Antonio Turrent Fernández *
La etiología de un padecimiento
humano es más difícil de esclarecer si es de naturaleza crónica
subclínica que si es aguda. El reto es aún mayor cuando están de por
medio intereses mercantiles asociados a productos de consumo. La
etiología del tabaco como causa de cáncer pulmonar es un ejemplo clásico
que tardó 40 años hasta su esclarecimiento. Ahora se sabe que ese daño
requiere largos años para su manifestación, si bien con desenlace
normalmente fatal.
Actualmente, el mundo vive la disyuntiva si producir sus alimentos
con cultivos transgénicos o con normales. Tal es el centro del debate:
¿son los cultivos transgénicos inocuos o no para la salud y la ecología?
Las semillas genéticamente modificadas, producidas y comercializadas
por un puñado de corporaciones multinacionales, ya se cultivan en 188
millones de hectáreas: 13 por ciento de la superficie total mundial de
tierras de labor. Este es un notorio éxito empresarial de un puñado de
corporaciones trasnacionales de esas semillas. Su poder e influencia ha
crecido enormemente hasta crear, según Ralph Nader, una autocracia
comercial. Por la vía de consolidación, aquella concentra cada vez más
poder. Como los hoyos negros, las grandes concentraciones de poder
atrapan a organizaciones científicas, a científicos, a instituciones
gubernamentales reguladoras, a productores agrícolas y, al menos
parcialmente, hasta los mismos tres poderes de algunas naciones. Léase
a: 1) El Mundo según Monsanto, de Marie-Monique Robin, 2008, Barcelona; y 2) Altered Genes, Twisted Truth, de Steven M. Druker, 2015, Salt Lake City, USA.
En respuesta a esta desmedida concentración de poder e influencia
sobre la fuente de alimentos de la humanidad, grupos de investigadores
de varias regiones del mundo se han organizado, como contraparte
científica independiente, para generar y divulgar conocimientos
pertinentes al cultivo y consumo de transgénicos. Entre ellas: ENSSER en
Europa occidental, UCS en Estados Unidos y UCCS en México. También hay
numerosas organizaciones a) que rastrean el avance de la autocracia
comercial de transgénicos y b) de activistas, consumidores y
productores. La contraparte pro transgénica de México incluye a Agrobio,
AC y la Alianza Protransgénicos.
En ambos campos se analiza, discute y divulga sobre los posibles
efectos de la transgenización de los cultivos alimenticios normales. Se
abordan, entre otros temas, los efectos sobre: a) la salud humana y la
de los animales domésticos, b) el medio ambiente, c) el rendimiento, d)
la resistencia a la sequía y a las temperaturas altas, e) la
coexistencia con la agro-biodiversidad, f) la uniformidad como sustituto
de la diversidad genética, que afectaría su adaptación a tensiones
ambientales y también, a la cocina pluriétnica, g) privatización de las
semillas nativas y su oligopolización. Se ha publicado nutridamente
desde ambos campos, generando un debate que ya dura 20 años, por lo
menos.
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) acaba
de publicar los resultados de su análisis del desempeño de los cultivos
transgénicos y de los productos alimenticios de ellos derivados. Es
entendible esta acción por la enorme responsabilidad que tiene ante su
país, que es el más comprometido en la producción y consumo de cultivos
transgénicos del mundo:
National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine. 2016. Genetically Engineered Crops: Experiences and Prospects. Washington, DC. The National Academies Press. DOI:10.17226/23395.
Los 19 científicos firmantes del reporte de la NAS prácticamente
exoneran a los transgénicos de todos los efectos en discusión arriba
citados. También se exonera al herbicida glifosato. Por el inobjetable
prestigio de dicha academia, parecería que este reporte pondría punto
final a la discusión sobre transgénicos. Sin embargo, uno de los grupos
independientes que rastrean a la industria de transgénicos ha dado la
alerta de que 11 de los 19 coautores tienen serios conflictos de
intereses por su relación con la industria de transgénicos:
National Academy of Sciences GMO report fatally compromised by conflicts of interest www.gmwatch.org
¿Será posible que las ondas gravitacionales del hoyo negro hubieran
atrapado también a la NAS de Estados Unidos? ¿Sería eso aceptable ante
su población y ante la comunidad científica internacional?
La búsqueda de la verdad científica no es como un juego en el que
gana quien mete más goles. Un solo experimento de rigor inobjetable y
repetido por investigadores independientes haría rodar por tierra una
falsedad, aun si ella proviniera del Olimpo mismo.
*Investigador Nacional Emérito del SNI, miembro de la UCCS, AC
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