6/27/2011

De Chapultepec a Tlaxcala


Utopía


Eduardo Ibarra Aguirre


Oxigenante resultó la negociada sesión dialoguista del Castillo de Chapultepec entre el titular del Ejecutivo federal, los dirigentes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad --con la voz cantante de Javier Sicilia y la ausencia de los presuntos “duros”, excluidos por el poeta desde la firma del Pacto Nacional, en Ciudad Juárez, el 10 de junio--, y familiares de víctimas mortales de la guerra --que ahora se llama lucha-- contra el crimen organizado.


Lo más trascendente es el mecanismo establecido para darle seguimiento a los casos denunciados, unos cuantos por cierto entre los 42 mil muertos de la estrategia presidencial, y el nuevo encuentro convenido entre las partes.


Pero tampoco son de omitirse los momentos dramáticos de la jornada por los testimonios compartidos. Las desconocidas habilidades escenográficas mostradas por Felipe Calderón con el auxilio del articulista que incluso se dio margen para pedirle permiso de fumar. El reconocimiento explícito de la existencia de un vacío por parte del comandante supremo de las fuerzas armadas al reconocer que no se enteró que soldados arrestarían ilegalmente a Jorge Hank Rhon y sus pistoleros. Los solícitos encargados del despacho de la Secretaría Gobernación y la Procuraduría General de la República actuaron como si nos encontráramos en Suecia y no en el país de la impunidad garantizada desde el poder.


Hombres e instituciones como el Poder Judicial fueron estigmatizados por el abogado de la Libre de Derecho y dizque constructor del “gobierno de leyes”. Calderón acusó desde su ronco pecho: “Sé de jueces que han recibido dinero, dialogan con criminales y les garantizan impunidad”. A su lado escuchaba la procuradora del tijuanazo, el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y el michoacanazo, y no se atrevió a pedirle a su jefe que presentara denuncia formal como es su deber o que calle, porque una cosa es improvisar y otra perder de vista los alcances de las obligaciones legales.


El espíritu dialoguista del Castillo de Chapultepec, con todo y sus excesos de orden católico nada más y, por ello, excluyentes de la diversidad religiosa y agnóstica del país, no llegó al vecino estado de Tlaxcala y su capital.


La madrugada del 24 de junio fueron desalojados de la Plaza de la Constitución 88 agentes de la Secretaría de Seguridad Pública y de las oficinas de ésta, “tomadas” para exigir incremento salarial de 15 por ciento, ampliación de 40 a 90 días de aguinaldo, dos periodos vacacionales para la Policía Bancaria Industrial y la creación de un organismo sindical. El “operativo sorpresa” estuvo a cargo de 300 elementos de la Policía Federal, la del intocado e intocable Genaro García Luna, pues así lo ordena la cabeza del grupo gobernante.


Tras el desalojo “porque no dieron indicios de disposición para iniciar el diálogo” al gusto del gobernador Mariano González Zarur –entregar el edificio y “parar la protesta”, les exigía--, 87 agentes se encuentran tras las rejas acusados de “coalición de servidores públicos”.


La moderna y costosísima Policía Federal, mas no por ello exenta de abundantes corruptelas, es la misma que con el apelativo de Preventiva reprimió brutalmente a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y más recientemente al Sindicato Mexicano de Electricistas.


Es un lineamiento político y de acción gubernamentales que nada tiene que ver con el crimen organizado, sino con el latente y diverso reclamo social que cada día encuentra cauces, formas múltiples de expresión, y sobre las que advirtieron tempranamente líderes y activistas que, con razón, las denominan criminalización de la protesta social.


Acuse de recibo


Manú Dornbierer, autora de Satiricosas, escribió en El Sol de México (25-VI-11, p. 13 A): “Hasta se le olvidan los Bush al amigo Eduardo Ibarra, director de la perseguida revista Forum ahora sólo en línea”. Enseguida hace una larga cita de Fracasos durante 40 años (20-VI-11) y concluye “fue George W. Bush el que metió a México en un baño de sangre con Calderón cuando lo hizo firmar la Iniciativa Mérida en 2007 para hacer que el Ejército lo lavara del fraude. Y todo esto del ocultamiento de la atroz culpa de la dinastía Bush de la que nadie habla, en lo personal me confirma que Obama es su ‘cordero’”… La abogada Norma Falcón Ruiz agrega a Fox y el Cordero de Calderón (22-VI-11), lo siguiente: “Vicente Fox que se mantenga en una postura de respeto a sí mismo. No tiene nada que objetar ya que su desempeño de Presidente de la República, dicho por él mismo públicamente en las entrevistas realizadas en los medios de comunicación, expresando textualmente: ‘Que encargó el changarro a Martha Sahagún Jiménez’, fue un Presidente considerado como figura decorativa”... Reporta la señora Teresa Hernández que tres semanas después de hablar tres veces al día a Infonatel, teléfono 0180000839000, logró que le contestara una grabación: "Nuestros ejecutivos se encuentran ocupados. Espere en la línea, por favor". ¿Un año?


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