Pedro Echeverría V.
1. Está casi demás repetir que en el sistema capitalista –como el mexicano- los medios de información son poderosos monopolios que controlan el poder político y económico y que nunca han estado dispuestos a aceptar la competencia. Si hasta hace 30 años eran dependientes esos medios hoy, sobre todo con el neoliberalismo, determinan y controlan todo. Si tienen apercollados al Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que en vez de romper esos monopolios los fortalecen, ¿qué podrá ser de las pobres radios comunitarias o radios clandestinas o libres cuyos recursos para desarrollarse y sobrevivir son casi nulos? Por eso el trabajo que realizan las alrededor de 100 radios que sirven a la comunidad -no solo trabajando gratis, sino poniendo del dinero personal- es realmente heroico y digno de tenerse en cuenta porque es una lucha social que sólo se paga con el cariño de la comunidad.
2. Por ello cuando mis queridísimos amigos Hilda y Sergio, desde la Universidad Guelpn de Ontario Canadá -además de no descansar en sus tareas de poner en contacto a cientos de redes de Internet- organizan de manera permanente por la radio universitaria encuentros, entrevistas, diálogos, etcétera, que ayudan al conocimiento de la realidad mundial y al desarrollo intelectual de miles de ciudadanos de América, lo menos que puedo manifestar es mi aplauso. Un ejemplo en el caso de esta semana, en la que durante muchas horas de los días sábado 9 y domingo 10 de octubre han organizado un Encuentro de Radios Comunitarias y Universitarias de Canadá que vendría siendo el 17 aniversario del Maratón Radiofónico. En ese encuentro seguramente saldrán muchas ideas independientes que contribuirán para que esas radios perseguidas, logren ideas para salir adelante.
3. En México –como bien conocen los impulsores del Encuentro desde Canadá- se han celebrado muchas reuniones entre los que organizadores este tipo de radios (más de doscientos en el país) y, lo más importante, es que han contribuido a conocer la situación real, sumamente difícil de persecución y bloqueo que viven las radios no comerciales por parte del gobierno por el hecho de "competir" (da risa) con los multimillonarios de Televisa, Radio Fórmula y demás empresas que durante un siglo han realizado gigantescos negocios con el apoyo y la protección gubernamental. Me recuerda cuando los EEUU, el imperio más grande de la historia del mundo, señaló en 1959 que Cuba (una isla de 10 millones de habitantes) era un enorme peligro para la seguridad estadounidense. El peligro no era Cuba sino las ideas; también por eso persiguen a las radios comunitarias y libres: por las ideas.
4. ¿Qué hay diferencias de grado entre las radios comunitarias y las radios clandestinas o libres que operan en territorio nacional? Sí las hay, pero no son esenciales por las dos sirven a sectores pobres y marginados del país. Las radios comunitarias prestan servicios abiertos y amplios a las poblaciones y son realmente poco políticas; por el contrario las radios libres –frente a la terrible difusión de ideas de derecha y comerciales que realizan los grandes medios de información- cumplen esencialmente con objetivos de educación política e ideológica con el fin de rebatir y contrarrestar la desinformación y tergiversación de que hace gala la burguesía. Por ese motivo éstos son los más perseguidos con la acusación de subversión y de estar ligados a grupos guerrilleros y de narcotraficantes. Aunque ninguna de ellas opera con permisos porque el gobierno les ha negado ese derecho y han tenido mil dificultades para obtenerlo
5. La autoridades de gobierno han lanzado leyes para obligar a aquellos que instalen y operen estaciones de radio sin permiso sean multados con cinco mil días de salario mínimo y que los bienes que utilicen en la radiodifusora sean incautados y asegurados por el Estado mexicano "en beneficio de la sociedad". El ejército mexicano, cuya función debería ser más alta, "defendiendo el país de alguna invasión extranjera", actuando como "oreja de la policía", según la Asociación Mexicana de Radios Comunitarias, se ha encargado de denunciar estas "estaciones clandestinas". Señala la AMRC: Estamos abiertas y sirviendo a la comunidad y si no tienen permisos esas radios, es porque sistemáticamente la autoridad no responde y además –lo más grave- es que pone requisitos inalcanzables para las posibilidades de los grupos de ciudadanos y señala: "Algunas han cerrado, pero ninguna por que se les pruebe que operen con el apoyo de grupos guerrilleros o el narco".
6. La realidad es que esos monopolios de la TV y radio –Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, etcétera, deberían continuar acrecentando sus enormes riquezas con los miles de millones de pesos que el gobierno y los empresarios entregan en publicidad, en regalías y, en particular, los gobiernos y los partidos en campañas presidenciales. Casi el 90 por ciento del presupuesto gubernamental de publicidad y de los partidos va a parar a las cuentas de esos poderosos monopolios filofascistas. ¿No es acaso mil veces más importante la labor que se hacen en los pueblos y las regiones por esos radios comunitarias y libres que no deberían ser 100 sino por lo menos 1000 facilitando todo el apoyo económico, técnico de los gobiernos; pero obviamente como servicio público absolutamente independiente. Eso se llamaría radio pública y no radio del gobierno, como las muchas que se instalan al servicio del gobernador y partido en turno.
7. La lucha por instalar radios independientes tiene que estar ligada a la lucha de todos los trabajadores contra el capitalismo explotador y opresor. De lo contrario el gobierno, con el apoyo de los empresarios, buscará instalar radios –incluso en cadena- a su servicio. Conozco radios universitarias que en lugar de aprovechar sus márgenes de autonomía, cobardemente se pliegan a sus rectores derechistas, siempre sumisos de los gobernadores. Las radios universitarias, en vez de que sean centros de análisis independientes de la realidad social, elaboran sus programas de radio totalmente insulsos, sin compromiso de transformación y sólo tratando de agradar a los empresarios, gobiernos y clero, aconsejando buenas conductas y buenas maneras; absolutamente alejados de las problemáticas económicas y políticas, tan necesarias para los estudiantes. La lucha por la radio independiente es como la lucha de las mujeres, los jóvenes, los homosexuales y demás, por su liberación.
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