La soberanía nacional en el Bicentenario de la Independencia
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México, DF. 14 sep. 10 (CIMAC).- A 100 años de la Revolución Mexicana y a dos siglos del Bicentenario de la Independencia, el país ha reducido su soberanía económica y alimentaria, en beneficio de la iniciativa privada y en perjuicio de su ciudadanía, coincidieron expertos durante el simposium “La soberanía nacional en el Bicentenario de la Independencia”.
En el foro, realizado en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Carlos Fazio, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuestionó al auditorio: “¿Qué vamos a festejar en un país con 51 millones de personas en pobreza y 19 millones en pobreza alimentaria?”
Y añadió: “En un país donde cada uno de los 18 magistrados de la Suprema Corte y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación gana en promedio 410 mil pesos mensuales ¿Qué idea de justicia social tienen ellos?”
La comparación anterior ejemplifica la desigualdad en la que subsiste la mayoría de la población en el país, misma que en opinión del especialista, está vinculada a la pérdida de la soberanía del país a manos, casi siempre, extranjeras.
En este sentido, la extinción de Luz y Fuerza del Centro, con la que el gobierno federal “desapareció de un plumazo” el empleo de 4 mil mujeres y 40 mil hombres electricistas, tiene que ver con la explotación de la energía eléctrica por parte de intereses privados, mencionó.
Al respecto, Pedro Miguel, articulista del periódico La Jornada, indicó que el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, llegan en medio de un retroceso económico y laboral en el país, que afecta sobre todo a las y los trabajadores, como es el caso del gremio electricista.
Otra de las poblaciones afectadas son las y los habitantes de comunidades pobres e indígenas, principales afectados por el “retroceso dramático de la soberanía alimentaria”, señaló el articulista del diario nacional.
SIN SOBERANÍA ALIMENTARIA
Durante el simposium, Víctor Suárez Carrera, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), señaló que actualmente hay 30 millones de personas en el país que viven en las zonas rurales, de ellas, 5 millones son campesinas.
De acuerdo con el especialista, las y los campesinos están condenados a la desigualdad y a la migración.
En los últimos 30 años, México perdió de forma paulatina la suficiencia alimentaria. Actualmente, nos venden maíz, arroz, algodón, pollo, carne, los cuales eran producidos por el país e incluso exportados. De 1997 a 2007, los gobiernos mexicanos gastaron en la importación de estos productos, 12 mil 800 millones de dólares.
Durante la administración de Acción Nacional, tan sólo en la adquisición de granos y oleaginosas, se han gastado 33 mil 800 millones de dólares, en promedio 3 mil 400 millones de dólares cada año, en productos que pudieron ser sembrados por las y los campesinos del país.
Sin embargo, lejos de que eso ocurra, en México “importamos alimentos y exportamos mano de obra campesina”, lamentó Víctor Suárez.
Y comparó, “en 1991, el 20 por ciento de las y los campesinos tenía acceso a un crédito para trabajar el campo, ahora sólo 4 por ciento obtiene este recurso para sembrar”.
Este hecho, ha derivado en que una de cada cinco personas en México padezca desnutrición, la cual afecta sobre todo a la infancia de las zonas rurales del país, concluyó.
NADA QUE CELEBRAR
Gilberto López y Rivas, político y antropólogo mexicano, señaló que frente a este panorama, el país no tiene nada que festejar, pues a la pérdida de soberanía alimentaria y económica, se añade el clima de violencia, que en los últimos cuatro años arrojó un saldo de 28 mil asesinatos.
Sin embargo, señaló, esta guerra no comenzó en este sexenio, ya que el Ejército, ha intervenido en conflictos sociales y en masacres, como la estudiantil de 1968.
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