Por: Teresa Mollá Castells*
Estoy
harta de escuchar si fulanito o menganita tienen o no tienen estudios
superiores o si plagiaron o no sus trabajos de final de máster o sus
tesis doctorales.
Comienzo este curso con la tristeza de ver cómo Albert Rivera y su
cohorte de ciudadanos, se empeñan en llevar la política a un lodazal en
el que mezclar temas con el único objetivo de seguir apareciendo a
cualquier precio en los medios y, posiblemente, arañar unos pocos votos.
Con todo este lío que ha montado este hombre y sus secuaces con los
malditos titulitos y demás, se ha usurpado a la ciudadanía conocer el
alcance que tiene la convalidación por unanimidad de todos los partidos
del Congreso del Real
Decreto-Ley 9/2018, de 3 de agosto, de medidas urgentes para el
desarrollo del Pacto de Estado contra la violencia de género.
Su objetivo es poner en marcha tres medidas del Pacto que requieren
modificaciones legislativas: devolver las competencias a los
ayuntamientos en materia de violencia machista, permitir que los menores
de edad puedan recibir asistencia psicológica con el permiso de un
único progenitor, y agilizar la acreditación de las víctimas sin
necesidad de sentencia judicial para que éstas reciban ayudas.
Estas tres medidas son fundamentales para agilizar las ayudas de todo
tipo que deben recibir las mujeres víctimas y sus hijas e hijos. Con
intervenciones rápidas por parte de las administraciones competentes, el
sufrimiento de esas mujeres, no desaparece, pero la sensación de
desamparo se puede mitigar bastante.
Si a estas medidas le sumamos la urgente necesidad de formación a
todos los agentes jurídicos y sociales que están implicados en este tema
y al conjunto de la ciudadanía en general, podremos comenzar a hablar
de la importancia que tiene para los gobiernos la erradicación de estos
asesinatos machistas.
Pero como hemos visto esta semana, para algunos dirigentes políticos
era mucho más importante saber si Pedro Sánchez había plagiado o no su
tesis doctoral que la vida de muchas mujeres que están sufriendo cada
día este tipo de terrorismo cotidiano.
Para Rivera, la vida y seguridad de las mujeres no está en su agenda
política y ese desprecio por estos temas, junto con su discurso
neoliberal respecto a los vientres de alquiler es posible que se le
vuelva en contra. Gente como él o como Toni Cantó que en su momento
cuestionó la veracidad de las denuncias por violencia machista, son
quienes de forma estructural siguen ejerciendo violencia sexista desde
la política. Y lo hacen al no dar importancia a la seguridad y la vida
de las mujeres. Lo hacen al cuestionar nuestras voces. Lo hacen al
considerarnos carentes de derechos en lo que a nuestra maternidad (o no)
se refiere. Lo hacen al considerarnos meras vasijas gestantes de niñas y
niños que serán entregadas a otras familias y a las cuales despojarán
de su derecho a estar con su familia biológica.
Todo eso y alguna cosa más también es violencia machista porque en el
fondo siguen reivindicando que sus deseos sean considerados derechos,
olvidándose de los Derechos Humanos de la mitad de la población que
somos las mujeres.
Seguramente para ellos y para la gente del PP carecerá de
importancia donde se ubiquen orgánicamente los temas que nos afectan a
las mujeres y a todo lo referente a la igualdad entre mujeres y hombres.
Ni quien ocupe esa responsabilidad. Pero estamos comprobando como
cuando es una mujer feminista y comprometida quien se encarga de estos
temas y que, además, ha formado un buen equipo, el impulso para
erradicar las violencias machistas es inmediato. Y lo es porque sabe y
conoce la importancia que estos temas tienen para el desarrollo de los
Derechos Humanos de todas las personas. Porque no podemos olvidar que
los temas relacionados con la igualdad son temas que nos atañen a todas
las personas y no sólo a las mujeres.
Porque cada vez que una mujer o una niña es asesinada, toda la
sociedad fracasa al no haber sabido protegerla y cuidarla como persona.
Afortunadamente hemos avanzado bastante en este tema y cada día hay
menos tolerancia a los asesinatos machistas. Pero seguimos siendo
tolerantes ante el desprecio a la vida de las mujeres y a su dignidad.
Insisto en la necesidad de formación a todos los niveles sociales.
Desde la comunidad educativa, en el sistema sanitario público, en la
judicatura, en la fiscalía, en las patronales, en los sindicatos, en los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en todas las
administraciones. Es absolutamente necesaria esa formación en la
prevención de las violencias machistas para desmontar los mitos que
siguen encubriéndola de forma directa o indirecta.
Y como no, para desnaturalizar aquellas situaciones en las que los
indicios de cualquier tipo advierten que puede haberse iniciado el ciclo
de la violencia que puede acabar con la vida de alguna mujer.
Desde hace unos años se viene invirtiendo mucho tiempo y dinero en
formación para la prevención de los accidentes laborales. Y aunque
desgraciadamente no han desaparecido, sí han disminuido
considerablemente. Es momento de actuar de la misma manera con la
prevención de las violencias machistas. Porque no debemos ser asesinadas
por ser mujeres. Y porque nuestra vida ha de tener el mismo valor que
la de los hombres.
Por eso el señor Rivera ha usurpado a la ciudadanía el derecho a
conocer estas medidas porque, a pesar de haberlas votado a favor, no se
las cree. Pero tampoco las puede votar en contra. Y para desviar la
atención sacó a colación algo tan irrelevante para los Derechos Humanos
de toda la ciudadanía, como la tesis del señor Sánchez, ocultando
aquello que le es incómodo: los temas relacionados con la igualdad entre
hombres y mujeres. Y por supuesto todo lo relacionado con la protección
y la seguridad en las vidas de las mujeres.
Vuelvo de vacaciones muy enfadada porque en política no todo vale y
este hombre con sus nuevas formas de hacer política está encarnando todo
aquello contra lo que iba a luchar. Y no, para nada está regenerando la
vida política. Muy al contrario la está enfangando mucho más.
Las mujeres comprometidas con los Derechos Humanos y con el feminismo
lo sabemos muy bien. Y no, no le votaremos, pero sí denunciaremos su
rancio discurso y su falta de respeto hacia nuestras vidas y nuestros
cuerpos.
* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ontinyent, Esp.-
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