3/10/2017

Donald Trump y sus...



René Drucker Colín
La Jornada 
El título de este artículo podría sugerir un par de palabras consideradas groserías. Sin embargo, me di a la tarea de ver cómo se definía la palabra pendejo en otros idiomas. Resulta que en inglés, francés, italiano y portugués se refiere a estúpido, y en alemán, sueco y noruego, a tonto.
En inglés, la primera definición de estúpido es alguien que no tiene sentido común, percepción de inteligencia normal, mientras tonto es alguien que tiene una conducta poco pertinente. Resulta pues que pendejo es una palabra que expresa unas características bastante bien definidas y que, en mi opinión, ilustra muy adecuadamente a ese señor que encabeza la Casa Blanca. Y cómo no, pues proponer construir un muro en la frontera no es sólo digno de refugio de un hombre con escasa visión del mundo, sino también de una persona de inmensa ignorancia.
Los muros no ayudan; dividen, generan odios, corrupciones y demás tragedias, pero además son enormemente costosos por partida doble, porque una vez construidos, al cabo de algunos pocos años será necesario derrumbarlos. Además, está claro que con muro o sin muro, la migración ilegal seguirá existiendo. Y aquí, desde luego, cabe voltear hacia adentro, pues la pregunta es: ¿por qué los mexicanos se quieren ir a Estados Unidos a cualquier costo? La respuesta es simple: en México no hay suficientes oportunidades, y sobre todo dignas. Pero esto es harina de otro costal, lo cual, sin embargo, valdría bien la pena analizar, pues seguro habría pocos mexicanos que se irían del país para residir en Estados Unidos, donde no son particularmente bien recibidos, y menos cuando las condiciones en que se encuentran no son las más afortunadas.
Ahora veamos el asunto de cabrón. Unos sinónimos de esta palabra son canalla o ruin. También señala que cabrón es una persona que, entre otras muchas cosas, molesta, causa daño o tiene mala intención.
En inglés se le equipara con un bastardo (lo cual equivale a canalla).
Pues bien, en relación con esto, uno se pregunta ¿por qué ha enfocado ese señor su agresión directo a los indocumentados que son en su mayoría
mexicanos? Pues seguramente porque en el fondo de todo esto aflora un racismo, el cual es característico de una buena parte de la población estadunidense y, sobre todo, del ala más conservadora de su sociedad, la cual Donald Trump ha incorporado a su gabinete.
Da la impresión de que él pertenece, o por lo menos comulga, con ideas cercanas a este grupo social. Es importante también señalar que es bien posible que sea, por la misma razón, ignorante de la importancia económica que generan para Estados Unidos los millones de mexicanos que allá laboran. Y es posible que su ignorancia al respecto tenga el mismo origen discriminatorio, pues cuando se piensa negativamente sobre un grupo social, no cabe la idea de que estos puedan ser útiles e importantes para el entorno local.
Afortunadamente, su intento (por lo menos verbal) de canallada parece haberse moderado. Quizás alguien en su equipo le señaló o hizo comprender que lo que pretendía era absolutamente contraproducente y, por tanto, disminuyó su tono agresivo. Dudo que en el fondo haya cambiado mucho de opinión, sólo cambió un poco su discurso.
Pero lo que sea que ocurra, de momento ha metido miedo y preocupación a cientos de miles de nuestros compatriotas, por lo que habría que tratar de infundir ánimo en ellos y apoyarlos en todo lo que se pueda. Los pendejos y cabrones, con el tiempo y al final siempre salen perdiendo.

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