Ofrecerán su trabajo en bazar en línea
Ofelia
López Cruz hasta hace tres años se dedicaba a cosechar en los
cafetales, a las labores de la casa y cuidar de sus hijos en el ejido
Puebla municipio de Chenalhó, en Chiapas, pero el 26 de mayo del 2016
tuvo que salir con lo que traía puesto de su casa porque la amenaza de
que el grupo paramilitar que opera en la zona pudiera asesinarlos era
inminente.
Al primer lugar que llegó a refugiarse junto con unas 250 familias
más fue la propia cabecera municipal de Chenalhó. Mientras estuvo en la
cabecera municipal aprendió a bordar. Ofelia, como las otras mujeres del
ejido Puebla, antes solo hacía su ropa tradicional que es diferente a
la que realizan para vender.
“Dice que le enseñó a bordar una señora de Chenalhó, que les dijo que
tenían que hacer algo para ganar dinero y poder mantener a sus hijos”,
me explica Araceli Cruz López, una de las pocas mujeres desplazadas que
habla español y que realiza la labor de interprete y representante del
grupo de personas desplazadas.
La ropa tradicional de las mujeres tsotsiles de Chenalhó tiene un
costo entre los mil 200 y 2 mil 600 pesos de acuerdo al bordado y la
calidad de los hilos por lo que es difícil su comercialización, así que
las artesanas tienen que hacer blusas de manta con un trabajo manual más
sencillo. Este tipo de prendas son las que aprendieron hacer cuando
salieron de su comunidad de origen, para la mayoría de ellas fue fácil
porque ya traían la experiencia de trabajar su propia vestimenta de
manera más elaborada.
El realizar una blusa de estas les lleva entre tres y cuatro días, en
cambio, las tradicionales que usan requiere un trabajo de varios meses.
Pero, comercializar estas nuevas blusas tampoco es fácil. Debido a la
condición en que se encuentran no pueden salir a venderlas, así que
tienen que aceptar los precios que les ofrecen los revendedores.
Terminan ganando entre 20 y 30 pesos por prenda porque la mayor parte de
la ganancia se la llevan los llamados “coyotes”.
A las mujeres artesanas les cuesta salir del campamento en el que se
encuentran refugiadas en San Cristóbal de las Casas porque la mayoría no
habla español, además, de que temen ser agredidas por los paramilitares
que las han amenazado. Cuando salen lo hacen en grupo y es para
manifestarse y exigirle al gobierno condiciones para su retorno.
Para las mujeres la situación de desplazamiento ha sido más difícil,
muchas se han quedado solas con sus hijos porque los hombres cuando
vieron que la situación empeoraba decidieron irse, las abandonaron. En
algunos casos no solo se tienen que hacer cargo de sus hijos, sino
también de sus padres o hasta de sus suegros.
La experiencia que tienen para sostenerse en la ciudad sirve poco
para lograr un ingreso económico por eso es que se apuraron a aprender a
hacer prendas para vender.
Con la intención de que ellas mismas pudieran ofrecer sus productos,
el pasado sábado 17 de agosto se realizó un bazar en el Museo de la
Ciudad de Tuxtla, pero el resultado no fue el esperado. La lluvia jugó
en contra del evento.
Pero, las desplazadas junto al colectivo “Las hechiceras” decidieron
empezar a comercializar los productos de manera permanente en la tienda
del Museo de la Ciudad de Tuxtla, además, de hacer un catálogo en línea
para que las personas de otros estados de la República también puedan
adquirir las prendas.
Nidia Chávez, integrante del colectivo “Las hechiceras” comentó que
de manera íntegra el recurso se irá a las artesanas ya sea que lo
compren en la tienda del Museo o en línea.
Para las mujeres artesanas el hacer estas blusas no sólo es una forma
de adquirir recursos económicos, es también, su manera de resistir, de
distraerse en estos momentos difíciles, llenar de colores su vida aun
estando en las condiciones más adversas. Es sostenerse con dignidad.
Cortesía de Sandra de los Santos
Por: Sandra de los Santos, corresponsal
Cimacnoticias | Tuxtla Gutiérrez, Chis..
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