Jorge Santibáñez *
La Jornada
¿Hasta cuándo durará
la omisión del gobierno mexicano frente a su comunidad en Estados
Unidos? Quizá porque con este gobierno esperábamos algo muy diferente,
la decepción ha sido mayúscula. AMLO tenía todo para contar con una
posición cercana a la comunidad. Todos los componentes estaban ahí,
sobre la mesa, para tener una buena relación con los millones de
mexicanos que viven en Estados Unidos.
AMLO llegó sin cola que le pisen, sin historias de corrupción, de
manera demo-crática. Todavía el expresidente Salinas sin venir al caso,
porque sus atribuciones nada tenían que ver-, se hizo acompañar por Luis
Donaldo Colosio en una gira a Estados Unidos antes de que se
convirtiera en candidato presidencial. De contraparte, está Trump,
explícitamente antimexicano, como ningún otro, lo cual en principio
debería facilitar una posición digna y de defensa de los mexicanos.
Nada de eso pasó. El discurso combativo de campaña, se convirtió en
miedo, en declaraciones tibias, pusilánimes, tardías, escondidas en
débiles argumentos como eso de la no intervención.
Pero el colmo es lo que pasó con el ataque de El Paso, Texas y las
redadas en las que fueron detenidos más de 100 mexicanos, que hicieron
evidente lo lejano que está este gobierno de su comunidad en Estados
Unidos.
En el primer caso, se cometieron varios errores. Primero se lamentó
la muerte de 6 mexicanos, que finalmente se convirtieron en 8, y el
gobierno mexicano tardó varios días en expresar que el ataque había sido
motivado por un discurso de odio, encabezado por el presidente Trump.
Después de que prácticamente todo el mundo había lamentado ese hecho.
Dos días después del atentado, el presidente dijo que el canciller
Marcelo Ebrard sería el encargado de manifestar la posición mexicana
con mucho cuidado porque en Estados Unidos había un proceso electoral en curso. ¿Cómo?
Para empezar, se muestra muy poca sensibilidad al decir que fueron 8
las víctimas mexicanas. Bastaba revisar la lista, preguntar un poco
acerca de la región Ciudad Juárez-El Paso, platicar con los familiares.
La mayoría de las 22 víctimas son mexicanos o hijos de mexicanos. No
lamentar esos fallecimientos como nuestros hace muy flaco favor a la
comunidad. Lo menos que esperábamos era una defensa feroz de esos
mexicanos y que se generen mecanismos conjuntos para abordar ese tema.
En fin, se pudo hacer tanto.
El segundo suceso fue la detención de más de 100 mexicanos en una
procesadora de alimentos de Misisipi. La reacción mexicana fue la de
asesorarlos y acompañar a aquellos que fueran devueltos a México,
dándoles la bienvenida. El tema es mucho más grave, es una tragedia.
Muchos de esos mexicanos viven en familias con hijos o esposa nacidos en
Estados Unidos y la deportación representa la separación familiar. No
se debe aceptar ni permitir.
Qué bueno que se les asesora y atiende, que se les da la bienvenida,
pero el tema da para elevarlo al más alto nivel y no tratarlo como si
fueran damnificados de un fenómeno natural. En virtud de la enorme
colaboración que se tiene con el gobierno de Donald Trump, lo menos que
se puede esperar es que se pida que suspenda las redadas.
No entiendo el miedo de AMLO a Trump. De hecho, mostrarle miedo es la
peor estrategia, porque eso no lo detendrá, sino todo lo contrario.
Menos entiendo que no nos pongamos, ante situaciones tan obvias, tan
graves, del lado de los 37 millones de mexicanos que viven en Estados
Unidos, 11 millones de ellos nacidos en México.
Los principios deberían bastar para ello, pero si eso no alcanza
entonces revisemos los 33 mil millones de dólares anuales que esos
mexicanos mandan a México para sostener 1.6 millones de hogares. Quieren
mucho a México, no abusemos de ese cariño.
* Presidente de Mexa Institute
Twitter: @mexainstitute
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