9/16/2010

Un gran set televisivo



Jenaro Villamil

MÉXICO, D.F., 15 de septiembre (apro).- Un maratón televisivo que inició desde las 18:00 horas en los medios públicos --Canal 11 y Canal 22-- y en las señales metropolitanas de canal 40 y canal 4, se transformó en una sola imagen, en cadena nacional, a partir de las 22:00 horas para unificar la imagen del “desfile del Bicentenario” y de la tradicional ceremonia del Grito en el Zócalo de la Ciudad de México, convertido en un gran set televisivo, a dónde sólo fueron aceptadas 67 mil personas.

Entre los “invitados especiales” que sorprendieron con su imagen en el Canal Once, estuvo el expresidente Carlos Salinas de Gortari. El “innombrable” aprovechó la ocasión para “sumarse al llamado de unidad” del panista Felipe Calderón. Otro que asistió fue Vicente Fox, pero tuvo poca notoriedad; Luis Echeverría se excusó por razones de salud.

Durante cuatro horas continuas, los canales 40, 28, 11 y 22 transmitieron el desfile de carros alegóricos a lo largo de la avenida Paseo de la Reforma. No pocos comentaristas se quejaron por la falta de espectacularidad de las fiestas, las más caras en la historia de las celebraciones de la Independencia.

“La concentración de gente no es tanto como se esperaba”, comentó un conductor de Canal 22, mientras Alejandro Rosas, historiador invitado en Milenio TV, afirmó que se sentía “pasmado porque se trata de un desfile más”.

A falta de carnaval en la Ciudad de México, el “desfile del Bicentenario” se transformó en una larga caravana televisada, a la usanza del programa México, magia y encuentro, con escenas prehispánicas, estampas históricas de la gesta de Independencia y de la Revolución; desfiles de trajes regionales y danzas folklóricas de cada entidad, más arlequines, alebrijes, zanqueros, carros con motivos musicales del cha-cha-chá, el danzón y calacas de José Guadalupe Posadas.

Llamó la atención la ausencia de figuras y próceres de la gesta de Independencia. La producción fue pensada más como una fiesta circense que como una celebración histórica.

El folklorismo de la transmisión televisiva sustituyó a la reflexión histórica o a un mínimo balance sobre la nación que surgió hace 200 años. La belleza de algunos contingentes lució en la pantalla, pero largos silencios de comentaristas y conductores destacó ante la ausencia de un punto de vista diferente al espectáculo televisivo.

No faltó la autopromoción partidista apenas subliminal, sobre todo en el Canal Once, la nueva señal calderonista. “Qué hermoso se ve el Zócalo iluminado de azul”, afirmó una de las conductoras, poco antes de que iniciara la cadena nacional del Grito de la Independencia.

Los conciertos organizados en cuatro grandes escenarios a lo largo de la avenida Reforma le dieron un toque de reality musical a la transmisión previa a la ceremonia del Grito. Ely Guerra, Natalia Lafourcade y Lo Blondo, en la glorieta del Angel de la Independencia, con la filarmónica de Las Américas, de Alondra de la Parra; Kinki y Maldita Vecindad, entre la glorieta de Cuauhtémoc y la torre del Caballito.

A las 22: 30 horas, mientras el Zócalo se convertía en una sola imagen del desfile musical, los finalistas del reality musical de cantantes de ópera, del canal 22, le dieron el tono musical a la transmisión.

El Coloso, la desunión y el grito


A las 22:45 horas, las siete toneladas del “Coloso del Bicentenario”, de 20 metros de altura y siete toneladas de peso, comenzó a erigirse en el centro del Zócalo. “No se aprecia en esta señal oficial la magnitud de lo que está sucediendo en el Zócalo”, se quejó Joaquín López Dóriga, en canal 2.

“Lástima que no podemos usar nuestra señal porque, esto, insisto, es una cadena nacional”, reiteró el conductor de Televisa, acompañado de Adela Micha. “No entiendo la manía del close up”, afirmó López Dóriga.

“Este ‘coloso’ significa esto: 1810-1910, el pueblo en armas. El rostro del coloso es un gesto de concentración, de reflexión; simboliza estas dos fechas del aniversario”, complementó Ricardo Raphael, en la señal de canal Once.

El siguiente cuadro fue “Vuela México”, una danza de 24 bailarines como trepadores, con una coreografía señalando que “la no unificación de criterios hace que no avancen”, rezaba el script leído en las señales oficiales.

Los acróbatas formaron la palabra “México”, teniendo como trasfondo la música de Romeo y Julieta, como si viviéramos una tragedia similar a la de dos familias divididas, pero sólo unidas por el amor imposible.

El espectáculo de la danza de fuegos artificiales, en lo alto del Palacio Nacional, precedió la imagen oficial de Felipe Calderón y de su esposa Margarita Zavala recorriendo los salones del antiguo edificio del poder presidencial, antes de salir al balcón para dar el Grito.

Calderón dio tres tañidos a la campana. Lanzó los tradicionales “¡vivas!”, agregando “¡Viva el Bicentenario de la Independencia!” y “¡Viva el Centenario de la Revolución!”.

El maratón continuó con un “Zócalo Vip” transformado en set televisivo y la pantalla se inundó con los fuegos artificiales verde, blanco y rojo.

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