10/23/2011

Mujeres y mujeres



Sara Sefchovich

Esta semana puso en claro que hay distintos modos de luchar por los derechos de las mujeres. Por un lado están las que hacen política dentro de los esquemas tradicionales: gobernadoras, jefas de partido, secretarias de Estado, diputadas, senadoras. Ellas fueron las más entusiastas para celebrar los 58 años del derecho de las mujeres a votar, y cómo no, si son las que han podido y sabido aprovecharlo. Las vimos felices en la reunión convocada por Josefina Vázquez Mota, en la del Ayuntamiento de Puebla, en la del Senado de la República con la presencia de la primera dama.
Y por otro lado están las que participan desde la sociedad, en grupos, redes, ONG’s cuyas luchas tienen que ver de manera más amplia con los derechos humanos y contra la inequidad, la desigualdad, la pobreza, la violencia y la discriminación.

La diferencia es significativa, porque si bien es cierto que muchas de aquellas han contribuido a la causa de las mujeres, impulsando leyes, instituciones y debates, también es cierto que otras muchas sólo buscan su beneficio personal, al que envuelven en una retórica mujerista.

Éstas, en cambio, poco pueden obtener de beneficio personal en un país en el que para lograr algo hay que ir y venir, hacer gestorías, trámites y antesalas, salir a la calle, pelear y pelear para conseguir cada uno de los avances, que además se pueden echar para atrás al primer cambio en la dirección del viento, como decía Mary Poppins.

Pero no sólo por eso, sino, sobre todo, por algo más: porque aquello apunta a mantener (y legitimar) el sistema, mientras que esto busca cambiarlo. Me explico: En días pasados el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) entregó sus premios anuales a activistas sociales que luchan por la igualdad y la no discriminación, uno de los galardones fue para Marta Lamas.

En su discurso de agradecimiento, esta feminista puso sobre la mesa el sentido amplio de lo que significa hacer política y luchar por los derechos de las mujeres. Empezó por advertir algo que no estoy segura que comprenden quienes lanzan con tanta facilidad discursos mujeristas: la necesidad de un cambio que consiste en “llevar a cabo el proceso interno de desarmar los prejuicios que llevan siglos instalados en nuestra cultura: el racismo y el clasismo, la xenofobia y el machismo, la homofobia y la transfobia, el antisemitismo y la islamofobia”. Y agregó: “La subjetividad tiene un papel importante en la política y también es necesario transformarla”.

También propuso un segundo cambio, que consiste en sacar del debate el tema de las “identidades” y en su lugar meter el de ciudadanía.

Se trata de dos cambios profundísimos: el de las mentalidades y el del piso que sustenta el odio a la diferencia. Lograrlos significaría alterar por completo los ejes que constituyen nuestra cultura y apuntar verdaderamente a que quepan todos, los iguales y los diferentes, porque ya lo que cuenta no es “el alma nacional” y ese tipo de ideas que justifican el rechazo al otro, sino lo ciudadano, en laico, en civil, en jurídico.

Es en estos ejes en donde Lamas pone el potencial emancipador que necesitamos como sociedad, lejos de la simple inversión de estereotipos que proponen algunos o de la simple ampliación de espacios dentro del mismo sistema.

La diferencia entre el discurso de Lamas y el de las otras es que mientras éstas hablan de cuotas que les permitan a algunas entrar a los espacios ya existentes de la política, la empresa, los medios de comunicación, la academia, el arte, y demás, aquella habla de cambios para todas las mujeres, para las minorías, los diferentes y también para los iguales y los “normales”. Es decir, que mientras la primera propuesta abre puertas a muchos y muchas, la segunda definitivamente cambia a la sociedad de manera integral. Y es que una convierte a los que logran entrar en parte del aparato y de la estructura establecidos, pero la otra altera completamente eso, ya que de partida nos incluye a todos en la medida en que somos ciudadanos. De allí que la concepción de lo que es hacer y pensar la política aparezca como diferente a la tradicional. Y de eso se trata.

sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM

No hay comentarios.:

Publicar un comentario