No temo a las amenazas, dice el rector
UNAM responderá ante las agresiones, advierte Graue
Insta a la comunidad a erradicar la violencia
▲ El rector de la UNAM, Enrique Graue, después de rendir protesta para otro periodo al frente de esa casa de estudios.
Con la promesa de que la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) actuará en respuesta a las agresiones, un llamado a
rechazar todo tipo de violencia y el compromiso de trabajar por
erradicar es flagelo contra las universitarias, Enrique Graue Wiechers
inició ayer su segundo y último periodo de cuatro años como rector de la
máxima casa de estudios.
Luego de rendir protesta como rector, Graue dirigió un mensaje a la
comunidad universitaria. Aseguró que no tiene miedo a las amenazas y
sostuvo que la rectoría será prudente y sensata,
pero no es ni será conformista o indiferente. Se actuará en consecuencia de los ultrajes sufridos.
En una ceremonia celebrada en la Antigua Escuela de Medicina, en el
Centro Histórico, Graue, de 68 años de edad, recibió la investidura como
rector para el cuatrienio 2019-2023 del presidente en turno de la Junta
de Gobierno, Xavier Soberón.
El rector habló del reciente ataque perpetrado por jóvenes embozados
contra la Torre de Rectoría, de la violencia de género, la inseguridad y
la participación de los universitarios en la solución de los desafíos
de la institución, así como de la necesidad de tener un presupuesto
suficiente para el financiamiento de la educación pública.
Ante los integrantes del Consejo Universitario (en el cual están
representados alumnos, profesores, investigadores, técnicos, académicos y
trabajadores, así como todos los directores de escuelas, facultades e
institutos), de la Junta de Gobierno y del Patronato Universitario, ex
rectores de la UNAM e invitados especiales, como la secretaria de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el rector Enrique Graue llamó a los
universitarios a que
por encima de nuestra pluralidad y diversidad, rechacemos enérgicamente la violencia, la sinrazón de las ominosas agresiones que hemos sufrido.
Sostuvo que el pueblo de México, el Estado mexicano y los universitarios de la nación están del lado de la UNAM y
desean que los atropellos vandálicos y delincuenciales no queden impunes.
Aseveró que si hay algún tipo de violencia que la UNAM no puede
aceptar es el que las universitarias sean acosadas o violentadas en su
integridad. Aseguró que la igualdad de género debe ser una política
transversal en la institución y la Universidad debe ser ejemplo para
toda la sociedad en esta materia.
Sostuvo que la indignación que muchas universitarias han manifestado
por la violencia machista en semanas y meses recientes es producto de
la vejación histórica de la que han sido víctimas y que ya no están dispuestas a tolerar.
La Universidad necesita
personal cada vez con más experiencia para atender estos casos; un mayor número de unidades de denuncia y atención especializada; modificar las acciones que sean necesarias en el protocolo de atención; actuar conforme a nuestra legislación y contratos colectivos, y acelerar tiempos de protección y respuesta.
Adelantó que propondrá la creación de un órgano independiente de la
administración central que fortalezca el respeto a la diversidad,
promueva mayor seguridad para las universitarias y genere políticas de
equidad de género en toda la Universidad.
Planteó que contribuir con claridad al incremento de la cobertura
universitaria del país, es una vocación de las instituciones de
educación superior para la que se requiere de mayor presupuesto. La
UNAM, aseguró, insistirá en un incremento presupuestal para la educación
y en que haya suficientes recursos para todas las instituciones de
educación superior públicas.
Insistió en que la educación, la investigación y la difusión de la
cultura requieren financiamiento suficiente, creciente y sostenido.
Un país con una pobre educación tendrá un pobre futuro. Una nación con insuficientes recursos para la investigación e innovación tendrá un desarrollo incierto y una soberanía amenazada. Y un México que no cultive la cultura será un México intolerante, aislado del mundo y tendrá una identidad perdida.
Foto José Antonio López
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
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