Napoleón Gómez Urrutia
Es difícil imaginar las
condiciones y naturaleza de la primera huelga registrada en la historia
de las relaciones de la producción no sólo de México, sino de América
Latina. Ocurrió el 15 de agosto de 1766 en la época de la dictadura y la
opresión colonial. Un valiente grupo de trabajadores mineros tomaron la
decisión de suspender labores y protestar contra la injusticia en el
actual estado de Hidalgo en las minas de Real del Monte, propiedad de
Pedro Romero de Terreros, el primer conde de Regla.
Las pésimas condiciones de trabajo que prevalecían, la inseguridad,
la insalubridad y la falta de higiene, así como los bajos salarios y las
interminables jornadas de trabajo (en algunos casos de 18 horas al
día), más el rechazo al reclutamiento o leva forzosa para integrar o
reponer a los miembros caídos de las fuerzas militares y represoras del
colonialismo español, determinaron el levantamiento de los mineros de
esa población.
Los trabajadores fueron fuertemente reprimidos por el entonces
alcalde mayor de Pachuca Ramón de la Coca, quien se puso del lado de
Romero de Terreros, y al poco tiempo de esa equivocada y parcial
decisión fue asesinado.
Este movimiento de huelga, apoyado en demandas de lo que hoy
denominamos justicia, democracia y bienestar económico, es el primer
antecedente de un conflicto de lucha de clases no sólo en México, sino
en toda América Latina. Incluso fue la primera vez que se demandaron la
jornada laboral de ocho horas, la prohibición del trabajo infantil y la
no discriminación en el pago y la calidad del empleo. Fueron los mineros
los primeros que se enfrentaron al sistema discriminatorio de castas,
vigente en la Nueva España desde la conquista de los pueblos
mesoamericanos.
Ayer como hoy, el lema fue
a trabajo igual, salario igual. Los valientes mineros del Real fueron con su lucha los precursores de la famosa huelga de Cananea del primero de junio de 1906, exactamente 140 años después, en las postrimerías del gobierno de Porfirio Díaz y casi al inicio de la Revolución Mexicana, considerada la primera del siglo XX en el mundo.
Por eso, el 15 de agosto pasado acudimos al monumento levantado a
este hecho histórico en Real del Monte, donde después se realizó una
marcha por el pueblo y el homenaje a mi padre Don Napoleón Gómez Sada,
que también tiene un pedestal y busto en el centro de esa histórica y
heroica población.
Al día siguiente de esta celebración, el viernes 16 de agosto, se
organizó un convivio en la famosa hacienda de Xala, construida en el
siglo XVI, ubicada en el municipio de Otumba, estado de México, lugar
que es patrimonio del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros,
Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana para
beneficio de sus miembros, sus familias y los visitantes que quieran
disfrutar de las instalaciones de este centro social.
Esta reunión se celebra cada año por acuerdo de la Convención
Nacional, que es el órgano máximo de gobierno de esta fuerte y orgullosa
organización obrera, la cual me honro en presidir.
Se reunieron más de dos mil compañeros trabajadores del país,
senadores de la República y diputados federales, funcionarios de
gobiernos estatales y federal, así como directivos y gerentes de muchas
empresas de este importante sector de la actividad industrial nacional.
Este acto de celebración fue organizado por los trabajadores que integran el sistema minero nacional.
Esta tradición permite convivir en este magnífico escenario con
alimentos preparados allí mismo con la colaboración y esfuerzo de todos
los dirigentes locales y generales que apoyaron en todo momento el
esfuerzo para asegurar que todos los asistentes lo disfrutaran
enormemente.
Estos eventos permiten la convivencia de los trabajadores en un
ambiente privado para relajarse, al menos un día, de lo difícil y
complicada que es la actividad minera, una de las de más alto riesgo en
el mundo. Pues no es lo mismo laborar en la superficie de la tierra que
en las minas a más de 800 o mil metros de profundidad, o al lado de los
hornos metalúrgicos y siderúrgicos con temperaturas que alcanzan más de
mil 400 grados centígrados. También estas reuniones son para refrendar
la unidad, la lealtad y solidaridad laboral en esta industria.
Hoy, la clase trabajadora y México en su conjunto, enfrentan grandes
retos, entre los que se encuentran obtener mejorías reales de los
salarios, las pensiones y jubilaciones con dignidad, conservar las
fuentes de trabajo y los empleos, acabar con la desigualdad, la
represión, la corrupción y la impunidad. Los cambios nacionales
permitirán avanzar en la dirección correcta hacia un mundo de mayor
democracia, justicia, respeto y dignidad. Hay que dejar atrás los
comentarios mezquinos de ignorantes y de otros que actúan de mala fe
para desprestigiar la lucha democrática sindical por la justicia y la
libertad laboral.
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