Orlando Delgado Selley
En la más reciente reunión
de la junta de gobierno del Banco de México se decidió reducir 25
puntos base la tasa de interés de referencia, dejándola en 8 por ciento.
Días antes de tomar esta decisión el mandato actual del banco central
fue cuestionado claramente. Este mandato, otorgado por el Congreso
mexicano en 1993, estableció que el BdeM debiera
procurar, sobre cualquier otra finalidad, la estabilidad de precios. Es un mandato que el gobernador del Banco de México formula señalando que se trata de su
objetivo prioritario, lo que incluso aparece como titular en su página electrónica.
El gobernador del BdeM al formularlo de esta manera responde al
planteo de AMLO, que propone que el mandato legal se amplíe,
incorporando el estímulo al crecimiento económico. Díaz de León,
gobernador del banco central, argumenta que se mantendrá el mandato
prioritario de alcanzar una inflación baja y estable, porque
son las principales condiciones propicias para que los agentes económicos realicen sus planes de inversión y con ello dinamizar el crecimiento. Es cierto que una inflación baja y estable es condición necesaria para que las decisiones de inversión se concreten: pero no es suficiente. Se requiere cuidar que los instrumentos que se usan para mantener controlada la inflación no afecten precisamente las decisiones de inversión.
Considerando justamente esta indispensable combinación de prioridades
es que otros bancos centrales tienen un mandato dual. Destaca, por
supuesto, el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, que está
obligado a procurar el menor nivel de inflación compatible con la menor
tasa de desempleo. Por ello, al decidir el uso de los diferentes
instrumentos monetarios a su alcance para actuar sobre el nivel de
precios tiene que cuidar que no afecten la creación de empleo, revisando
el impacto sobre la tasa de desempleo. Este mandato dual ha servido
para mantener controlada la inflación, al tiempo que ha estimulado la
creación de empleo.
Díaz de León argumenta que la mayoría de los bancos centrales tienen
el mandato prioritario de mantener bajo control la inflación. Esta
priorización del propósito antinflacionario para los bancos centrales ha
sido parte fundamental de las reformas de mercado promovidas por
organismos financieros internacionales y por gobiernos de países
desarrollados y que se fueron aplicando desde 1989. Se trató de un
movimiento en el que se concedió legalmente autonomía a los bancos
centrales para que pudieran concentrarse en el control de la inflación.
El asunto, en consecuencia, procede de la visión que entiende que la
estabilidad de precios tiene que ser el centro de la política monetaria.
Se trata de lo que se conoce como el
nuevo consenso monetario.
La autonomía del Banco de México y el establecimiento de su objetivo
prioritario son, lo hemos señalado en repetidas ocasiones, parte de las
reformas neoliberales de los años 90. No son decisiones indiscutibles.
Por el contrario, forman parte de una manera de concebir el
funcionamiento económico y, en particular, el papel del gobierno en la
conducción económica de un país. Corresponden a un modelo económico que
fracasó a escala global y estrepitosamente en nuestra economía. Sostener
sus políticas fundamentales es inconsistente con el propósito de abrir
los cauces para que las fuerzas productivas mexicanas puedan expandirse.
No corresponde a los funcionarios del banco central descartar la
ampliación del mandato de esa institución. Es facultad de los poderes
electos modificar, si lo consideran necesario, el mandato del banco
central y también la pertinencia de su condición de autonomía. El
Congreso de la Unión puede, y debe, discutir si conviene a la nación
mantener la decisión de que el objetivo prioritario del Banco de México
sea la estabilidad de precios. Esta discusión debe involucrar a los
agentes económicos, pero también debe considerar lo sucedido desde que
el BdeM tiene ese mandato prioritario. El examen de esta experiencia
tiene que incorporar la evolución de la inflación, junto con otras
variables macroeconómicas de interés nacional: empleo y crecimiento.
La discusión pudiera llegar a una conclusión: conviene mantener la
autonomía del banco central. Junto con esta primera conclusión el
Congreso podría, en el marco de sus atribuciones legales y en el del
examen de lo que conviene a la nación, decidir ampliar el mandato actual
del banco central, incorporando estimular el crecimiento de la
economía.
Para que vayamos aprendiendo cada uno de los temas que nos gustan por ejemplo el de esta noticia hay que ir buscando e investigando mucho más.
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