Una vez más los mexicanos
reciben información sobre lo bien que, oficialmente, marcha el registro
de la inversión extrajera directa que llega al país, aunque en los
hechos se trate de datos maquillados que esconden un balance no tan
atractivo (o lo que es igual, el ejercicio de la misma práctica contable
de sexenios anteriores).
La Secretaría de Economía informó ayer que
de enero a septiembre de 2019 México recibió 26 mil 55.6 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), alza de 7.8 por ciento si se compara con la cifra preliminar reportada para el mismo periodo de 2018. Un titipuchal de dinero que viene de afuera.
Si se toma como base el informe de la Secretaría de Economía,
rápidamente se concluye que la captación de inversión foránea no solo ha
sido exitosa y cuantiosa, sino reporta un buen incremento respecto de
los montos registrados en periodos similares de gobiernos anteriores, o
si prefiere una lectura política,
el capital foráneo confía más en el gobierno actual que en los anteriores.
Sin embargo, a la hora de las sumas y restas la belleza presumida no
es tal, porque el grueso de los dineros que el gobierno registra como
inversión extranjera directa en realidad es producto de las utilidades
generadas por las empresas foráneas aquí, internamente, en la economía
mexicana, es decir, dineros que no vienen de afuera ni son
muestra de la confianza en las autoridades.
El propio desglose de la Secretaría de Economía da cuenta de ello:
“Las cifras disponibles a la fecha indican que de enero a septiembre de
2019 se captaron 26 mil 55.6 millones de dólares, resultado neto por
empresa o fideicomiso, de la diferencia de 33 mil 358.1 millones
registrados como flujos de entrada y 7 mil 302.5 millones en flujos de
salida.
Si se compara el total de IED captada en los primeros nueve meses del año con las cifras preliminares reportadas para el mismo periodo de 2018 (24 mil 174.3 millones de dólares), se observa un incremento de 7.8 por ciento. El aumento se concentró en los rubros de reinversiones y nuevas inversiones, aunque el ajuste posterior de las cifras podría modificar este resultado. Por tipo de inversión (origen del financiamiento): a través de reinversión de utilidades, 55.2 por ciento; por nuevas inversiones, 36.1, y por cuentas entre compañías, 8.7.
Hasta ahí, música en los oídos gubernamentales, pero… se trata, en el
mejor de los casos, de dólares de 36 centavos, porque los 64 restantes
se traducen en utilidades obtenidas en la economía mexicana y
movimientos entre subsidiarias y matrices que ni lejanamente pueden
considerarse IED, por mucho que defiendan la tesis de que las sumas
se basan en estándares internacionales.
En los hechos, de los 26 mil y pico de millones de dólares que la
Secretaría de Economía reporta como IED, sólo 9 mil 406 millones pueden
calificarse de inversión extranjera directa, es decir, como dinero
contante y sonante que ingresó al país en el periodo de referencia.En
cambio, la reinversión de utilidades alcanzó 14 mil 383 millones y las
cuentas entre compañías 2 mil 267 millones.
Las rebanadas del pastel
Más lenta que una tortuga en tierra, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hizo pública su
enérgica condena al uso excesivo de la fuerza por operaciones combinadas de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para reprimir recientes manifestaciones en Bolivia. (Por ello) urge al Estado a tomar las medidas necesarias para evitar la impunidad y a garantizar el derecho a la reunión pacífica y a adoptar medidas urgentes para preservar la vida e integridad de sus habitantes, así como para garantizar el trabajo de los periodistas y de los organismos autónomos de protección y defensa de los derechos humanos. Y lo dice 10 días después del golpe de Estado, el asesinato de alrededor de 30 personas, tras decenas de heridos y detenidos y luego de que muchos periodistas fueron agredidos y expulsados. Así, la CIDH contribuye a que los golpistas masacren al pueblo boliviano.
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