Por La Redacción
CIUDAD DE MÉXICO (apro).— La extensión de la Línea de Crédito
Flexible (LCF) por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) a
México refleja la vulnerabilidad de la economía mexicana, el riesgo del
país frente al contexto internacional y la insuficiencia de reservas
internacionales para enfrentar la volatilidad, alertó José Alfredo
Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
Apenas la semana pasada, el presidente Enrique Peña Nieto presumió
en la entrega de los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de
Ciencias 2015, que el incremento de la LCF a 88 mil millones de dólares
refleja “una buena carta de presentación” respecto al manejo de la
economía mexicana.
Y no paró ahí. El mandatario festinó:
“Esta ampliación, en esta línea de crédito, que sólo ha otorgado (el
FMI), al día de hoy, a tres países en el mundo, no es más que aval de
las fortalezas que tiene la economía de nuestro país; una economía que
está creciendo, una economía que está generando empleos, una economía
que mantiene bajas tasas de inflación, una economía que está mostrando
un mayor dinamismo interno”.
Sin embargo, para el especialista de Moody’s el aumento de 67 mil
millones a 88 mil millones se fundamenta en tres debilidades
estructurales que flanquean a nuestra economía.
La primera, dijo Coutiño, radica en que al solicitar un complemento
de recursos externos podría indicar una insuficiencia de reservas
internacionales para hacer frente a un ataque especulativo o a una
salida abrupta de capitales.
Según el especialista, “las reservas actuales, en torno a 177 mil
millones de dólares, sólo representan 16% del producto interno bruto
(PIB), y aún con la línea de crédito solo alcanzan 25% del PIB. Dicho
nivel es menor al 32% que representan en Perú, una economía que es una
quinta parte de la mexicana”.
Eso no es todo, en México hay vulnerabilidades estructurales como el
desajuste fiscal, un creciente endeudamiento público, y una aceleración
del desequilibrio externo. De hecho, entre dicha inestabilidad, el peso
mexicano es la moneda latinoamericana más depreciada en lo que va del
año, seguida por el peso argentino.
Por último, el directivo de la agencia calificadora con sede en Nueva
York, recalcó que México mantiene un riesgo a choques externos, pese a
la aprobación de las reformas estructurales.
“En términos del riesgo-país, México, medido por el diferencial entre
la tasa de interés de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y los
mexicanos, o por la prima de riesgo ante un posible incumplimiento,
México ocupa el tercer y cuarto lugar, respectivamente. Los países con
menor riesgo siguen siendo Chile y Perú, seguido por Colombia”, explicó
José Alfredo Coutiño.
Aún más, el economista señaló que la constante depreciación del peso
implica que las tasas de interés en México sean menos atractivas, por lo
que el mejor mecanismo monetario a usar no es salir a vender dólares
sino más bien subir la tasa de interés.
“Por lo tanto, la línea de crédito flexible no constituye una
protección contra la depreciación del tipo de cambio, porque esta
depende de los riesgos y vulnerabilidades propios de la economía. La
línea de crédito solo ayudará a suavizar la volatilidad cambiaria pero
no evitará la depreciación del peso”, señaló el analista.
Se amplía blindaje, se reduce crecimiento
En este contexto, el blindaje que tiene el país asciende a 265 mil
millones de dólares (177 mil millones como parte de las reservas
internacionales y 88 mil pertenecientes a la LCF), ante cualquier choque
financiero proveniente del exterior.
En el 2015, las reservas tuvieron un descenso de 8.5% debido al uso
de estos recursos por parte del Banco de México (Banxico) en subastas
diarias en el mercado cambiario.
Pero más que un “premio” al manejo macroeconómico del país, la Línea
de Crédito Flexible, conlleva fallas estructurales de una economía que
además crece a un ritmo que no estaba contemplado con la aprobación de
las reformas: a menos del 3%, cuando se tenía proyectado una expansión
superior al 5%.
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