocupado la
Presidencia de la Asamblea General, el mayor órgano político del foro
mundial: Vijaya Lakshmi Pandit, de India (1953), Angie Brooks, de
Liberia (1969) y la jequesa Haya Rashed Al Jalifa, de Bahréin (2006).
Teniendo en cuenta que las mujeres constituyen la mitad de los 7.200
millones de habitantes del mundo, la iniciativa para designar a una
mujer para la secretaría general parece un reclamo legítimo.
Hay dos cuestiones importantes, si finalmente se elegirá a una mujer
para el cargo y si Europa oriental estará representada, opinó James
Paul, ex director ejecutivo del Global Policy Forum, con sede en Nueva
York.
Desde hace años hay protestas por el hermetismo en torno a la
elección del secretario general, el actual anuncio de un “proceso
abierto” y de “diálogos” con los candidatos es un pequeño avance en lo
que ha sido un indignante proceso secreto, opinó.
“Pero era de prever que se le prestara poca atención al asunto más
delicado de todos, que la elección todavía está en manos de un pequeño
grupo oligárquico”, se lamentó Paul.
En 2016, como en años anteriores, el secretario general será elegido
por el llamado P5, los cinco miembros permanentes del Consejo de
Seguridad: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia,
precisó.
Otra vez “se hace poca referencia a la voluntad de los otros países,
las preocupaciones de la gente o a las necesidades más apremiantes de la
organización. Las respetuosas conversaciones en la Asamblea General no
frenarán al gigante P5”, arguyó Paul.
“El P5 con Washington a la cabeza tiene antecedentes de elegir al
candidato más débil y dócil, una persona que atienda a los intereses de
las potencias y consienta una ONU frágil y relativamente inactiva”,
explicó.
Las elecciones del secretario general de 2006 y 2011 muestran
claramente que los candidatos fuertes y dinámicos quedan afuera, que el
mal desempeño no impide su reelección y que la abrumadora mayoría de los
estados miembro, aun los que ocupan un asiento en el Consejo de
Seguridad, no tienen casi influencia en el resultado, precisó.
“La gente ya está harta de sus gobernantes. El P5 no podrá seguir con su despotismo para siempre”, observó Paul.
Samir Sanbar, un ex secretario general adjunto que encabezó el
Departamento de Información Pública, dijo a IPS que el grupo de Europa
oriental fue originalmente una alianza política que apoyaba a la
disuelta Unión Soviética para contrarrestar el peso del de Europa
occidental y otros países.
Las líneas políticas se desdibujaron con la caída del Muro de Berlín,
pero parece una cuestión de oportunismo político interpretarlo desde el
punto de vista geográfico solo por una cuestión de equilibrio, arguyó.
“Algunos empujarán los límites para interpretarlo en términos europeos en general”, apuntó.
La rotación geográfica no fue obviamente esencial cuando se eligieron
dos candidatos escandinavos seguidos (Trygve Lee y Hammarskjold),
recordó Sanbar.
Y un tercer europeo, un presidente de la Asamblea General irlandés,
estuvo a la orden cuando el asiático U Thant surgió como candidato
sorpresa por un consenso práctico, al principio como secretario general
interino, recordó Sanbar, quien fuera funcionario del foro mundial
durante el mandato de cinco secretarios generales distintos.
Cuando U Thant rechazó el segundo mandato, no se extendió a otro asiático. En cambio, se eligió a Kurt Waldheim, de Austria.
Diplomáticos africanos sugirieron a Salim Salim, de Tanzania, para
reemplazarlo en función de la rotación geográfica, pero a último minuto
se eligió a un latinoamereicano, Javier Pérez de Cuéllar, en 1982.
Mientras se mantengan los grupos geográficos, aunque sea de forma
nominal, los candidatos de Europa oriental reclamarán su lugar,
puntualizó Sanbar, aunque las mujeres calificadas de cualquier parte de
Europa tendrán un argumento más creíble.
Traducido por Verónica Firme
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