Antonio Gershenson
La Jornada
La generación de energía
eléctrica por medios nucleares hasta el momento, es en la Central
Nuclear Laguna Verde (CNLV), Veracruz, sí es la única y es de uranio
enriquecido como lo son las bombas atómicas, pero menos potente.
La primera unidad se inició en 1976 y se terminó en 1990, 14 años
después. Poco más de dos sexenios. La segunda y última unidad empezó en
1977 y empezó a funcionar en 1995, 18 años después de su inicio,
equivalentes a tres sexenios.
Un ejemplo. En marzo de este año se realizó el transporte de
combustible nuclear nuevo para la recarga número 16 de la unidad 2 de la
CNLV, se transportaron 148 ensambles del tipo GE-14. La recarga, unas
semanas después, el 22 de abril, tuvo una duración de 35 días, tiempo en
que se sustituyó un cuarto de núcleo de la unidad 2.
Ya hemos hablado sobre energía nuclear en India, que utilizó desde su inicio el uranio natural en sus 17 plantas eléctricas.
Actualmente, sus plantas de uranio natural representan 15 por ciento
de la generación nacional de energía y ya hay otras siete de ese tipo en
construcción.
Hay que recordar que hace años, en México, al iniciar su gestión los
gobiernos más reaccionarios, despidieron a miles de trabajadores de las
instalaciones nucleares. Y ahora se viene el tiempo para recuperar parte
de lo perdido de nuestra industria nuclear. Evidentemente, sin esperar
dos o tres sexenios por cada una de las plantas con las que contamos ni
con la dependencia hacia Estados Unidos.
Antes de que se destruyera todo el trabajo en curso con relación al
uranio mexicano, se estaban desarrollando estudios y obras en diversas
regiones.
Permítanme transcribir una parte de mi libro México: Sindicalismo y Poder, la experiencia nuclear,
cuyos acontecimientos allí narrados sucedieron durante la 52
Legislatura del Congreso de la Unión, en la cual fui diputado por el
Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
“… el 8 de noviembre de 1984, se iba a expresar la situación del
conflicto en la comparecencia de Francisco Labastida Ochoa, titular de
la Semip, ante la Cámara de Diputados, para ampliar su informe de
labores y responder preguntas de los diputados sobre el tema.
“... Por el PRI, Dulce María Sauri recordó el exhorto en San Lázaro
del 28 de diciembre de 1983 y preguntó al respecto. Cabe mencionar aquí
que el grupo obrero del PRI no tuvo un participante directo en esta
comparecencia, pero sí en la del secretario del Trabajo y Previsión
Social, Arsenio Farell, y, significativamente por conducto del diputado
Víctor Manuel Carreto, del Suterm, y que además había abandonado a la
Tendencia Democrática de ese sindicato en el momento más crítico;
defendió a los sindicatos en lucha, citando expresamente a los
telefonistas y al Sutin, contra las agresiones de que ya hemos hablando.
“Por el PAN, el coordinador de su grupo parlamentario, Bernardo
Bátiz, hizo referencia al “Sutin que, por haber mantenido una actitud
independiente como sindicato, ha sido hostilizado y perseguido de tal
manera que se atenta en contra de un grupo que, independientemente de su
ideología, tiene derecho a mantener su independencia.
“Por la diputación del PSUM, habló Raúl Rea. Dado que prácticamente
toda su intervención trató del tema, volveré sobre ella un poco más
adelante.
“Por el Partido Socialista de los Trabajadores habló el coordinador
de su diputación, Ricardo Govela, quien además de expresar preocupación
por el problema de Uramex, demandó respeto a los derechos de sus
trabajadores.
“Por el Partido Popular Socialista el diputado Alfredo Reyes
Contreras puso de manifiesto el problema que se generaba en cuanto a la
accesibilidad de personal calificado para la industria del uranio.
“En respuesta al planteamiento de la diputada Sauri, Labastida
reconoció que se necesitaba producir uranio para no tener que
importarlo, pero expresó que la forma se vería
en un proyecto de ley que será remitido a ustedes en el curso de la semana próxima. Dijo que en él estarían “las formas específicas de organización que guardaría ‘el organismo’ que tendrá la facultad y la responsabilidad de explotar y producir uranio sólo en el país, y sólo por el Estado, para atender nuestra demanda nacional.
“Vemos aquí que se hizo pública en la comparecencia una iniciativa
que todavía no estaba completa, porque el propio titular del ramo
hablaba de ‘un’ organismo cuando que el proyecto dispersaba las
funciones uraníferas, no sólo en los ya mencionados un día antes por
Escofet –cuya posición prevaleció sobre la expresada por su superior–
sino que la iniciativa entregaría funciones en materia de uranio a la
propia Semip, a la Comisión Federal de Electricidad e incluso hablo de
la posibilidad de participación para la empresa privada.” Hasta aquí la
transcripción del libro.
El trabajo debe reconstruirse. También es necesario rehabilitar las leyes actuales.
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