Marcela Lagarde y de los Ríos, teórica feminista, ha dado luz para
explicar el mundo patriarcal, para darle nombre a todos aquellos
cautiverios de las mujeres que mantienen su opresión y a la vez, las
claves para salir de ellos. Autora del célebre libro Los cautiverios de
las mujeres, que fue su tesis doctoral, pasa también de la teoría a la
práctica, como buena marxista y se involucra en procesos legislativos
para dar leyes a favor de la vida y la libertad de las mujeres.
Su gran logro: la Ley General de Acceso para las Mujeres a una vida
libre de violencia, creada en la LIX Legislatura, con ella como
presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la LIX Legislatura de
la Cámara de Diputado.
EL FEMINISMO
Cuando se le pregunta qué es el Feminismo en su vida, responde con un
libro: “publiqué el Feminismo en mi Vida, Hitos, Claves y Topias, con
textos escritos a lo largo de 40 años de mi vida” Cronológicamente,
tiene que ver con lo que vivíamos, los movimientos feministas en los
que participé y para los cuales escribí. Siempre he escrito para el
feminismo. Para mí, el feminismo pasa primero por la experiencia
personal, que es lo rotundo en mi vida. “Soy una científica y me dedico a
la epistemología feminista dura y pura”, dice.
DE LA ENEMISTAD, A LA SORORIDAD
En el libro, explica Lagarde, hay textos que “son reacción ante
experiencias vividas y ante la República Feminista, que es el universo
donde me muevo”, por lo que consideré importante hablar sobre enemistad
entre mujeres. El capítulo se llama Enemistad y sororidad. Identifiqué
primero la enemistad y lo que me salía, por estarla viviendo, “era la
posibilidad de una solidaridad política entre mujeres, a eso le llamé
sororidad, lo busqué y lo encontré.
Descubrí 10 años después que las mujeres teníamos que pactar, porque
somos mujeres que hacemos política para cambiar el mundo y también para
preservar lo que han logrado otras y otros, que nos favorecen o nos
importan. Fue mi salvación, porque me nutrí de mí misma.
Escribí ese artículo en alguna contrariedad en el movimiento feminista,
explicando por qué la enemistad entre mujeres, cómo estamos colocadas
para enfrentarla, qué daño nos hace y cómo tendríamos que buscar en
tradiciones que nos pertenecen, otras formas, como la amistad, que es
una relación moderna de las mujeres, hay acercamiento, apoyo, pero no
ayuda por complacencia. Busqué todos esos apoyos en la historia de las
mujeres. Y me planteé algo utópico, por eso el libro se llama Hitos,
Claves y Topias, ya que lo utópico es lo que no existe, está solo en la
imaginación lo que nos permite vivir, pero lo que necesitamos vivir
cotidianamente es la topia y esa es la sororidad.
Pero no es suficiente, es necesario potenciar eso políticamente en el
universo en el que actuamos, por eso se requiere pactar, nombrar las
cosas, por eso la sororidad no es solo entre tú y yo, sino una
experiencia filosófico-política a la que podemos acceder todas. Se
vuelve un patrimonio del feminismo.
UNA LEY CON PACTOS
Recuerda Marcela Lagarde que la Ley General de Acceso de las Mujeres a
un Mundo Libre de Violencia (LGAMVLV) surgió porque Alma Vucovich, ex
diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) le pidió que
les explicara por qué los hombres matan a las mujeres en Ciudad Juárez.
Y tuvo entonces que pasar de la denuncia y asumir una posición
propositiva, investigativa, teórica y política para explicarlo. Al
principio aspiraba sólo a tipificar el feminicidio, pero el tema era
mucho más, era “construir una parte del acceso de las mujeres a la
justicia”.
Con su aprobación, lograron no solo una ley, sino también “acreditar al
feminismo”, tuvo autoridad, empoderarnos con un orgullo feminista”. Lo
logró en la Comisión que presidía, junto con 60 mujeres con las que se
hizo la investigación más importante que se ha hecho en México sobre
violencia feminicida.
Para sacar la ley “pactamos”, dice, pues “todo lo que fui elaborando lo
pude poner en práctica, la sororidad con principio político de relación
con las demás”, pese a que “me serrucharon el piso, juntaron firmas para
sacarme de la Comisión de Feminicidio, hicieron cosas terribles”.
Así fue la negociación: “hicimos el dictamen de la ley, pasó por tres
comisiones, y elaboramos los tres dictámenes. Nos quitaron de la ley el
delito de feminicidio, por técnica jurídica y penal.
Entonces dijeron “hagamos una negociación, ustedes quitan el delito de feminicidio y aprobamos la ley”.
Todo se volvió creíble, recuerda, porque fue público y dialogado, y se
votó “palabra por palabra”, pero lamenta que a 10 años de la LGAMVLV lo
que más haya pegado “como moda” sea la Alerta de Violencia de Género, y
las otras partes de esta ley integral no se vea. Critica también la
descoordinación y enredos de los sistemas que surgieron a partir de la
ley,
Sin embargo, “nos faltó la violencia política, que ahora vamos a
introducir en una reforma y ojalá se haga pronto. Tampoco incluimos la
violencia obstétrica, que se introdujo en Veracruz.
CAMINO AL FEMINISMO
Recuerda que entró al Partido Comunista, por invitación de su maestro
Andrés Medina, “después del movimiento estudiantil del 68”, en la
Escuela Nacional de Antropología e Historia; se hizo activista y llegó
por ahí al Feminismo.
Su primer acercamiento teórico al Feminismo fue con un libro de
Alejandra Kollontai, en un grupo de autoestudio en el PC, donde había
muchas mujeres con esas ideas. Era 1974 y el grupo creció. Nos
enseñaron los clásicos, Marx, Engels, Weber, luego Clara Zetkin, Rosa
Luxemburgo. “Las clásicas me convirtieron”.
Ahora, dice, en mí “el feminismo continúa como una concepción filosófico
política que se engancha muy bien con una parte de mi identidad y de mi
condición de género”. El feminismo me dio la certeza que en mi análisis
y mis sentimientos profundos tenía la razón y luego lo hice teoría, lo
que yo he visto, he vivido y luego he investigado, lo convertí en una
teoría política de la opresión de las mujeres.
LOS CAMBIOS PASAN POR EL ESTADO
La Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, donde la nombraron
presidenta de la Comisión Carta de Derechos fue su siguiente paso para
trabajar para que los derechos de las mujeres estén garantizados.
“Para mí, dice, los cambios pasan por el Estado, para que haya derechos
humanos tiene que haber Estado, si no hay Estado que garantice no hay
derechos. Soy una crítica del Estado contemporáneo, como todas las
feministas de todos los tiempos, pero al mismo tiempo pues ser una
teórica del Estado feminista”.
CIMACFoto: Gema Villela Valenzuela
Por: Lucía Lagunes Huerta Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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