5/10/2013

“Desnaturalizar” la labor de cuidado como tarea femenina

INTERNACIONAL
LABORAL
   Se debe incluir en políticas públicas contra la pobreza

Foto: Erika Cervantes
Por: la Redacción
Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid.- 07/05/2013Las recientes encuestas de uso del tiempo (EUT) en América Latina (AL) han permitido visibilizar el tiempo que las personas integrantes de un hogar dedican a la producción doméstica y de cuidados no remunerada, y valorizar su importante contribución al bienestar social.

Los datos demuestran claramente que son las mujeres las que mayoritariamente se dedican a tales tareas. Por ejemplo, en la primera EUT en Panamá (cuyos resultados se presentaron este año) se resaltó que ellas trabajan 9 horas más a la semana en estas tareas.

Con la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral, tales horas adicionales de tareas no remuneradas significan una sobrecarga de trabajo.

Por otra parte, si no se reducen las horas de trabajo de los hombres y si no se amplía la socialización de la provisión de cuidados, no podrá lograrse una distribución más igualitaria de las responsabilidades dentro del hogar que modifique los déficits de tiempo.

Estos déficits de tiempo que puede sufrir un hogar, pueden inducir a la pobreza cuando los individuos no tienen los ingresos suficientes para compensarlos adquiriendo sustitutos en el mercado.

Por lo tanto se vuelve indispensable integrar esta importante variable en la ecuación para el cálculo de la pobreza oficial y multidimensional, puesto que sólo de esta manera se podrán formular e implementar políticas públicas sociales que garanticen una reducción efectiva de la pobreza y avanzar a sociedades más igualitarias.

El informe “Combatiendo la desigualdad desde lo básico. Piso de protección social e igualdad de género” se enfoca en Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y República Dominicana, y analiza fundamentalmente las garantías básicas de la seguridad social, pero con el enfoque integrador del piso de protección social tal como lo ha conceptualizado el Sistema de las Naciones Unidas.

Esto implica integrar la salud materno-infantil, la protección económica básica para las mujeres en el embarazo, parto y postparto, y el cuidado de las personas dependientes y menores de edad, como aspectos indispensables de la seguridad social.

La propuesta señala que el piso de protección social se presenta como un elemento indispensable para contribuir a la inclusión y a la superación de las desigualdades, y que en los pisos de protección nacionales las desigualdades de género deben ser abordadas de manera integral y transversal.

Para que se cumpla de forma eficaz este objetivo debe articularse desde el enfoque del pleno ejercicio de los derechos y sobre un diagnóstico crítico de cuáles son las causas y factores estructurales de dichas desigualdades y exclusiones sociales, especialmente las derivadas de las relaciones de género.

Esto permitirá que las medidas articulen un conjunto diverso de respuestas y superen fórmulas asistencialistas que tienen efectos limitados en la eficacia y en la sostenibilidad del desarrollo humano.

“La economía del cuidado en América Latina: Poniendo a los cuidados en el centro de la agenda” es el segundo cuaderno de la serie “Atando cabos, deshaciendo nudos”, y presenta la reflexión de la economista argentina Valeria Esquivel.

En la primera sección se clarifica la evolución teórica del concepto “economía del cuidado” en la literatura sajona, los modos en que se ha utilizado y entendido en la región, y los cruces con el “cuidado” y con la “economía”.

La segunda sección releva los límites que la construcción de una agenda de cuidados en un marco de igualdad de género enfrenta, y las vías posibles para su avance en la región, y brinda instrumentos para el diagnóstico de las “políticas de cuidado”.

Este documento concluye con una breve sección de comentarios finales. La agenda política asociada a la economía del cuidado no está exenta de ambigüedades sobre el paso siguiente a la visibilización y al reconocimiento de la contribución de los cuidados al bienestar: ¿Cuál es la consecuencia lógica de visibilizar y reconocer al cuidado? ¿Remunerarlo? ¿Redistribuirlo? ¿Entre quiénes? ¿Mediante qué políticas?

Esquivel sostiene que la gran potencialidad de la economía del cuidado sigue siendo contribuir a instalar al “cuidado” como un problema de política pública, sacándolo del terreno de lo privado y (si se insiste lo suficiente) desnaturalizándolo como lo propio de las mujeres y de los hogares.

El documento clarifica conceptualmente la economía del cuidado, a través de un análisis de su evolución teórica en la literatura sajona y los modos en que se ha utilizado y entendido en la región latinoamericana, donde las marcas de la pobreza y la inequidad de ingresos, la segmentación del mercado de trabajo, y la fragmentación de las políticas sociales son evidentes.

“La interrelación entre los déficits de tiempo y de ingreso”, tercer cuaderno de la serie “Atando cabos…”, recoge los resultados de un proyecto de investigación en la materia realizada por el Levy Economics Institute en 2011 con el apoyo del PNUD.

El objetivo es proponer una alternativa a la medición oficial de la pobreza de ingreso que tome en cuenta las necesidades del trabajo no remunerado.

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