8/31/2011

Fernando Vallejo considera que México y Colombia recorren caminos similares


Ayer les informamos sobre la designación de Fernando Vallejo como ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011. Hoy les traemos la reacción del escritor al hablar sobre el premio y, por supuesto, de algunos otros temas como la situación que México atraviesa.

Vallejo, que se califica a sí mismo como amigo de los animales, enemigo de “todos los políticos” y la religión, señaló que se siente muy agradecido por el premio y agrega que “nunca he esperado que me den premios. Creo que me quedan grandes. Ya los utilizaré para una obra noble”. Obra que según informa El Universal el día de hoy, será en beneficio de dos asociaciones mexicanas protectoras de animales a las cuales entregará los 150 mil dólares que con los que está dotado el premio de la FIL.

El autor, que se considera colombiano y mexicano, pues según dice “soy de donde nací y de donde me voy a morir”, inevitablemente fue cuestionado sobre la situación que México vive debido al narcotráfico. Al abordar el tema habló sobre el camino que México y Colombia comparten; mientras México recorre el camino que Colombia recorrió hace 20 años, Colombia atraviesa la brecha de corrupción que México inició hace 50 años, señaló. “México ya se colombianizó y Colombia ya se mexicanizó”, ante lo cual la cultura no tiene una solución, pues se trata de un problema moral, afirmó.

Con 17 títulos en su haber, Fernando Vallejo aprendió que hay que quitarse vendas, vengan éstas de la religión, del poder o de la indiferencia de la humanidad ante los desafíos actuales del planeta. “Algún día se me quitó la venda moral que me habían puesto desde que nací. Me la puso mi país Colombia y mi religión, en la que me bautizaron: la cristiana, la católica, que me impedía ver con claridad que mis prójimos eran los animales, no sólo era el hombre, y que me impedía sentir su sufrimiento. Esto hizo que mis problemas personales pasaran a segundo orden y esta claridad, quiero decirles que me amargó profundamente la vida. Si yo pensaba que podía ser feliz, esa ilusión se desplomó. […] Me di cuenta de que mi gran enemigo era la sociedad, porque la habían educado igual que a mí […] Entonces le declaré la guerra a esa religión”, señaló.

Éste es, en sus propias palabras, el ganador del premio de la FIL 2011, un autor que escribiendo aprendió el oficio de escritor, pues a pesar de haber estudiado filosofía y letras, saber hacer frases que suenen bien es muy complicado, y “eso no se enseña en ningún lado”, afirmó.

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