OAXACA, Oax. (apro).- Si el promedio de pobreza en América Latina está mal, el de México está peor, sintetizó el asesor principal de la dirección regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Bernardo Kilksberg.
“México tiene un problema muy grave. El hecho de que acá (en Oaxaca) haya un 70% de pobres, una cifra muy mal en términos mundiales, de las peores, significa que México tiene que innovar en materia de políticas públicas más centradas en la gente”, puntualizó Kilksberg.
No obstante, dijo, ello no significa que los programas como Progresa u Oportunidades hayan fracasado, al contrario, “son excelentes y han sido referentes para América Latina”, incluso Brasil, con Luiz Inácio Lula da Silva –añadió–, tomó como uno de sus referentes a esos esquemas, sin embargo, apuntó, tiene que haber una combinación entre política social y políticas económicas.
De acuerdo con el asesor de Naciones Unidas, “la política económica tiene que ser a favor de la gente, generar trabajo, y los programas sociales son para tratar de devolver derechos como la educación y la salud”.
De visita en esta ciudad, detalló que el promedio de pobreza de América Latina es de 33% y la de México es mucho más alta, lo cual quiere decir que “América Latina está mal, pero México está peor”, subrayó.
Sin embargo, dijo, “está claro que se puede bajar la pobreza si se toman las políticas económicas adecuadas y si la sociedad colabora. Prueba de ello son Argentina, Brasil y Uruguay”.
Al término de su participación en el Encuentro Empresarial Nacional 2011 “Más exigencia ciudadana, mejor democracia”, Kilksberg reforzó su dicho al resaltar que “en los últimos ocho años, Argentina bajó la pobreza de 58% –que dejó Carlos Menem con políticas ortodoxas– a 20%; Lula sacó a 40 millones de brasileños de la pobreza y los convirtió en clase media, y en Uruguay la pobreza bajo a la mitad, de 30% a 15%”.
Consideró que el mérito de esos gobiernos es que se aplicaron políticas donde la educación y salud es la prioridad, se apoyó a la pequeña y mediana empresa, se dio crédito y se garantizó trabajo para jóvenes, es decir, se aplicaron políticas de cambio y de reforma social avanzada.
El autor de más de 50 libros mencionó que para abatir la pobreza es importante invertir un importante porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en educación y salud.
Luego añadió que Argentina pasó de 1.3% a 6.5% del PIB, y es el país que más invierte en educación. Brasil subió a cerca de 6% del PIB, mientras que el promedio de América Latina no llega a 4.5%. Y si bien México ha mejorado, aún le falta mucho, precisó.
El funcionario de la ONU hizo hincapié en que gran parte de América Latina ha tomado el rumbo de economías con rostro humano, y la gente está apoyando electoralmente esas políticas para que no se repitan las recetas que están destruyendo las economías de Estados Unidos y de la Unión Europea.
Esto significa que “la gente quiere algo distinto al modelo neoliberal ortodoxo, porque fracasó en todos los lugares donde se aplicó y ahora está destruyendo Grecia, España, Italia, Irlanda, contrario a las economías con rostro humano como la de Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, en el sureste asiático y ahora en América Latina”.
Donde ha fracasado el modelo neoliberal, dijo, ha emergido el movimiento de los indignados, y “un pionero de la indignación en México fue su mayor escritor, Carlos Fuentes, en los 90, cuando cuestionó las políticas neoliberales que agudizaron la desigualdad en México, donde 17 mexicanos tenían más que 17 millones de mexicanos”, recalcó.
Asimismo, mencionó que “hoy los indignados están en el mundo”. La jornada mundial de indignados, añadió, se vivió en 82 países y 952 ciudades, y ahora están en 60 ciudades de Estados Unidos con dos tipos de consignas: una económica y la otra política, “y lo que están diciendo es que los partidos políticos tradicionales han perdido legitimidad”.
Ahora, agregó, los partidos políticos latinoamericanos “tienen que entender que el cuestionamiento es de fondo. Puede demorarse un poco más o un poco menos, pero esto es mundial, están pidiendo otro tipo de política y que los partidos rindan cuentas y escuchen a la ciudadanía”.
Finalmente, Kilksberg destacó que investigaciones de la UNAM y de El Colegio de la Frontera han comprobado científicamente que “la base social de apoyo del narcotráfico está en los jóvenes expulsados del sistema. Y en cuanto cortemos la expulsión social del sistema estaremos debilitando la posibilidad de reclutar jóvenes del narcotráfico”.
Entonces, dijo, “al mismo tiempo que hay que darle la pelea al narcotráfico en todas la áreas –jurídica, legal, policial–, hay que crear la inclusión social. Cuanto más se democratice México, más las políticas van a responder a las verdaderas necesidades”.
Sobre la terminología de “ninis” que se le ha dado a los jóvenes que no trabajan ni estudian, señaló que eso es “perverso”, debido a que parece que ellos hubieran decidido no trabajar ni estudiar, cuando es al revés, porque ellos son las víctimas.
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