Sandra Chaher
(ARTEMISA)
Ana María Pizarro es médica ginecóloga, lideresa de los derechos sexuales y reproductivos y una de las feministas más reconocidas del continente. Nació en Argentina pero vive desde los ‘80 en Nicaragua, comprometida con la Revolución Sandinista. Desde el 2007 es perseguida por el gobierno de Daniel Ortega -antes líder revolucionario- por defender el derecho al aborto de las mujeres.
Y hoy cuenta las consecuencias terribles de la prohibición en el país: mujeres que se suicidan y otras que son abandonadas mientras se desangran. Debe ser uno de los recorridos más dolorosos. Irte de tu país en plena juventud perseguida por una dictadura militar, anclar en una tierra comprometida en una revolución social y, treinta años después, ser perseguida en esa nación por quienes antes fueron también caminantes de la transformación, y ya no querer volver a tu país de origen porque ahí no tenés raíces. A Ana María Pizarro le cuesta entender lo que pasa. Más bien le cuesta aceptarlo.
Huyó de Videla, eligió Nicaragua y se comprometió con la Revolución Sandinista, y hoy es perseguida por el gobierno de Daniel Ortega, antes líder del sandinismo y ahora aliado de la iglesia católica. Le pregunto si tiene ganas de volver, después de haberla escuchado desgranar los padecimientos que vive ahora –dos veces llevada a tribunales por el orteguismo en los últimos tres años, con su organización SI Mujer reducida a la mitad, y en medio de un proceso político de polarización feroz del país-. Responde con un 'no' seguro y rápido. 'La revolución ha significado muchísimo en nuestras vidas.
Yo vine por la revolución y le serví. Pero habiendo estado presa de la dictadura de Videla, no puedo entender cómo me persigue un gobierno de izquierda. Son contradicciones muy difíciles. Yo nunca tuve un cargo en el partido ni lo aspiré.
Trabajé en centros de salud, hospitales, fui médica de los más pobres del mundo, llegué a dirigir una unidad de cuidados intensivos., en mis manos se murieron centenares de mujeres por aborto durante la revolución. Yo no aprendí estas cosas en un manual de feminismo, sino en la historia cotidiana. Y luché contra todos los gobiernos de derecha que tuvo este país: Violeta Chamorro, (Enrique) Bolaños y (José Arnoldo) Alemán. Estoy haciendo ahora lo mismo que hice toda la vida, nada contradictorio. Por eso no puedo creer que esto que tenemos ahora se llame sandinismo.'
Persecución
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(ARTEMISA)
Ana María Pizarro es médica ginecóloga, lideresa de los derechos sexuales y reproductivos y una de las feministas más reconocidas del continente. Nació en Argentina pero vive desde los ‘80 en Nicaragua, comprometida con la Revolución Sandinista. Desde el 2007 es perseguida por el gobierno de Daniel Ortega -antes líder revolucionario- por defender el derecho al aborto de las mujeres.
Y hoy cuenta las consecuencias terribles de la prohibición en el país: mujeres que se suicidan y otras que son abandonadas mientras se desangran. Debe ser uno de los recorridos más dolorosos. Irte de tu país en plena juventud perseguida por una dictadura militar, anclar en una tierra comprometida en una revolución social y, treinta años después, ser perseguida en esa nación por quienes antes fueron también caminantes de la transformación, y ya no querer volver a tu país de origen porque ahí no tenés raíces. A Ana María Pizarro le cuesta entender lo que pasa. Más bien le cuesta aceptarlo.
Huyó de Videla, eligió Nicaragua y se comprometió con la Revolución Sandinista, y hoy es perseguida por el gobierno de Daniel Ortega, antes líder del sandinismo y ahora aliado de la iglesia católica. Le pregunto si tiene ganas de volver, después de haberla escuchado desgranar los padecimientos que vive ahora –dos veces llevada a tribunales por el orteguismo en los últimos tres años, con su organización SI Mujer reducida a la mitad, y en medio de un proceso político de polarización feroz del país-. Responde con un 'no' seguro y rápido. 'La revolución ha significado muchísimo en nuestras vidas.
Yo vine por la revolución y le serví. Pero habiendo estado presa de la dictadura de Videla, no puedo entender cómo me persigue un gobierno de izquierda. Son contradicciones muy difíciles. Yo nunca tuve un cargo en el partido ni lo aspiré.
Trabajé en centros de salud, hospitales, fui médica de los más pobres del mundo, llegué a dirigir una unidad de cuidados intensivos., en mis manos se murieron centenares de mujeres por aborto durante la revolución. Yo no aprendí estas cosas en un manual de feminismo, sino en la historia cotidiana. Y luché contra todos los gobiernos de derecha que tuvo este país: Violeta Chamorro, (Enrique) Bolaños y (José Arnoldo) Alemán. Estoy haciendo ahora lo mismo que hice toda la vida, nada contradictorio. Por eso no puedo creer que esto que tenemos ahora se llame sandinismo.'
Persecución
Ana María Pizarro es médica ginecóloga, sandinista, batalladora por el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos y de la legalización del aborto y una de las lideresas del feminismo latinoamericano.
El compromiso con estas causas es motivo de que hoy sea perseguida en Nicaragua. En el 2007, la Fiscalía le inició la primera causa, junto a otras nueve feministas, por apología del aborto, asociación ilícita para delinquir, y obstrucción de administración de justicia. Se les reclamaba haber colaborado en que una nena nicaragüense –conocida internacionalmente como Rosa- accediera a un aborto terapéutico (AT) después de haber sido violada en Costa Rica. En esa época en Nicaragua todavía estaba vigente el AT, que unos años después fue suprimido por iniciativa del orteguismo.
La causa se cerró en abril de este año porque la Fiscalía comprobó que no hubo delito. 'Sin embargo, la resolución es terriblemente incriminatoria hacia nosotras. Cierran el caso pero dicen que somos delincuentes que hacíamos abortos clandestinos y nos lucrábamos con el aborto y violábamos los derechos de la niña. Y manda a investigar a los centros de mujeres. Yo podría acusar a la Fiscalía de falso testimonio, pero en un país donde la Corte Suprema está partidizada, donde los cortesanos actúan como voceros del partido de gobierno, es perder el tiempo.'
En el 2008, le abrieron una segunda causa, aún inconclusa, junto a otras nueve personas de organizaciones de mujeres, organizaciones sociales y redes de todo el país, acusadas de asociación ilícita para delinquir, apología del aborto y lavado de dinero. Parte de las acusadas fueron organizaciones internacionales de cooperación que a partir de ese momento se retiraron de Nicaragua afectando los programas sociales que hacían con ong’s como SI Mujer. 'Hay una necesidad enorme de callar a las feministas y hacer un movimiento de mujeres obsecuente. Pero no lo lograron. En todas las áreas se ve la polarización, ahora encontrás agrupaciones de médicos o arquitectos que se llaman 'sandinistas', pero que en verdad se identifican con el orteguismo.'
Un vaso muy vacío
- ¿Cómo está Nicaragua en relación a los derechos sexuales y reproductivos, más allá de la prohibición del aborto terapéutico que trascendió las fronteras?
Hay luces y sombras. El país no tiene ley sobre DSyR, no hay programa ni política a nivel oficial. Sí hay un programa de salud sexual y reproductiva dentro del Ministerio de Salud pero enfocado desde la salud, no desde los derechos. Pero en el camino, como parte de la campaña oficial del 'sandinismo', se derogó el artículo 204 que penalizaba la sodomía, o sea el concúbito entre personas del mismo sexo. Fue sin pena ni gloria, nos enteramos de pronto. Y luego se creó una Procuraduría de Diversidad Sexual dentro del área de Derechos Humanos, se nombró en ese espacio a una persona con trayectoria de lucha en esa área, y se elaboró una resolución ministerial donde se exige al personal de salud la no discriminación por razones de educación sexual.
- ¿Esto se hizo en el marco de una política pública sobre el tema?
No, es campaña electoral. Si vos tenés un 15% de población que tiene una identidad sexual diversa, estás dirigiéndote a ella con estas acciones. Durante la revolución hubo una enorme intolerancia con estos sectores: expulsados de las fuerzas armadas, del partido, de muchos trabajos. Todo este movimiento me parece perfecto, hay un gran movimiento de diversidad sexual, con todas las dificultades que hay en todos los países, pero hay libertad absoluta de expresión. O sea, no es que se han reconocido los derechos de esta población, pero si se la ha dejado de penalizar.
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