Sara Sefchovich
Hay quienes afirman que sí, que las mujeres son todas y por definición responsables, sensibles y sensatas, con vocación social y de servicio, factor de armonía y equilibrio. Por eso hay quien asegura que si ellas gobernaran al mundo éste sería mejor y no habría guerras.La razón para pensar así se debe a que a las mujeres se les atribuyen características como la bondad y ternura, el instinto maternal, e incluso la debilidad física.
Y, sin embargo, este tipo de afirmaciones cotidianamente son desmentidas por la realidad.Pues si bien Michelle Bachelet fue una gran presidenta, también lo fue Lula da Silva y Margaret Thatcher fue tan de derecha como Ronald Reagan. Hortensia Bussi compartía las ideas de Salvador Allende pero también Carmen Polo las de Francisco Franco y Lucía Hiriart las de Augusto Pinochet. Indira Gandhi en India y Golda Meir en Israel hicieron mucho por sus países, pero Imelda Marcos en Filipinas y Leila Trabelsi en Túnez le entraron con singular alegría a las corruptelas.
Y mientras Shirin Ebadi o Jody Williams son defensoras de derechos humanos, Condoleezza Rice y Hillary Clinton mandaron aviones a bombardear Irak, Afganistán y Libia.Las mujeres pelean entre sí y contra los hombres por puestos, prebendas y reconocimientos y pueden ser ambiciosas, agresivas, racionales y frías.
Según dice el Centro de Estudios sobre Equidad de Género de la Cámara de Diputados y el Instituto Nacional de las Mujeres, el 100% de las mujeres que delinquen lo hacen por ayudar o proteger al hombre con quien sostienen una relación sentimental.
Ésta me parece una visión equivocada. ¿Podemos creer que todas lo hacen sin estar de acuerdo y sólo por tener contentos a sus seres queridos? ¿Podemos suponer que no existen las que delinquen porque así lo han decidido, les interesa, conviene o gusta? ¿Qué ninguna de las que asaltan en restoranes y tiendas, que roban bebés y niños, que matan viejos, tiene responsabilidad en el delito que comete? ¿No hemos visto más de una vez linchamientos azuzados por las mujeres? ¿Y a mujeres patear y golpear con singular saña a quienes se oponen a una obra pública? ¿No sabemos de “narcotraficantas”, secuestradoras, asesinas y ladronas? ¿En base a qué se decide que las mujeres y todas las mujeres tienen sólo las cualidades que reputamos como positivas? ¿A partir de qué se puede asegurar que ellas son seres más morales que los varones?
Como escribe Katha Pollit, asegurar que las mujeres son moralmente superiores a los hombres por el solo hecho de ser mujeres, significa atribuir como natural a la feminidad una serie de virtudes particulares (compasión, paciencia, sentido común, no violencia), lo cual no es así.Todo esto viene a cuento por el asalto del que fue objeto hace unos días un policía de la ciudad de México por dos mujeres en una zona de postín. Las escenas no dejan lugar a dudas: ellas lo agredieron, lo insultaron y golpearon. Él, con increíble prudencia, mantuvo la calma. Ellas, con enorme violencia, prepotencia, clasismo y racismo, lo atacaron.Algunos comentaristas en los medios quisieron irse por el camino trillado de explicar el asunto por la incapacidad de los uniformados.
Pero fue exactamente al contrario: ellos pudieron resistir por estar capacitados para no caer en provocaciones. Otros quisieron explicarlo por el enojo histórico que tenemos los ciudadanos con la policía por corrupta e ineficiente. Pero en esta ocasión se mostró que la sociedad toda es corrupta y clasista y grosera y violenta. Y que no hay el menor respeto por la ley ni por la autoridad.Estoy completamente de acuerdo con Javier Marías cuando escribe que la moda de “generalizar la noción de que la autoridad es el enemigo siempre” y de que cualquier resistencia a ella es por definición buena y hasta heroica, resulta dañina.Y estoy de acuerdo con él en que no podemos aceptar que los policías sean secuestrados y agredidos por grupos o individuos que dicen así defender sus derechos, pues ello “puede acabar conduciendo al reinado de la impunidad para los corruptos, criminales y asesinos y a la desproporción absoluta de la sociedad”.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM
Y, sin embargo, este tipo de afirmaciones cotidianamente son desmentidas por la realidad.Pues si bien Michelle Bachelet fue una gran presidenta, también lo fue Lula da Silva y Margaret Thatcher fue tan de derecha como Ronald Reagan. Hortensia Bussi compartía las ideas de Salvador Allende pero también Carmen Polo las de Francisco Franco y Lucía Hiriart las de Augusto Pinochet. Indira Gandhi en India y Golda Meir en Israel hicieron mucho por sus países, pero Imelda Marcos en Filipinas y Leila Trabelsi en Túnez le entraron con singular alegría a las corruptelas.
Y mientras Shirin Ebadi o Jody Williams son defensoras de derechos humanos, Condoleezza Rice y Hillary Clinton mandaron aviones a bombardear Irak, Afganistán y Libia.Las mujeres pelean entre sí y contra los hombres por puestos, prebendas y reconocimientos y pueden ser ambiciosas, agresivas, racionales y frías.
Según dice el Centro de Estudios sobre Equidad de Género de la Cámara de Diputados y el Instituto Nacional de las Mujeres, el 100% de las mujeres que delinquen lo hacen por ayudar o proteger al hombre con quien sostienen una relación sentimental.
Ésta me parece una visión equivocada. ¿Podemos creer que todas lo hacen sin estar de acuerdo y sólo por tener contentos a sus seres queridos? ¿Podemos suponer que no existen las que delinquen porque así lo han decidido, les interesa, conviene o gusta? ¿Qué ninguna de las que asaltan en restoranes y tiendas, que roban bebés y niños, que matan viejos, tiene responsabilidad en el delito que comete? ¿No hemos visto más de una vez linchamientos azuzados por las mujeres? ¿Y a mujeres patear y golpear con singular saña a quienes se oponen a una obra pública? ¿No sabemos de “narcotraficantas”, secuestradoras, asesinas y ladronas? ¿En base a qué se decide que las mujeres y todas las mujeres tienen sólo las cualidades que reputamos como positivas? ¿A partir de qué se puede asegurar que ellas son seres más morales que los varones?
Como escribe Katha Pollit, asegurar que las mujeres son moralmente superiores a los hombres por el solo hecho de ser mujeres, significa atribuir como natural a la feminidad una serie de virtudes particulares (compasión, paciencia, sentido común, no violencia), lo cual no es así.Todo esto viene a cuento por el asalto del que fue objeto hace unos días un policía de la ciudad de México por dos mujeres en una zona de postín. Las escenas no dejan lugar a dudas: ellas lo agredieron, lo insultaron y golpearon. Él, con increíble prudencia, mantuvo la calma. Ellas, con enorme violencia, prepotencia, clasismo y racismo, lo atacaron.Algunos comentaristas en los medios quisieron irse por el camino trillado de explicar el asunto por la incapacidad de los uniformados.
Pero fue exactamente al contrario: ellos pudieron resistir por estar capacitados para no caer en provocaciones. Otros quisieron explicarlo por el enojo histórico que tenemos los ciudadanos con la policía por corrupta e ineficiente. Pero en esta ocasión se mostró que la sociedad toda es corrupta y clasista y grosera y violenta. Y que no hay el menor respeto por la ley ni por la autoridad.Estoy completamente de acuerdo con Javier Marías cuando escribe que la moda de “generalizar la noción de que la autoridad es el enemigo siempre” y de que cualquier resistencia a ella es por definición buena y hasta heroica, resulta dañina.Y estoy de acuerdo con él en que no podemos aceptar que los policías sean secuestrados y agredidos por grupos o individuos que dicen así defender sus derechos, pues ello “puede acabar conduciendo al reinado de la impunidad para los corruptos, criminales y asesinos y a la desproporción absoluta de la sociedad”.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM
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