Ultramoderado frente al
poder de facto, AMLO es al mismo tiempo decisionista y verticalista
frente a su partido y a sus electores a quienes impone lo que cree son
meras maniobras políticas desprejuiciadas. Por ejemplo, la vergonzosa
compra de tres diputados verdes para tener mayoría absoluta perpetúa los
métodos corruptos del priísmo. En cuanto a esa mayoría absoluta, no
sólo carece de ideas y proyectos sino que también sirvió para imponer en
Chiapas un gobernador-corcho, coleto y reaccionario.
Al mismo
tiempo AMLO desempolva el Plan Puebla- Panamá que Estados Unidos impuso a
Fox, que busca “correr” la frontera Norte hasta el Istmo transformando a
México en policía de fronteras de Trump. La vía libre a la gran minería
trasnacional, la amnistía que AMLO ofrece (sin consultar sobre su
extensión a los familiares de las víctimas de la delincuencia o del
Estado que reclaman justicia y ni siquiera al Poder Judicial), la oferta
de continuar las políticas de Peña Nieto y la decisión de construir el
Tren Maya sin consultar a los pobladores de la zona, la incorporación a
MORENA de gente como René Bejarano (el los bolsos llenos de dinero) y
otros aún peores, son otras tantas pruebas de continuidad.
Ahora
bien, quienes votaron MORENA lo hicieron para no seguir perdiendo
calidad de vida, para imponer un cambio social indoloro y pacífico por
vía electoral, no para perpetuar al PRIAN con otro nombre. Quienes
votaron por AMLO son conservadores, no anticapitalistas, pero entre
ellos hay cientos de miles de personas serias, combativas, honestas que,
además, están dispuestas a movilizarse pues saben por experiencia cuál
es el papel del Estado mexicano.
AMLO y el núcleo duro de su
entorno expresan la continuidad pactada entre el gran capital, las
fuerzas armadas y el político advenedizo soportado para que frene a sus
partidarios. Pero unos cuantos millones entre los 30 que lo votaron
quieren un cambio y no van a esperar mucho antes de exigirlo.
Si
AMLO queda sometido a la sola presión del capital, los mexicanos estarán
aún peor que en el pasado pues Slim declara ya tranquilamente que 75
años es una edad justa para jubilarse (habría que preguntarle su opinión
a un albañil en el andamio o a un minero). El único límite a la
explotación capitalista es la capacidad de resistencia obrera y
popular). Para compensar y vencer la presión del gran capital, es
necesario contraponerle la presión de grandes movilizaciones, ya, en lo
inmediato, sin esperar hasta diciembre e imponer que la bancada
parlamentaria de MORENA, que tiene mayoría absoluta, discuta y proponga
leyes positivas o derogatorias.
Las Juntas de defensa de 23
municipios de Morelos deben extenderse y generalizarse en todos los
Estados y hay que seguir el ejemplo de la alianza entre los damnificados
por el terremoto en la ciudad de México, los superexplotados jornaleros
de San Quintín, los obreros mineros y quienes en salvaguardia del
territorio y del agua se oponen a la gran minería y los profesores y
estudiantes universitarios que en la UNAM, la UAM, el Poli, la UPN hacen
enormes manifestaciones, asambleas, huelgas y se dan una estructura
federativa nacional.
Las luchas unen a quienes mayoritariamente
esperan que AMLO modifique sus posiciones con los que, en cambio, no
votaron por MORENA y también unen a los anticapitalistas con quienes
esperan cambiar al capitalismo mediante reformas radicales. Un refrán
español dice “A Dios rogando y con el mazo dando”. Quien quiera orar,
que lo haga, pero lo más productivo es trabajar para obtener lo que uno
quiere.
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