Los derechos constitucionales de las libertades democráticas y republicanas, para la libre manifestación de las ideas, por escrito o por cualquier otro medio, en la mayoría de los casos resultan ser actos de valor ciudadano para encarar el abuso del poder (de los poderes del Estado federal, al que buscan abolir implantando el mando único de las policías, para ahora tener un Estado unitario: centralista y concentrador. Esos poderes son los municipales, los de las entidades y, por supuesto, los federales). Son muy pocos los lectores que ejercen los derecho 6, 7, 8 y 9 constitucionales. Deberían los medios de comunicación impresos tener varias páginas con las colaboraciones de sus lectores (y pocos son los que tienen a su defensor del lector), criticando a los periodistas, proponiendo qué investigar, ahondando en las opiniones y análisis de quienes profesionalmente trabajan para el periodismo y para exponer sus puntos de vista sobre los asuntos que, por democráticos, competen a todos los ciudadanos.
Es el caso del ingeniero Guillermo González a quien le publicaron (La voz del lector, El Universal, 22 de octubre de 2010), su análisis “La razón de la sinrazón”, que toca varios temas: la corrupción de los gobernantes, quienes impunemente se apoderan de dinero y bienes “a nombre de esposas e hijos”; enriquecimiento ilícito que no es investigado. Pone el ejemplo de Calderón que cobra bonos: “Aun cuando no tiene gastos de manutención, vive en residencia oficial y su seguro equivale a un fondo de ahorro. Tendrá, al retirarse, una pensión de 200 mil pesos, un aguinaldo de 50 mil pesos, más un seguro de 8 millones de pesos”.
El Partido Acción Nacional, dice, “no nació para gobernar, lo digo porque conozco su historia, ya que fui panista”. Cuestiona el mal gobierno, tanto de Fox como de Calderón: “Han llenado sus gabinetes con viejos lobos priistas para mal del país”. El texto es una muestra del profundo y desbordado malestar social que priva en minorías y mayorías, ya que el robo de los funcionarios, sus negocios al amparo del abuso del poder y que, además, lo medular de su obligación, administrar y gobernar, lo hacen con las patas, porque con las manos se embolsan todo lo que está a su alcance.
En casi todos los medios de comunicación, sobre todo por el derecho de réplica, se difunden los comentarios de radioescuchas y lectores de la prensa escrita. No así en las televisoras, y cuando lo hacen es para difundir en pantalla los mensajes bonitos. El lector Guillermo González ha expresado lo que muchos mexicanos comentan diariamente, y sólo algunos se atreven a ejercer su derecho a publicar escritos sobre cualquier materia. Hacerlo equivale a poner en marcha la democracia directa, junto con las manifestaciones de protesta contra actos de autoridad, para plantear peticiones. Y todo conforme a la constitucionalidad de los artículos 6, 7, 8 y 9 que fundamentan esas libertades políticas para demandar, con sus críticas y/o comentarios, lo que exige todo republicanismo: gobernar en beneficio del pueblo.
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