lavoz.com.ar
Virginia Digón Lunes
Adriana
Guzmán Arroyo, miembro de la comunidad aymará y del Feminismo
Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, afirma que el golpe cívico
militar y policial en su país no sólo es contra el Estado, sino contra
las organizaciones sociales, y cuenta en primera persona el
amedrentamiento que están sufriendo movimientos campesinos y feministas.
“Estamos amenazados. Identifican a las personas, circulan listas con nombres. Son ataques racistas. Por ejemplo, de 50 personas, identifican a la que podría ser emblemática: una mujer originaria, de pollera, o un hombre indígena y si es del Movimiento al Socialismo (partido al que pertenece Evo Morales), mucho mejor. Son ataques pensados, programados, no son ataques de todos contra todos. Son selectivos”, indicó en diálogo con La Voz este lunes por la tarde.
“Además, no solamente es violencia, sino humillación: los hacen arrodillar y pedir perdón. El alcalde de Warnes, Mario Cronenbold, anoche fue obligado a renunciar y a pedir perdón al país por haberse sumado al MAS. Este lunes por la mañana, estuvieron en la casa de dirigentes campesinos, presionándolos y destrozando y quemando sus casas, exigiendo que se arrodillen, que dejen la bandera, que pidan perdón”, agregó.
Para la referente feminista e indígena de ese país, el golpe es “fascista, racista y religioso” y –dice– desde ese lugar han convencido a otras personas para apoyarlo. “En las calles se escucha ‘estos indios de mierda por fin se van a ir’. Todo tiene una lógica colonial”, aseguró.
“Esta mañana entraron a la casa del Evo en Cochabamba, la destrozaron. Días antes, cometieron vejaciones contra la alcaldesa de Vinto, Patricia Arce, a quien orinaron, pintaron y cortaron el pelo porque ella había dicho que los fascistas no iban a pasar”, explicó Guzmán Arroyo quien pidió preservar su imagen por seguridad.
BOLIVIA. Las calles tomadas por manifestantes que se muestran cada vez más violentos (AP/Archivo). Luego,
se refirió a la situación actual del hermano de Arturo Borda,
presidente de la Cámara de Diputados, a quien tomaron de rehén "hasta
que Evo Morales renunciara". “Aún sigue de rehén, hasta que se consuma
la renuncia. Como no hay presidente provisorio que acepte la renuncia de
Evo, aún no se ha terminado de formalizar. Lo mismo pasó con hijas y
esposas de otros dirigentes del MAS”, explicó.
Además, la referente aseguró que las radios comunitarias fueron intervenidas y destrozadas. “Los cívicos (organización que representa a terratenientes y empresarios) las han tomado, al igual que señales de TVcomunitarias, amenazaron de muerte a los periodistas. También tomaron la sede de la Confederación Campesina”, contó.
El desencadenante del golpe
Guzmán Arroyo narró la sucesión de hechos que fueron generando movilizaciones de gente que luego se volvieron violentas y se convirtieron en un golpe de Estado organizado. En este sentido, reconoció que fue un error de Evo Morales el desconocer el resultado del referéndum de 2016 que le negó la posibilidad de presentarse a un cuarto mandato.
“Evidentemente, la Constitucion (de 2009) decía que el Evo no podía postularse a otras elecciones. Sin embargo, hacen una interpretación de la carta de los derechos humanos y, a partir de eso, se habilita su participación. En autocritica, y como organizaciones, creemos que fue un error esta repostulación pero también entendemos que fue una decisión en medio de un contexto político donde hay una democracia que permite que los genocidas sean candidatos políticos”, indicó Guzmán Arroyo.
Con ello se refería a Carlos Mesa (presidente entre 2003 y 2005), a quien Guzmán Arroyo identificó como coautor de la “masacre del gas”, en la cual hubo 63 trabajadores muertos. Mesa en ese entonces era vicepresidente de Gonzáloz Sánchez Lozada, a quien se juzgó en Estados Unidos por su responsabilidad en la conocida “guerra del gas”.
“Una vez que se realizan las elecciones, el 20 de octubre, comienzan las sospechas de fraude. En un principio se hacen movilizaciones que luego empiezan a tornarse violentas y a ser lideradas por grupos armados, organizados y financiados. Tienen escudos de metal, gases, armamento y cascos”, explicó Guzmán Arroyo.
BOLIVIA. Las calles tomadas por manifestantes que se muestran cada vez más violentos (AP/Archivo) Y
agregó: “Con el terror generado en las calles, aparece el tercer
personaje, Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de Santa
Cruz, que es la representación del sindicato oligarca de los
terratenientes y empresarios del país. Tiene el poder económico. Además,
es un ferviente religioso que ha sabido manipular a la población con
esta idea de traer la biblia al palacio y de ‘poner al país en manos de
Dios’. Así ha convocado a otra gente que posiblemente no le interesaba
discutir ni el fraude ni la democracia pero ha sido convencida desde su
fundamentalismo”.
Con respecto al rol de la Policía, al ser consultada sobre el acuartelamiento y el pedido de renuncia a Evo, Guzmán Arroyo no dudó: “La Policía es cómplice de este golpe. Ahora no tienen presidente ni tampoco comandante, porque ha renunciado el jefe máximo de la policía, pero responden a Camacho”.
Para Guzmán Arroyo, Camacho ha llamado a conformar a una Junta Militar como sucesión, mientras que Carlos Mesa pretendía una sucesión constitucional. “Mesa ya no tiene discusión en este asunto, todo ha quedado en manos de Camacho”, indicó.
Quema de Whipalas
En las redes sociales circularon numerosos videos donde se ve la quema de Whipalas (bandera que representa a los pueblos originarios) e incluso a policías que se las quitaron de sus uniformes. Para Guzmán Arroyo es una evidencia del “racismo” del golpe y de que es un símbolo del desconocimiento del Estado plurinacional.
Guzmán Arroyo dijo que entre las organizaciones se mantienen comunicadas y llaman a “que el miedo no los paralice”.
Cómo sigue
La realidad en Bolivia cambia hora a hora. Por el momento, quien debería asumir el mando (dada la renuncia de las máximas autoridades) es la vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez Chavez, quien pertenece a la oposición. En una conferencia de prensa dijo que primero debía asumir la presidencia del Senado para luego aceptar la renuncia de Morales.
“Estamos amenazados. Identifican a las personas, circulan listas con nombres. Son ataques racistas. Por ejemplo, de 50 personas, identifican a la que podría ser emblemática: una mujer originaria, de pollera, o un hombre indígena y si es del Movimiento al Socialismo (partido al que pertenece Evo Morales), mucho mejor. Son ataques pensados, programados, no son ataques de todos contra todos. Son selectivos”, indicó en diálogo con La Voz este lunes por la tarde.
“Además, no solamente es violencia, sino humillación: los hacen arrodillar y pedir perdón. El alcalde de Warnes, Mario Cronenbold, anoche fue obligado a renunciar y a pedir perdón al país por haberse sumado al MAS. Este lunes por la mañana, estuvieron en la casa de dirigentes campesinos, presionándolos y destrozando y quemando sus casas, exigiendo que se arrodillen, que dejen la bandera, que pidan perdón”, agregó.
Para la referente feminista e indígena de ese país, el golpe es “fascista, racista y religioso” y –dice– desde ese lugar han convencido a otras personas para apoyarlo. “En las calles se escucha ‘estos indios de mierda por fin se van a ir’. Todo tiene una lógica colonial”, aseguró.
“Esta mañana entraron a la casa del Evo en Cochabamba, la destrozaron. Días antes, cometieron vejaciones contra la alcaldesa de Vinto, Patricia Arce, a quien orinaron, pintaron y cortaron el pelo porque ella había dicho que los fascistas no iban a pasar”, explicó Guzmán Arroyo quien pidió preservar su imagen por seguridad.
Además, la referente aseguró que las radios comunitarias fueron intervenidas y destrozadas. “Los cívicos (organización que representa a terratenientes y empresarios) las han tomado, al igual que señales de TVcomunitarias, amenazaron de muerte a los periodistas. También tomaron la sede de la Confederación Campesina”, contó.
El desencadenante del golpe
Guzmán Arroyo narró la sucesión de hechos que fueron generando movilizaciones de gente que luego se volvieron violentas y se convirtieron en un golpe de Estado organizado. En este sentido, reconoció que fue un error de Evo Morales el desconocer el resultado del referéndum de 2016 que le negó la posibilidad de presentarse a un cuarto mandato.
“Evidentemente, la Constitucion (de 2009) decía que el Evo no podía postularse a otras elecciones. Sin embargo, hacen una interpretación de la carta de los derechos humanos y, a partir de eso, se habilita su participación. En autocritica, y como organizaciones, creemos que fue un error esta repostulación pero también entendemos que fue una decisión en medio de un contexto político donde hay una democracia que permite que los genocidas sean candidatos políticos”, indicó Guzmán Arroyo.
Con ello se refería a Carlos Mesa (presidente entre 2003 y 2005), a quien Guzmán Arroyo identificó como coautor de la “masacre del gas”, en la cual hubo 63 trabajadores muertos. Mesa en ese entonces era vicepresidente de Gonzáloz Sánchez Lozada, a quien se juzgó en Estados Unidos por su responsabilidad en la conocida “guerra del gas”.
“Una vez que se realizan las elecciones, el 20 de octubre, comienzan las sospechas de fraude. En un principio se hacen movilizaciones que luego empiezan a tornarse violentas y a ser lideradas por grupos armados, organizados y financiados. Tienen escudos de metal, gases, armamento y cascos”, explicó Guzmán Arroyo.
Con respecto al rol de la Policía, al ser consultada sobre el acuartelamiento y el pedido de renuncia a Evo, Guzmán Arroyo no dudó: “La Policía es cómplice de este golpe. Ahora no tienen presidente ni tampoco comandante, porque ha renunciado el jefe máximo de la policía, pero responden a Camacho”.
Para Guzmán Arroyo, Camacho ha llamado a conformar a una Junta Militar como sucesión, mientras que Carlos Mesa pretendía una sucesión constitucional. “Mesa ya no tiene discusión en este asunto, todo ha quedado en manos de Camacho”, indicó.
Quema de Whipalas
En las redes sociales circularon numerosos videos donde se ve la quema de Whipalas (bandera que representa a los pueblos originarios) e incluso a policías que se las quitaron de sus uniformes. Para Guzmán Arroyo es una evidencia del “racismo” del golpe y de que es un símbolo del desconocimiento del Estado plurinacional.
Guzmán Arroyo dijo que entre las organizaciones se mantienen comunicadas y llaman a “que el miedo no los paralice”.
Cómo sigue
La realidad en Bolivia cambia hora a hora. Por el momento, quien debería asumir el mando (dada la renuncia de las máximas autoridades) es la vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez Chavez, quien pertenece a la oposición. En una conferencia de prensa dijo que primero debía asumir la presidencia del Senado para luego aceptar la renuncia de Morales.
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