Sara Sefchovich
Hoy domingo se presenta en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (salón Juan José Arreola, 12:30) un nuevo libro mío que lleva por título ¿Son mejores las mujeres? (Editorial Paidós/Debate Feminista, 2011). En la ciudad de México se presentará el próximo miércoles 7 de diciembre en un evento organizado por el Instituto de las Mujeres del DF, en el auditorio del ICMI, República de El Salvador 41, Centro Histórico, 5:00 pm).Durante muchos años he pensado en una respuesta para esta pregunta y nunca puedo llegar a una conclusión definitiva.
En este libro hago un esfuerzo por llevar a los lectores por caminos diversos que les permitan conocer lo que ha sucedido con las mujeres en los últimos años, para así buscar su propia respuesta y para también dudar de ella.Y es que ¿cómo calificar a las mujeres cuando existe una Rosario Murillo?Ella es la esposa de Daniel Ortega, que acaba de ganar las elecciones para repetir en el cargo de presidente de Nicaragua, el que además ya había ocupado varios años atrás, cuando los sandinistas derrocaron a Somoza.
La señora fue directora de la campaña del marido y decidió utilizar electoralmente un caso sonado de violación de una niña indígena de 12 años, quien quedó embarazada con alto riesgo de morir no sólo por su edad, sino porque presentaba preeclampsia e hipertensión arterial, lo cual en la mayoría de los países del mundo habría significado el derecho a un aborto terapéutico, pero no en Nicaragua, donde un cambio del 2006 en la ley (vigente desde fines del siglo XIX) penaliza la práctica.
Cuando nació el bebé, Murillo se puso a decir que había sido un milagro, un signo de Dios “que nos sigue bendiciendo con prodigios en esta Nicaragua llena de fe” y a defender la negativa a practicar el aborto aun en caso de elevado riesgo para la madre.¿Y cómo calificar a las mujeres cuando existe una Andreína Flores?
Ella es periodista, corresponsal en Venezuela de Radio Francia Internacional y de RCN Radio de Colombia y ha sido muy crítica del gobierno de Hugo Chávez, dando cuenta de sus barbaridades y haciendo preguntas incómodas que han molestado a ese mandatario, quien le ha impedido el paso a las conferencias de prensa en el Palacio de Miraflores y la ha insultado públicamente: “Las flores que he recibido van por este tono: prostituta de la comunicación, mercenaria, tarifada”.Graves son además las amenazas que ha recibido por parte de colaboradores y partidarios de Chávez, como ésta: “Cuídate que te vamos a fusilar, perra”. Y sabe bien que no es broma, pues a varios colegas los han golpeado, les han usurpado sus cuentas de redes sociales, están en prisión o en el exilio.
Escribe Flores: “Quienes intentamos hacer periodismo serio e independiente estamos en una lucha constante por hacer preguntas inteligentes, obtener cifras reales de inseguridad, petróleo, presupuesto, tener acceso a los funcionarios y ser testigos de los sucesos más relevantes. Lamentablemente en ese intento nos pegan en la frente la etiqueta de desestabilizadores y con ella todas sus consecuencias”.¿Cuál de estas mujeres es mejor? A mí me lo parece la periodista, pero a los chavistas no. Y a los grupos conservadores de Nicaragua Murillo les parece mejor, pero a mí no. Porque ser mejor o peor es algo que depende del momento, el lugar, la ideología.Y sin embargo, cuando hago esta pregunta me responden siempre que las mujeres todas son mejores.
Esto tiene que ver con que a ellas se les atribuyen características que se supone son naturales a la feminidad como bondad, ternura, compasión, paciencia, sentido común, no violencia, e incluso debilidad física. Y, sin embargo, está documentado que pueden ser madres o esposas terribles, políticas y empresarias ambiciosas y egoístas y aun delincuentes involucradas en delitos que hasta hace poco estuvieron convencionalmente asociados sólo con hombres por la violencia implícita que conlleva su ejecución.El tema entonces es complejo y tiene muchas aristas, así que bien haríamos en detenernos a pensar y replantearnos las cosas. Y esto es lo que pretendo hacer en mi nuevo libro.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM
En este libro hago un esfuerzo por llevar a los lectores por caminos diversos que les permitan conocer lo que ha sucedido con las mujeres en los últimos años, para así buscar su propia respuesta y para también dudar de ella.Y es que ¿cómo calificar a las mujeres cuando existe una Rosario Murillo?Ella es la esposa de Daniel Ortega, que acaba de ganar las elecciones para repetir en el cargo de presidente de Nicaragua, el que además ya había ocupado varios años atrás, cuando los sandinistas derrocaron a Somoza.
La señora fue directora de la campaña del marido y decidió utilizar electoralmente un caso sonado de violación de una niña indígena de 12 años, quien quedó embarazada con alto riesgo de morir no sólo por su edad, sino porque presentaba preeclampsia e hipertensión arterial, lo cual en la mayoría de los países del mundo habría significado el derecho a un aborto terapéutico, pero no en Nicaragua, donde un cambio del 2006 en la ley (vigente desde fines del siglo XIX) penaliza la práctica.
Cuando nació el bebé, Murillo se puso a decir que había sido un milagro, un signo de Dios “que nos sigue bendiciendo con prodigios en esta Nicaragua llena de fe” y a defender la negativa a practicar el aborto aun en caso de elevado riesgo para la madre.¿Y cómo calificar a las mujeres cuando existe una Andreína Flores?
Ella es periodista, corresponsal en Venezuela de Radio Francia Internacional y de RCN Radio de Colombia y ha sido muy crítica del gobierno de Hugo Chávez, dando cuenta de sus barbaridades y haciendo preguntas incómodas que han molestado a ese mandatario, quien le ha impedido el paso a las conferencias de prensa en el Palacio de Miraflores y la ha insultado públicamente: “Las flores que he recibido van por este tono: prostituta de la comunicación, mercenaria, tarifada”.Graves son además las amenazas que ha recibido por parte de colaboradores y partidarios de Chávez, como ésta: “Cuídate que te vamos a fusilar, perra”. Y sabe bien que no es broma, pues a varios colegas los han golpeado, les han usurpado sus cuentas de redes sociales, están en prisión o en el exilio.
Escribe Flores: “Quienes intentamos hacer periodismo serio e independiente estamos en una lucha constante por hacer preguntas inteligentes, obtener cifras reales de inseguridad, petróleo, presupuesto, tener acceso a los funcionarios y ser testigos de los sucesos más relevantes. Lamentablemente en ese intento nos pegan en la frente la etiqueta de desestabilizadores y con ella todas sus consecuencias”.¿Cuál de estas mujeres es mejor? A mí me lo parece la periodista, pero a los chavistas no. Y a los grupos conservadores de Nicaragua Murillo les parece mejor, pero a mí no. Porque ser mejor o peor es algo que depende del momento, el lugar, la ideología.Y sin embargo, cuando hago esta pregunta me responden siempre que las mujeres todas son mejores.
Esto tiene que ver con que a ellas se les atribuyen características que se supone son naturales a la feminidad como bondad, ternura, compasión, paciencia, sentido común, no violencia, e incluso debilidad física. Y, sin embargo, está documentado que pueden ser madres o esposas terribles, políticas y empresarias ambiciosas y egoístas y aun delincuentes involucradas en delitos que hasta hace poco estuvieron convencionalmente asociados sólo con hombres por la violencia implícita que conlleva su ejecución.El tema entonces es complejo y tiene muchas aristas, así que bien haríamos en detenernos a pensar y replantearnos las cosas. Y esto es lo que pretendo hacer en mi nuevo libro.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com
Escritora e investigadora en la UNAM
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