Ana María Aragonés
La humanidad se está
enfrentando a una pandemia que está afectando a prácticamente todos los
países del mundo, con enormes cantidades de infectados y, lo peor, de
decesos. La ciencia no ha alcanzado hasta ahora ningún medicamento o
vacuna para enfrentarlo más o menos exitosamente y se sigue cuestionando
si realmente las personas inmunes son tales y ya no pueden infectar. De
ahí que la estrategia propuesta por los expertos haya sido el
aislamiento para tratar de detener el contagio y, sobre todo, evitar la
saturación de los hospitales para dar la atención debida a los enfermos.
A partir de los acuerdos decretados por el Consejo de Emergencia
Sanitaria, se suspendieron actividades no esenciales en el sector
público, privado y social, lo que no todos han acatado, hasta la
evaluación en mayo 17, aunque la fecha de terminación sería el 30 de
mayo. Es decir que a lo sanitario se suma prácticamente
el parónde la economía, de enormes efectos negativos, para empresas, sectores, especialmente para los trabajadores que enfrentarán desempleo, restricciones, pobreza y pobreza extrema, además de una grave caída de 6 por ciento del PIB.
Si bien todos los trabajadores son afectados por la situación
descrita, hay un grupo que enfrenta una condición muy lamentable, y son
los migrantes. En Estados Unidos, Donald Trump los utiliza como bandera
electoral y torciendo la realidad señala que
impone una pausa migratoria para ayudar a los trabajadores estadunidenses y evitar que los extranjeros tomen sus empleos, lo cual es falso, pues los migrantes no compiten en el mercado laboral con los nativos, al contrario, gracias a los migrantes mexicanos se supera la escasez. Queda claro por qué provocó la ira de un enorme grupo de empresarios que dependen de los migrantes, sobre todo aquellos que responden a las visas temporales para la agricultura y para oficios tales como H2A y H2B. Éstas se van a mantener y gracias a ellos los vecinos del norte podrán tener comida en sus hogares. Pero el costo para los migrantes puede ser altísimo en la medida en que Estados Unidos es el epicentro de la pandemia, los empleados agrícolas no tendrán ningún equipo de protección y estarán expuestos al contagio. Además, estos programas de trabajadores agrícolas son temporales y por ello resultan lesivos porque, como me señalaron estos jornaleros en Carolina del Norte, llevan mucho tiempo acudiendo año con año a los campos del vecino país, y
no tenemos nada, ni antigüedad, ni jubilación, nada, pero tenemos que seguir así porque en México estamos peor. Es una asignatura pendiente a la que debe buscarse solución para evitar que siga la migración forzada, es necesario tomarlos en cuenta como parte de la población económicamente activa y generar los cambios para su absorción.
El mundo, y por supuesto México, enfrenta gravísimos problemas
económicos, pero remontar los problemas manteniendo las políticas y
estrategias anteriores es un error. Si bien, como señalan algunos
autores, la globalización no se revertirá, éste es el momento en el que
México tendría que repensar su papel tan dependiente de Estados Unidos,
cuya consecuencia ha sido mantenerlo como maquilador y comprador de
innovaciones y no como generador de tales y, al mismo tiempo, promotor
del desarrollo.
La Cepal señala que habrá una economía mundial centrada en tres
regiones: Europa, América del norte y Asia oriental. Sin embargo, yo
plantearía que Latinoamérica podría ser el cuarto polo de atracción, la
cuarta región, y México debería empujar hacia su consolidación,
fortaleciendo las capacidades no sólo productivas y comerciales, sino
sobre todo educativas, de investigación, ciencia y tecnología de la
región. Avanzar hacia una mayor integración regional que permita un
nuevo estilo de desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental. Las
capacidades existen, hay que ponerlas al servicio del desarrollo y
bienestar de las poblaciones.
Ante el reto mayúsculo al que nos obligan tan severas circunstancias y
ante la oportunidad de transformar al país, ¿ayuda en algo la grilla
política? Correos con discursos golpeadores, afirmando sin rubor lo que
son fake news, y como única propuesta de solución, que se vaya
el Presidente, que renuncien aquellos secretarios de Estado que no
responden a sus intereses. No hay búsqueda de soluciones que tengan en
cuenta no sólo la grave crisis sanitaria, económica y social, sino
fundamentalmente en la búsqueda de recuperar los valores como la
solidaridad, la participación y la cooperación. Se trata de proclamas no
sólo ruines, sino para colmo ineficientes, que sólo beneficiarán a los
de siempre, para lo cual utilizan el miedo y el desconcierto. Quieren
recuperar a la mala lo que perdieron en las urnas.
La oposición está perdiendo la oportunidad de ser copartícipe, junto
con el gobierno, para hacer de los valores y la cooperación una
propuesta política que sustente los sistemas nacionales del bienestar
que México requiere.
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