El 8 de marzo es una gran ocasión en los movimientos feministas para
recordar cómo no buscamos que se celebre la fecha. Sin embargo, este año
quiero compartir una de las maneras en las que sí me gusta conmemorar
esta fecha.
Debo ser sincera: el ejercicio e no es placentero, es bastante doloroso y no sé si la catarsis justifica la humillación de exponerlo en público, como lo hice ya en 2014 (http://mujeresconstruyendo.com/profiles/blogs/el-machismo-inc-modo?xg_source=activity ), y cómo lo hago hoy, supongo, en esta columna.
A mis 27 años de edad, a 5 de haberme plenamente reconocido feminista, sigo fallando como simpatizante de este movimiento:
LAS ACADEMIAS
Primero, al seguir sin hacer un esfuerzo sustancial por entender todas las ramas de los feminismos académicos.
A pesar de haber crecido entre mujeres y estudiado con académicas feministas, fue la comunidad de activistas la que me hizo salir de mi burbuja ideológica y reconocerme feminista. Fue esta comunidad la que más me hizo reflexionar sobre las prácticas de interseccionalidad.
Durante mucho tiempo, esto fue mi escudo en reuniones más amplias. "No he leído a feministas porque yo aprendí entre las que hacen, no entre las que escriben". Y definitivamente sigo sin creer que los feminismos se reduzcan a ideologías por entender, o que la ruta académica sea la única para sumar a más personas al movimiento.
Sin embargo, reconozco que no se puede avanzar mucho en una sin la otra y, al mismo tiempo, no he aceptado las invitaciones a círculos de lectura o seminarios feministas. Ahora que soy estudiante de posgrado, ninguna de mis clases es sobre feminismos. Esto es algo que quiero cambiar.
LOS TEMAS
Como activista, seguir sin trabajar directamente en temas de interés para las mujeres de mi comunidad
Fue mi relación con las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) la que, una década antes de reconocerme feminista, me hizo identificar mi interés en el uso de la tecnología del cambio social. Cuando tuve el privilegio de escoger lo que quería hacer, decidí dedicarme a temas de tecnología cívica, tangencialmente trabajando con organizaciones y colectivas feministas.
En la etapa en que estoy ahora, reconozco la necesidad de trabajar TIC para el cambio, no como fuerza externa, sino desde un movimiento del cual participo permanentemente. Y el movimiento que escogí es el de los derechos de las juventudes y la niñez.
Mis esfuerzos siguen sin beneficiar directamente a las trabajadoras de mi comunidad. Mi trabajo no es para ayudar a las trabajadoras del hogar que he conocido a lo largo de mi vida, o a las mujeres que se encargan de sostener familias enteras.
LA ACCIÓN
Como joven feminista, sigo posponiendo el trabajo de conciliación entre compañeras, y entre feministas y futuras feministas.
De ninguna manera quiero decir que hay una visión feminista universal en la que todas las mujeres que participan del movimiento coexisten y colaboran con todas las demás lo hacen en infinita armonía y sororidad. Pero, como 60 por ciento hacedora, 40 por ciento pensadora, ésa sí es la visión de los feminismos que más anhelo. Crítica viva que permite acción conjunta.
Creo que mucha labor de conciliación emocional e intelectual es necesaria para lograr esa visión, pero pocas veces dedico el esfuerzo necesario a lograrlo. Por ejemplo, cuando veo pleitos entre mis compañeras, o cuando veo comentarios ingenuos de personas que también un día podrían ser feministas.
Releyendo mi texto de 2014, me doy cuenta de que ya no me refleja hoy. Espero que, en unos años, haber superado estos errores que aquí documento.
¿Cuáles son las maneras en las que sientes que has fallado como feminista?
* Mariel García Montes es comunicadora y “hippy” (“chaira”, “activistoide”) en temas de TIC para el cambio social con jóvenes y activistas. Ya no es tan joven, pero cada vez es más feminista, y quiere aprender de y con mujeres que así se identifiquen.
@faeriedevilish
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Mariel García Montes* Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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