(apro).- Las mujeres mexicanas enfrentan una doble paradoja
social: la responsabilidad exclusiva de las tareas domésticas y el
cuidado de los hijos, junto con un ambiente de discriminación,
desigualdad y segregación en el trabajo.
Así lo aseguró la Red de
Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y
Todos (Red TDT), y destacó que las conmemoraciones por el Día
Internacional de la Mujer cobran mayor relevancia este año por el
llamado al Paro Internacional de Mujeres “para enfrentar la ola
misógina, discriminatoria, xenófoba y racista que existe a nivel
internacional”.
En un comunicado, la Red TDT –que agrupa a 80
organizaciones civiles en 21 estados de la República– recordó que en
México “las mujeres enfrentan cotidianamente problemáticas como el
hostigamiento y el abuso sexual en el empleo, los despidos por embarazo,
la segregación y la violencia laboral”.
Advirtió que en la
actualidad hay casi 20 millones de mujeres que trabajan y un número
considerable de ellas no reciben remuneración por su labor. Entre
profesionistas, subrayó, los hombres ganan más que las mujeres; entre
funcionarios y administradores ocurre lo mismo, y en el comercio los
varones se benefician de ingresos bastante superiores a los percibidos
por las mujeres.
Precisó que mientras 78 de cada cien hombres
trabajan, 43 de cada cien mujeres participan activamente en la economía
nacional. Y resaltó que el incremento de la actividad laboral femenina
“sigue estando muy por debajo debido a muchos factores como la
discriminación en las prácticas de contratación, remuneración, movilidad
y ascenso; las condiciones de trabajo inflexibles; la insuficiencias de
servicios tales como guardería, así como la distribución inadecuada de
las tareas del hogar, entre otros”.
De acuerdo con la Red TDT, las
condiciones humillantes de la clase trabajadora en México son más
lacerantes para las mujeres, quienes además enfrentan la responsabilidad
de la maternidad, educación, salud y alimentación de los hijos e hijas,
la administración de la economía familiar y la responsabilidad de
erguirse como pilar de la familia.
“Las mujeres mexicanas
enfrentan una doble paradoja social: la responsabilidad exclusiva de las
tareas domésticas y el cuidado de los hijos; junto con un ambiente de
discriminación, desigualdad y segregación en el trabajo”.
Apuntó
que en el plano laboral, pese a la existencia de convenios
internacionales y legislación nacional que “garantizan la igualdad entre
los sexos, en la práctica estas reglamentaciones son letra muerta”,
pues se mantienen las condiciones “para preservar la división sexual del
trabajo”, lo que dificulta a las mujeres “fortalecer su preparación y
su liderazgo” y acceder a “posiciones de poder”, y las coloca en una
posición en la que se les “considera como objetos de los que pueden
disponer en razón de su sexo”.
En México, agregó, las mujeres
siguen “siendo víctimas de diversos tipos de violencia”, además de que
se invisibiliza y coarta el completo acceso y pleno ejercicio de sus
derechos, mientras que la información oficial sobre la situación actual
de las mujeres respecto de la violencia sigue siendo incompleta, y los
procesos nulos o erróneos para disminuir la brecha de la desigualdad.
Tras
reclamar para las mujeres el respeto del Estado al derecho “a la libre
decisión” sobre sus cuerpos, la Red TDT consideró urgente “el
establecimiento de instancias especializadas en la atención a la mujer
trabajadora en todo el país y la generación de política públicas de
equidad en el ámbito laboral, a fin de dar su justo valor a la
contribución de las mujeres en términos económicos, culturales y
políticos”.
De igual manera, demandó la profundización e
incorporación de la problemática de género en la Ley Federal del Trabajo
para atender el hostigamiento sexual y despido por embarazo; la
difusión de campañas de sensibilización y educación sobre la
problemática humana y laboral de las mujeres trabajadoras, y la creación
de las condiciones sociales y laborales para una más equitativa
distribución de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos e hijas.
De
tomarse en cuenta lo anterior “se podrá construir un país más
democrático y justo, ya que ninguna política de combate a la pobreza o
de desarrollo social será viable si persiste la discriminación y
segregación contra el trabajo de la mujer”, concluyó.
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