Pedro Echeverría V.
1. Quien ocupe el cargo de presidente del PRD, sea joven, viejo,
inteligente o mediocre, honesto o corrupto, tendrá que seguir la línea
socialdemócrata y electorera de ese partido trazada desde su fundación
en 1989. Si en sus dos primeros años –como ha sucedido en todas las
historias políticas- creó ciertas esperanzas o expectativas, luego para
acomodarse al sistema electoral capitalista tuvo que adaptarse a las
reglas de todos los partidos, sean PRI, PAN u otro. Si hoy PRI y PAN son
partidos de derecha muy corruptos y oportunistas, pues no hay que
“cantar victoria” porque la historia demuestra que todos por allí van si
el objetivo sigue siendo ganar votos, cargos y dinero.
2. Yo no hablo de Alejandra Barrales que es una mujercita como lo
fueron Amalia García y Rosario Robles que hicieron lo mismo que los
hombres en su momento; por cierto esas mujeres, que tanto hablaban de
liberación, terminaron pésimamente mal: gobernado peor o igual que el
PRI y el PAN e imponiendo a sus críos. ¡Cuánto recuerdo a muchos
políticos del PRD que en los sesenta y setenta hablaban contra Fidel
Velázquez y otros corruptos del PRI que llevaban 40 años brincando de un
cargo a otro! No olvido que a partir de 1977 hay personajes ultra
oportunistas del PAN y PRD que llevan 40 años cobrando como diputados,
senadores, asambleístas del DF y en otros cargos.
3. En última instancia ocupar cualquier cargo –sobre todo si
significa poder y dinero- es sólo una ilusión que hace pensar en que se
es importante y famoso; sin embargo la realidad es que aunque seas
presidente de los EEUU o del pueblo más pequeño de San Garabato, no se
deja de ser esclavo de las circunstancias dominantes. Un chingo de
personas dirían: no importa, lo importantes es llegar a algo, aunque
después te sientas totalmente amarrado de las manos y los pies. ¿Qué
carajos definen los presidentes de cualquier lugar o cualquier cosa si
sólo se mueven como títeres al ritmo de los que reamente dominan porque
controlan el poder económico, político y militar?
4. Hace 50 años no se hablaba del poder militar, industrial,
transnacional de los EEUU; sólo se hablaba del gran poder mundial del
presidente y que era él (por voluntad personal) quien determinaba las
invasiones y las guerras. En México –por el presidencialismo y el
corporativismo con que sometió al pueblo-se pensaba que todo lo
determinaba el presidente sin ver los intereses yanquis y de los
multimillonarios mexicanos que estaban tras él. ¿Qué decir de los
dirigentes de los partidos del PRI, PAN, PRD, que son simples
administradores de los fuertes intereses políticos y económicos que se
mueven en cada partido?
5. En los años sesenta, en la militancia de izquierda se hablaba de
revolución, rebeliones, guerrillas, huelgas, clandestinaje, cárceles,
asesinatos; pero apenas el gobierno de López Portillo y Reyes Heroles
abrió las puertas a los cargos, subsidios y salarios en 1977, el 95 por
ciento se olvidó de los caminos revolucionarios y se dedicaron a brincar
como changos de un árbol a otro. 30 o 40 años cobrando fabulosos e
importantes salarios han convertido en millonarios a los “proletarios”
de partido. En los sesenta y ochenta para las actividades políticas
había que poner dinero de la bolsa, hoy para hacer actividad política
debe recibirse un pago, todo se paga y nada es gratuito.
6. Lo más nefasto del PRD han sido “Los Chuchos” por su línea
política oportunista de estar aliado con el PRI y el PAN; pero los
chuchos no nacieron hace ocho años sino desde 1989 ocupando el segundo
sitio hasta dar el salto al primero. La realidad es que el 60 o 70 por
ciento del PRD es “chucho”, por eso sigue allí. Sería como dudar que el
80 por ciento de los priístas y los panistas que siguen con fidelidad a
sus directivos y su ideología o, ¿Qué hacen allí si no esperar con
tranquilidad en que a ellos también les toque una parte del botín? No se
vale, porque es vergonzoso y fastidioso escuchar que se hable mal de
algo y no hacer nada para acabarlo.
7. Doña Alejandra Barrales era una trabajadora de aviación hasta que
agarró el sindicalismo y la política de partido. Amalia García, hija de
gobernador priísta, luego gobernadora perredista muy oportunista, le
devolvió la gubernatura a otro priísta; Rosario Robles fue una
izquierdista que profundizó la corrupción en el PRD y luego se entregó
con cuerpo, alma e hija, a la corrupción dentro del PRI. ¿Puede acaso
esperarse algo nuevo de Barrales que no sea el juego político entre
apoyar la candidatura presidencial de López Obrador o de su muy amigo
Mancera –del gobierno de la CDMX- para 2018? El PRD no busca transformar
nada; sólo mejorar sus alianzas con el PRI y el PAN. (17/VII/16)
alterar@gmail.com
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