Este es un artículo de opinión de Juan Pablo
Segura, cofundador de Babyscripts, la principal plataforma de atención
virtual para la gestión de la obstetricia en Estados Unidos.
Pocas o ninguna de esas muertes maternas obedecen a una mala gestión
médica. En el centro de las elevadas tasas de mortalidad materna están
los problemas de acceso y coordinación de la atención de salud, así como
las desigualdades en los recursos para esa atención y en los servicios
sociales de este país norteamericano.
Las mujeres pertenecientes a las minorías, particularmente aquellas
que enfrentan desafíos socioeconómicos, son las principales víctimas
detrás de estas estadísticas: a nivel nacional, las mujeres
afroamericanas tienen tres o cuatro veces más probabilidades de morir a
causa del parto que las mujeres blancas no hispanas.
Medios de comunicación con gran peso como The New York Times, USA
Today, NPR y otros han resaltado el problema de la mortalidad materna y
han llamado a la acción mientras que ciudades como Washington DC han
respondido al llamado implementando grupos de trabajo sobre mortalidad
materna.
Estos grupos de trabajo han llegado a la misma conclusión: las causas
que afectan a las muertes relacionadas con el embarazo no son hilos
separados, sino una red. Poe ello, estos factores sociales, económicos,
de comportamiento y genéticos que se superponen no pueden ser abordados
por compartimentos separados, para hacerlo de manera adecuada.
Hay muchos que han reconocido este problema desde hace tiempo, y
algunos que han estado comprometiendo activamente recursos para crear
soluciones. Han puesto la energía, el tiempo y el capital en la línea
para interrumpir el estatus quo, abordando los problemas para lograr
mejores resultados en la gestación, el parto y el postparto.
La organización Cradle Cincinnati es ejemplar en este proceso. Han
formado una coalición que conecta a todas las partes interesadas
importantes en el ámbito del embarazo para combatir las altas tasas de
mortalidad infantil en el condado (municipio) de Hamilton Country, en el
estado de Ohio, aglutinando a las familias de la comunidad con los
entes pagadores y los sistemas de salud (incluidos los competidores
tradicionales).
El modelo estratégico de Cradle ha dado pasos significativos en la
mejora de los resultados: durante cinco años seguidos, el número de
muertes infantiles vinculadas al sueño en el condado de Hamilton fue
inferior a su promedio histórico, disminuyendo de 16 a 12 por año.
Pero 12 muertes anuales están todavía por encima del promedio
nacional de nueve, y el promedio nacional también es demasiado alto.
Mientras que una sola vida está en juego, debemos estar dando saltos, no
pasos, para obtener mejores resultados.
Si bien son efectivos, modelos como Cradle y otros similares (cuidado
prenatal grupal, por ejemplo) comparten una dependencia de la
interacción humana, y este requisito físico es una gran limitación para
escalar dichos programas.
Sin escalabilidad, los resultados continuarán mejorando al ritmo del
caracol y eventualmente se estabilizarán. Se necesita poder escalar
estas mejores prácticas en cada comunidad, ahora y no en el futuro.
Aquí es donde entra la tecnología. La tecnología puede cerrar la
brecha creada por las limitaciones humanas de estos modelos e integrar
flujos de trabajo y protocolos de atención probados en experiencias
tecnológicas que permiten más intervenciones, como el monitoreo remoto
de pacientes (RPM) a través de Internet de las cosas (IoT).
En este punto los dispositivos pueden ser la clave para escalar estos modelos de cuidado alternativos y más efectivos.
Las herramientas digitales proporcionan la conectividad que los
modelos como Cradle brindan en el entorno físico, al tiempo que
resuelven los problemas de costo, ineficiencias y escalabilidad que han
frenado el progreso en el pasado.
Hace más de cuatro años, la Universidad George Washington y las
Facultades Médicas Asociadas (GW-MFA) anticiparon esta visión. Fueron
uno de los primeros proveedores en Estados Unidos en reconocer el poder
de la tecnología para superar los obsoletos e insuficientes estándares
de atención en el ámbito del embarazo, que han fracasado
estrepitosamente en su objetivo.
GW-MFA adoptó por primera vez un modelo novedoso que aborda
directamente tres realidades problemáticas en el actual estatus quo:
ausencia de educación, falta de acceso a la atención necesaria y falta
de estratificación del riesgo.
Ese nuevo modelo se basó en una asociación para crear y desplegar una
solución a las necesidades del embarazo basada en tecnología para
impactar directamente el proceso de gestación y el parto.
Con esa base, se apoya a los pacientes y proveedores con un mayor
número de puntos de contacto digitales, materiales educativos e
intervenciones a través del monitoreo remoto y la participación digital.
Ahora, comenzando por la industria de la salud, se está incorporando
la visión de conectar a todas las partes interesadas en el ámbito del
embarazo, a través de una nueva asociación con AmeriHealth Caritas DC,
una organización de atención administrada.
Esa organización se ha unido a GW-MFA para implementar una mejor y
más amplia atención prenatal y posparto habilitada por la tecnología en
la población que atiende el Medicaid, una población a menudo ignorada
por la comunidad tecnológica.
Asociaciones como esta comienzan a resolver algunas de las
dificultades estructurales en la coordinación de la atención entre las
compañías de seguros y los médicos para los pacientes de Medicaid, el
programa de cobertura médica del gobierno federal de Estados Unidos,
administrado por cada estado y que respalda a la población con recursos
limitados.
Se centrará en aumentar el acceso a la atención del embarazo
habilitada por la tecnología que permite a todos los pacientes,
independientemente de su estado socioeconómico, recibir los beneficios
del control remoto y la atención virtual con la misma privacidad y
seguridad que una interacción física en el consultorio del médico.
No hay excusa ni razón para las estadísticas actuales de muerte materna.
La industria de la salud ha tenido la tecnología para impactar
positivamente en la atención a las mujeres gestantes, pero lo que ha
faltado es la visión combinada para hacer que estas herramientas sean
poderosos agentes de cambio.
Las madres y los bebés en nuestras comunidades tienen derecho a una
vida segura y saludable, y las asociaciones como esta tienen el poder de
hacer la diferencia.
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