Introducción
Después
de la Segunda Guerra Mundial, algunas sociedades latinoamericanas
experimentaron un moderado progreso en los indicadores de desarrollo
social. Una diversidad de regímenes políticos, desde variantes del
populismo hasta algunas modalidades de desarrollismo, lograron sentar
las bases de una política social que –en algunos países como la
Argentina, por ejemplo– no sólo lograron impulsar una mejor
distribución del ingreso sino que, inclusive se posibilitó la
“ciudadanización” de las clases y capas populares (que tradicionalmente
habían sido privadas de casi todos sus derechos).
Sin embargo,
el agotamiento del keynesianismo –del cual tanto los populismos como los
desarrollismos latinoamericanos fueron tributarios– y el estallido de
la crisis de la deuda hizo que aquellas políticas no sólo fueran
abandonadas sino satanizadas. Celebrándose desde entonces una nueva
fase que reconcilia a nuestros países con los imperativos inexorables
de los mercados globalizados. Por lo que los viejos derechos –como
salud, educación, vivienda y seguro social–, que habían sido en algunos
casos vigorosamente reafirmados como expresiones inseparables de la
ciudadanía política, fueron abruptamente “mercantilizados”, convertidos
en mercancías inaccesibles para los sectores populares, empujando a
grandes masas de la población a la indigencia.
Peor aun, las
políticas neoliberales tuvieron como resultado inmediato el acelerado
deterioro de las precarias redes de seguridad social de carácter
informal, que fueron producto de la solidaridad social emanada de una
sociedad relativamente bien integrada, en donde los trabajadores tenían
empleo y sus áreas de residencia contaban con algunos servicios básicos
que les permitían absorber la transitoria y marginal caída en el
desempleo de una pequeña fracción de sus habitantes.
Pero para
imponer tal orden de cosas, se recurrió en la mayoría de los casos al
uso de golpes militares impulsados desde los Estados Unidos, por lo que
el panorama político de América Latina al principio del segundo
quinquenio de la década de los setenta se vio signada por el hecho de
que las tres cuartas partes de la población de la región,
aproximadamente, vivían bajo regímenes dictatoriales de intensidad y
orientación variables, mientras que la cuarta parte restante habitaba en
países con democracias, en general restringidas, dentro de las cuales
las fuerzas de izquierda eran tan débiles que no lograban representar en
los hechos alguna alternativa o desafiar el statu quo.
Por lo
que, la administración de James Carter, quien asume la presidencia en
1977, hace suya la bandera de los derechos humanos en América Latina, a
la vez que reconoce solo en el plano de la declaración, el “derecho” de
los latinoamericanos a vivir dentro de sistemas democráticos. Y
enmarcada en esta lógica cobra auge el pensamiento de la llamada
Comisión Trilateral, con su concepto de “democracias viables”, que
buscará encontrar un “punto de equilibrio entre democracia y
gobernabilidad”. Lo cual significara que en los hechos, habría una
democracia con ciertos límites, incluso para los países desarrollados de
Occidente1.
De
forma que, la política democrática estadounidense promovida en todo el
orbe a partir de Carter, se ha visto constreñida a que ésta no rebase
los intereses estratégicos de la burguesía imperialista y la burguesía
monopólica de América Latina. De manera que, junto con el debilitamiento
radical de los sindicatos y diversos tipos de organizaciones populares,
se ha dado el auge de un individualismo desenfrenado, promovido
activamente por los “señores del mercado” y la clase política que
gobierna en su nombre, y que anatematiza cualquier estrategia colectiva
de enfrentamiento hacia los problemas sociales2.
La riqueza y las democracias viables
Dicho
lo anterior, se puede ver la manera en que la redemocratización de
América Latina también “coincide” con el desmantelamiento de las
dictaduras de las décadas del setenta y ochenta. Y sin embargo nuestras
sociedades son hoy más desiguales e injustas que antes, de manera que
nuestros pueblos, no son libres: permanecen esclavizados por el hambre,
el desempleo y el analfabetismo.
Resultando así porque, los
oligarcas latinoamericanos simplemente han utilizado vistosos discursos
democráticos en extensas campañas electorales, en las cuales sus
líderes efectúan todo tipo de promesas y entablan pseudo-polémicas, que
como tal, sólo remiten a los aspectos más superficiales de la vida
social, pero una vez en el gobierno, lo único que hacen es asegurarse de
que los ricos se enriquezcan más, acosta de sumir a los pobres en la
indigencia más absoluta3.
Todo
lo cual se encuentra inserto en un brutal patrón de acumulación de
capital neoliberal, impuesto por el Estado y las fracciones de clase que
lo dirigen4.
Por ejemplo en México, desde principios de 1980, se ha dado un
crecimiento de la pobreza de forma exponencial. Según datos en 2011, 40
millones 778 mil mexicanos vivían en pobreza y 14 millones 940 mil en la
indigencia. De manera que el número de mexicanos en pobreza aumento en 2
millones 359 mil de 2009 a 20105.
Mientras que en el otro extremo el señor Carlos Slim fue nominado como
el hombre más rico del planeta por cuatro años consecutivos, al aumentar
su fortuna en el año 2012 en más de 4 mil millones de dólares (revista
Forbes).
En tanto que la firma de investigación Wealth Insinght,
dedicada al monitoreo de las personas acaudaladas, ha indicado que los
millonarios mexicanos aumentaron 32% en los últimos cinco años, cuando
el número de personas en el mundo poseedoras de grandes patrimonios se
redujo 0.3%, precisando que los millonarios y multimillonarios mexicanos
poseen una fortuna de 736 mil millones de dólares equivalentes al 43%
de la riqueza total individual del país o al 77% del valor total, en
dólares, del producto interno bruto (PIB) de 20116.
Muestra
de tales hechos lo brindo Juan Camilo Mouriño Terrazo, político y
economista mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, que se
desempeñó como Secretario de Gobernación en el gobierno de Felipe
Calderón Hinojosa. Ya que durante los mandatos de Fox y Calderón, se
triplicaron sus empresas al convertirse estas en proveedoras frecuentes
de dependencias gubernamentales y contratistas de obras públicas dentro
de las estructuras internas de los gobiernos federales.
De ahí
que, una de sus empresas más boyantes, Transportes Especializados de
Ivancar, tras firmar contratos con PEMEX-Refinación por más de 100
millones de pesos. Sólo en lo que fueron las unidades especializadas de
Ivancar dedicadas a transportar y suministrar productos de PEMEX, estas
pasaron de 10 unidades iniciales – algunas de las cuales tenían 12 años
de antigüedad – a 43 unidades nuevas entre 2001 y 20057.
Jugando
Juan Camilo Mouriño, el doble papel de servidor público y contratista
del gobierno federal, logro que su familia que tan solo tenía Ivancar y
18 gasolineras en el sureste del país. Pasará para el año 2000 a
21gasolineras y para el 2008 a 38, tan solo cuando se estrenó como
legislador de Campeche. Además, durante el mismo lapso, el clan Mouriño
logro constituir el Grupo Energético del Sureste, Esges, Gasovales GES,
Inmobiliaria GES, Grupo Marítimo Mouriño, Tesorera GES, Naviera Isla de
Tris, Restaurantes Sub, Grupo Acuícola del Sureste y Urbanizadora la
Marina. Asimismo logro adquirir 10 franquicias de Burguer King, una de
Church´s Chicken, dos de Tortas Locas Hipocampo, tres de Baskin Robbins,
dos de Tintorería Max y tres de Autolavado GES Autowash8.
Medios de comunicación y la falsa democracia
En
este contexto, no se puede pasar por alto el hecho de que en
contraparte de tal riqueza acumulada, el supuesto reforzamiento de las
instituciones democráticas ha quedado cancelado en los hechos. Ejemplo
de lo cual lo da también la libertad de prensa sancionada en las leyes,
toda vez que ésta ha sido cancelada por la complicidad de gobiernos
como el mexicano a partir de la concentración monopólica de los medios.
De
forma que las elecciones de hoy se encuentran fuertemente influenciadas
o totalmente determinadas por los medios de comunicación y solo le han
permitido elegir a quienes disponen de mucho dinero. Debido a que solo
estos pueden presentar candidaturas con alguna posibilidad de éxito y
financiar costosas campañas de propaganda política, por lo que los
márgenes de elección popular se limitan a decidir cuál será el equipo
encargado de aplicar la política que beneficia a los ricos9.
Tal
ha sido el caso de Enrique Peña Nieto, quien montado desde tres años
antes de las elecciones presidenciales de la República, en una campaña
mediática de costos multimillonarios, siendo gobernador del Estado de
México, “ofreció” una imagen moderna, colocándose entre los principales
personajes nominados a la presidencia, por parte del Partido
Revolucionario Institucional PRI. Y que unido a la aprobación de obras
carreteras en sus tres años de gobierno en el Estado, en las que
invirtió al menos unos 11 mil millones de pesos en proyectos como el
segundo piso de Periférico Norte, con un costo aproximado de 3 mil 900
millones de pesos, a cargo de la empresa OHL. Le hicieron posible que a
la mitad de su mandato como gobernador se convirtiera en el político más
conocido del país.
Apoyado en una intensa campaña de medios
como Televisa y TV Azteca, apareció en partidos de futbol, telenovelas y
en noticiarios, que la misma Televisa escogió en horarios estelares y
en los cuales invirtió Peña Nieto unos 742 millones de pesos, tan sólo
en 2005. Usando su “creatividad”, Peña Nieto también pago a actores como
Jaime Camil, Angélica Rivera y Patricia Manterola. Para que promovieran
sus programas de gobierno y el cumplimiento de sus compromisos. Otro
tanto hizo con la contratación de publicidad en las páginas electrónicas
de diarios, realización de podcast y de infomerciales en radio.
Gracias
a todo lo cual, logro colocarse en altos niveles de aceptación
ciudadana. Según la encuesta Mitofsky publicada en el periódico El Universal,
el sábado 17 de junio de 2008, Peña Nieto ocupo el primer lugar entre
los gobernadores más populares, seguido de Marcelo Ebrard, Fidel
Herrero, Mario Marín, Leonel Godoy, Ulises Ruíz, Ivonne Ortega, Amalia
García, Humberto Moreira y Zeferino Torreblanca. Asimismo, en otra
encuesta publicada en el diario Reforma, también en 2008,
aplicada a los habitantes del Estado de México, el entonces mandatario
mexiquense alcanzó un nivel de aceptación de 71%, el más alto de todos
los gobernadores del país, incluso que Felipe Calderón10.
Así,
se ha ido entretejiendo un contubernio entre el poder político y los
medios de comunicación como Televisa y TV Azteca. Observándose
beneficiados dichos medios, por licitaciones comerciales en las
contiendas políticas y hasta legislativas de las elecciones federales de
2009. Al obtener más de 60% de los 80 millones de pesos que el gobierno
federal aprobó en la partida 3700 del rubro de Servicios de
Comunicación Social y Publicidad para 2009, estipulado en el Diario
Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 2008.
Más todavía,
Televisa y TV Azteca también se han asegurado de contar con su propia
fracción parlamentaria dentro de la legislatura, para garantizar sus
intereses, mediante la lista de diputados plurinominales del Partido
Verde Ecologista (PVEM). Controlando así las televisoras al menos 8
curules, ya que en estas aparecen Ninfa Salinas Sada, hija de Ricardo
Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, Lorena Corona Valdez, Rodrigo
Pérezalonso, Verónica Tomás, Miguel Orozco Gómez, Mónica García de la
Fuente y Juan Gerardo Flores Ramírez. Siendo que la mayoría de estos
personajes se encuentran vinculados a Javier Tejado Dondé, director
jurídico de Televisa y primer vicepresidente de la Cámara Nacional de la
Industria de Radio y Televisión (CIRT).
Lorena Corona Valdez
trabajó en el departamento de jurídico de Televisa Radio, Miguel Orozco
Gómez ha sido director jurídico de la CIRT y es hermano del senador del
Partido Verde, Javier Orozco Gómez, mismos que ha sido un ferviente
defensor de las posiciones de Televisa. Rodrigo Pérezalonso González,
abogado egresado del ITAM, ha colaborado durante años con Tejado Dondé
al igual que Mariana Ivette Ezeta Salcedo, quien también ha sido
consejero de la CIRT. Mientras que por TV Azteca, además de Ninfa
Salinas Sada, se encuentra Adriana Saur Torre, conductora de proyecto
40, también propiedad de Salinas Pliego11.
A
este contubernio se le suma también una compleja maquinaria
eclesiástica, protagonizada por la Arquidiócesis de México y el gobierno
del Estado de México. Urdida mediante la historia de telenovela del
noviazgo y boda entre Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera. Calificada
entonces como “la boda del año”, basándose en un paciente plan
mediático, cuidadosamente calculado por Televisa y la cúpula del Partido
Revolucionario Institucional, el enlace jugó un papel fundamental para
el arribo de Peña Nieto a la presidencia12.
La guerra contra las drogas, en realidad contrainsurgente
Dentro
de tal escenario, en materia de derechos humanos, si bien en algunos
países de América Latina, casi habían desaparecido los horrores del
pasado, las represiones sanguinarias contra movimientos guerrilleros o
la población civil hoy en día nuevamente han hecho acto de presencia.
Pero contando con el encubrimiento de la llamada “democratización” del
continente y dentro de ésta, la guerra contra las drogas que, so
pretexto de brindar “protección” a la sociedad y los niños, ha permitido
se continúe con el uso de las Fuerzas Armadas.
De forma tal que,
la supuesta democratización y el combate a las drogas han servido solo
como una coartada más en América Latina, para que se haya podido
continuar y extender una guerra que se ha mantenido contra los sectores
de la población inconformes con el régimen. Más aun cuando el ejército
no ha dejado a tras una larga historia dictatorial y la guerra contra
las drogas le ha facilitado que pueda continuar atacando a los sectores
populares más postergados, como campesinos e indígenas. Además de
cometerse nuevos atropellos y crímenes por la policía hoy militarizada,
guardias privados y paramilitares coludidos con narcotraficantes.
Siendo
así que en México, gracias a la guerra contra las drogas, los militares
han podido continuar con actividades de contrainsurgencia emprendidas
desde los años sesenta y setenta, derivadas de la fractura que sufrió el
sistema político mexicano con una parte de la sociedad y debido a la
inflexibilidad de los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría,
que desembocaron a nivel urbano en la represión del movimiento
estudiantil de 1968 y las guerrillas en algunas regiones campesinas
principalmente en los estados sureños de Chiapas, Oaxaca y Guerrero.
De
forma que hoy, mediante la guerra contra las drogas a la policía y los
soldados les resulta más fácil detener a las personas sin una orden
judicial. De acuerdo con Lorenzo Córdova Vianello, miembro del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en 2011 señalo que la
presencia de los efectivos del Ejército y de la Marina fuera de los
cuarteles, gracias a la guerra contra el narcotráfico, pasó de ser
excepcional a cotidiana. Por lo que a partir de entonces, México ha
vivido una “situación excepcional de facto”, que se ha venido intentando
regular desde 2011, cuando la Cámara de Diputados previo modificar el
artículo 29 de la Constitución, con el propósito de regular el estado de
excepción, ante la supuesta eventualidad de que se tenga que suspender
garantías individuales13.
Subyaciendo
de fondo en todo esto, la creciente insurgencia social, pero mediante
la supuesta intensión de enfrentar al narcotráfico se han previsto
medidas dictatoriales. Resultando así que el modo de operar de las
fuerzas armadas en el país se ha salido del marco legal. Y
posteriormente ha intentado de modificar las normas, para encubrir las
faltas cometidas por el Ejército o la Marina en sus tareas de “Seguridad
Pública”. Colocando a todos los mexicanos ante una crisis del Estado
constitucional democrático de derecho14.
Hoy
manifiesto en las reformas al Código de Justicia Militar y el nuevo
Código de Procedimientos Penales, aprobadas el 21 de abril del presente
año, y que autorizan el cateo domiciliario a particulares, a oficinas de
gobierno e incluso a los recintos de la Cámara de Diputados y del
Senado. Pese a que la Constitución los define como inviolables
Más
todavía, la reforma al Código de Justicia Militar contravino las
recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes
GIEI. Después de que éste visitará el Senado para entregar su segundo
informe sobre el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa en iguala,
Guerrero. Haciendo énfasis en que los legisladores privilegiarán los
derechos de las víctimas, se avanzará en la Ley de Desaparición Forzada y
se eliminaran figuras violatorias a los derechos humanos como el
“arraigo”.
Muy por el contrario a dichas recomendaciones, el
Senado aprobó de última hora reformas a la Ley contra la Delincuencia
Organizada que mantienen la figura del “arraigo”, a la vez que “congelo”
la Ley de Desaparición Forzada, ante el veto de la Secretaría de
Gobernación y de la Procuraduría General de la República. Más aun, las
reformas hechas a la Ley Contra la Delincuencia Organizada, al Código
Penal Federal y al Código Federal de Procedimientos Penales, ha
autorizado también las “operaciones encubiertas”, mismas que contemplan
también “reglas” para la intervención de las comunicaciones privadas15.
Todo
lo cual ocurre en un contexto en el que, desde que se inicio la guerra
militarizada contra las drogas, comenzó a profundizarse el deterioro de
los derechos humanos en México. Por lo cual no es un problema creado por
el gobierno de Peña Nieto, pero aun así, durante su mandato se ha
incurrido en las mismas violaciones o más que en los sexenio pasados.
Por lo que se ha hecho más visible, según ha indicado James L.
Cavallaro, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Además
Cavallaro añade que, en enfrentamientos entre supuestos delincuentes y
efectivos de la Sedena o la Semar ha habido unos 10 o 15 muertos, lo
menos, en tanto que número más alto ha registrado 63 muertos. Y lo que
agrava tal situación es que la norma en estos hechos ha sido la
exoneración de los cuerpos armados implicados. De forma que sólo cuando
ha habido presión internacional se han realizado investigaciones más
detalladas. No obstante las cuales después de haber sido realizadas, se
ha exonerado a los militares bajo cualquier excusa16.
Conforme
a todo esto, podemos observar que los programas de asistencia
antidrogas han servido a los intereses empresariales de EU y sus aliados
en México, para ocultar sus intenciones de ejercer una guerra
permanente contra los grupos insurgentes, brindándole la oportunidad de
mantener la militarización y el constante entrenamiento policíaco. Pero
además, en las zonas donde el Estados Unidos del siglo XXI ha llevado a
cabo sus invasiones, destaca la corrupción y el enriquecimiento
subyacente.
En 2011, el informe final de la Comisión de
Contratos en Tiempo de Guerra, que trabaja con el mandato del Congreso,
estimó que entre 31 y 60 billones de dólares, del dinero del
contribuyente estadounidense se perdieron en estafas y el despilfarro.
Así lo confirma la llamada “reconstrucción” de Irak y Afganistán
emprendida por Estados Unidos, donde los dólares del contribuyente
estadounidense se gastaron en carreteras que van a ninguna parte, una
gasolinera en medio de la nada, centros de formación de docentes y otras
construcciones que nunca se terminaron.
De suerte que, se
gastaron montones de dinero que fueron a parar a las manos de
“afortunados” contratistas, plantas para desplumar pollos que jamás
faenó un solo pollo, un espléndido cuartel general de 25 millones de
dólares que nadie necesitaba ni se molestó en utilizarlo. Gracias a
decenas de millones de dólares del tesoro de Estados Unidos se
financiaron, adiestraron, armaron fuerzas y se reclutaron soldados y
policías “fantasmas” que formaron unidades enteras de fuerzas de
seguridad, mientras que los comandantes locales se forraron con salarios
que nada tenían de “espectrales”17.
Situación
ante la cual es innegable que, después del discurso creado contra los
consumidores y traficantes de drogas, así como contra los llamados
terroristas, le han permitido a grandes intereses empresariales
coludidos con el Estado norteamericano, continuar con la
contrainsurgencia, antes que dar solución a las desigualdades sociales, a
la vez que saquean a los pueblos de las naciones a las cuales dicen
representar mediante proceso democráticos.
Sentido dentro del
cual se debe entender por qué, a partir de que el gobierno de Jimmy
Carter (1976-1980) cuando declara la guerra contra las drogas, en países
como Colombia todos los gobiernos han dado prioridad a la asignación de
recursos destinados a las Fuerzas Armadas y a la Policía, pero teniendo
de fondo siempre las modificaciones jurídicas pertinentes y el respaldo
discursivo. Que le permite continuar al poder político adquirido
mediante las instituciones “democráticas”, con las campañas de
contrainsurgencia emprendidas desde las décadas del 60 al 80, al invocar
permanentemente el estado de sitio.
Espectro dentro del cual
además, es precios recordar que a lo largo de la historia, grandes
bandas de narcotraficantes se han aliado con poderosos empresarios para
luchar contra movimientos de corte nacionalista, progresista o
comunista, que han puesto en riesgo el negocio de la droga y los
privilegios del gran capital. Ejemplo de esta manera de actuar por la
Casa Blanca se da en uno de sus últimos frentes en la Guerra Fría,
Afganistán. Este país desde 1978, apoyado por la URRS, militares
comunistas dieron un golpe de Estado y suprimieron el cultivo de
amapola, base del opio. Ante esta situación, tribus de mujaidines
(fundamentalistas religiosos) afines a los Estados Unidos, se rebelaron
contra el gobierno comunista y acudieron para el financiamiento de su
guerrilla, a la venta de adormidera, opio.
Operación en
la cual la CIA les intercambia armas por droga, a los hoy vituperados
talibanes, pero que en aquel momento eran considerados por Washington
como “luchadores de la libertad”. “Luchadores” que, apoyados por la CIA
favorecieron al crecimiento de la heroína en Afganistán. Más aun, en ese
mismo país después del atentando contra las torres gemelas en 2001 y
tras lo cual es invadido por América del Norte. E impone el gobierno
encabezado por Hamid Karzai, el cultivo de opio vuelve a cobrar impulso.
Ante lo cual, distintas fuentes en 2010, señalan ha Ahmed Wali Karzai,
dentro de la nómina de la CIA y al hermano de Ahmed como el principal
traficante de opio, además de ser el líder del ejército mercenario en el
sudeste afgano18.
De
forma que la guerra contra las drogas resulta ser una mascarada y la
supuesta democracia imperante en América Latina, a quién realmente
favorece es a una clase política opulenta, que en muchos de los casos
hace ostentación de su riqueza. En medio de poblaciones empobrecidas,
humilladas y oprimidas como nunca antes19.
Pero aun peor, es probable que el proyecto contrainsurgente se asiente
cada vez más en países como Argentina y Brasil. Ante la creciente
inconformidad social, tan sólo Argentina seis de cada diez argentinos ya
considera que Mauricio Macri gobierna para los ricos.
Debido a
que, de acuerdo con la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública
(CEOP) que lidera el sociólogo Roberto Bacman. El 76 por ciento de los
argentinos consultados sostienen que desde que Macri está en la Casa
Rosada, recortaron gastos. Datos que coinciden con una baja sensible,
del 20 o 25 por ciento, en las reservas de las vacaciones de invierno,
una brutal caída en el consumo de la carne y la disminución al menos del
diez por ciento en las ventas de supermercados. De manera que, más de
las tres cuartas partes de los entrevistados, más allá de su anclaje
ideológico, reconocen que en estos últimos tiempos han tenido que
recortar sus gastos para llegar a fin de mes20.
Notas
1 Cueva Agustín (Compilador). “Ensayo sobre una polémica inconclusa. La transición a la democracia en América Latina”. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994. Pág. 14
2 Borón Atilio, “Aristóteles en Macondo: notas sobre el fetichismo democrático en América Latina”. Extracción hecha por la Revista Rebelión
del libro; Hoyos Vásquez, Guillermo (comp.) 2007 Filosofía y teorías
políticas entre la crítica y la utopía (Buenos Aires: CLACSO) pp 49-67
3 Borón Atilio, “Aristóteles en Macondo: notas sobre el fetichismo democrático en América Latina”. Extracción hecha por la Revista Rebelión del libro; Hoyos Vásquez, Guillermo (comp.) 2007 Filosofía y teorías políticas entre la crítica y la utopía (Buenos Aires: CLACSO) pp 49-67.
4Rebelión. CDAM-Che Guevara. “Ayotzinapa en la ruta de la barbarie del patrón de acumulación de capital en México”. 05-12-2014
5 Barajas Duran Rafael. “Cómo la hacen de PEMEX. La nueva guerra del petróleo”. Editorial el Chamuco, Regeneración, 2013.
6 Sotelo Valencia Adrián. “México (re)cargado. Dependencia, neoliberalismo y crisis”. Editorial, UNAM, Ítaca, 2014. Pág. 174.
7 Proceso, número 1638, 23 de marzo de 2008.
8 Ibíd.
9 Borón Atilio, “Aristóteles en Macondo: notas sobre el fetichismo democrático en América Latina”. Extracción hecha por la Revista Rebelión del libro; Hoyos Vásquez, Guillermo (comp.) 2007 Filosofía y teorías políticas entre la crítica y la utopía (Buenos Aires: CLACSO) pp 49-67.
10 Proceso, número 1662, 7 de septiembre de 2008.
11 Proceso, número 1704, 28 de junio de 2009.
12 Proceso, número 2049, 7 de febrero de 2016.
13 Proceso, número 1788, 6 de febrero de 2011.
14 Ibíd.
15 Proceso, número 2061, 1 de mayo de 2016.
16 Proceso, número 2057, 3 de abril de 2016.
17 Rebelión, “¿Qué hacer con un famoso general retirado? David Petraeus: Filtrador, portavoz, soldado, espía”. Por: Nick Turse, 14-07-2016.
18 Barajas Rafael, “Narcotráfico para inocentes. El narco en México y quien lo U.S.A”. El chamuco y los hijos del averno, 2011. Pp. 86-87
19 Ibíd. Atilio Borón.
20 Rebelión. “De los ricos, para los ricos, por los ricos”. Por: Raúl Kollmann, 14-07-2016.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario