El
31 de agosto de 2013 pasará a la historia como el inicio de la
movilización de masas en defensa de la industria petrolera
nacionalizada y en contra de los planes entreguistas de Enrique Peña
Nieto, el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción
Nacional y demás neoliberales pro gringos. Este comienzo tiene como
característica definitoria la participación destacada de la clase
obrera y otros trabajadores asalariados. Entre los contingentes
representativos estuvieron los electricistas, telefonistas,
trabajadores universitarios, de la educación y de la aviación, además
de núcleos estudiantiles y de otros sectores sociales. La constante fue
una: la condición unitaria de la manifestación, por encima de siglas y
organismos, encabezada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
El sello de la participación obrera
El día viernes anterior apareció en la página 15 de La Jornada un interesante desplegado de la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Amplio Social, que planteaba: “Para promover la reforma energética, se ha llevado a cabo una virulenta campaña de medios encaminada a presentar una visión catastrófica del sector que, según sus promotores, sólo podrá resolverse por medio de una mayor apertura a los capitales privados; se soslaya que México ocupó el octavo lugar en la producción mundial de hidrocarburos durante 2011, con 2,983,000 barriles diarios y que ese mismo año PEMEX tuvo ingresos por ventas totales de 1 billón 478 mil 562.3 millones de pesos.
“Resultados que serían altamente positivos de no ser por la onerosa carga fiscal a que Hacienda ha sometido a PEMEX. En este sentido debemos destacar que, por ejemplo en 2011, la paraestatal obtuvo 817 mil 926.7 millones de pesos en rendimientos, pero la Secretaría de Hacienda le cobró por concepto de impuestos y derechos la cantidad de 872 mil 395.2 millones de pesos, por lo que PEMEX tuvo que endeudarse por 54 mil 468.5 millones de pesos para saldar su adeudo con el fisco.
“Cada año se repite la misma historia, el resultado es la restricción de los recursos que la empresa necesita urgentemente para invertir en su propia infraestructura y en el desarrollo de sus recursos humanos. ¿Qué empresa en el mundo puede soportar una carga fiscal de ese tamaño? ¿Por qué a PEMEX le cobran más del 60% de impuesto de sus ingresos totales y no sobre sus ganancias?
“En contraste con lo anterior, las principales 30 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), tuvieron ventas por 2 billones 777 mil 223 millones de pesos pero sólo pagaron impuestos por un monto de 123 mil 884 millones de pesos, lo que equivale al 4.5% de sus ventas”.
Después de señalar el fracaso de la política petrolera de los gobiernos neoliberales, las organizaciones firmantes señalaron con precisión: “En la UNT y el FAS nos oponemos a la privatización de los recursos naturales estratégicos propiedad de la nación, que al ser bienes públicos, deben estar al servicio de país y no sólo de unos cuantos. Planteamos, en consecuencia, la construcción de una propuesta integral de política energética bajo el control y dominio del Estado, para convertir al sector energético pilar del desarrollo nacional por medio de las siguientes medidas:
“1. Rechazamos la modificación de los artículos 27 y 28 constitucionales. Nos oponemos a que se legalicen los contratos de utilidad compartida, ya que son una forma camuflada de ceder parte de los dividendos del petróleo al capital privado, lo que representa una transferencia neta de la riqueza pública del país a la iniciativa privada nacional y extranjera.
“2. Dar prioridad en el reparto de la renta petrolera, al desarrollo económico y social del país.
“3. Disponer de las fuentes de energía con base en nuestras propias capacidades, recursos y organismos públicos. Suprimir los contratos inconstitucionales de exploración y producción de energías.
“4. Utilizar los recursos naturales con base en la seguridad energética del país, bajo criterios de sustentabilidad e involucrando activamente a las comunidades afectadas. Garantizar el derecho de los pueblos, de las generaciones futuras y de la naturaleza con la participación de las comunidades originarias y de los pequeños productores agropecuarios”.
“8. Reindustrializar el país, a través de productos con valor agregado, con los productos y servicios derivados de la electricidad, la energía nuclear, así como otras formas de energía alternativas y sustentables; en específico, de los refinados petrolíferos, y petroquímicos. Cumplimiento estricto de los preceptos que obligan a que se otorgue preferencia, en las licitaciones, a proveedores de insumos nacionales frente a los extranjeros”.
“11. Promover el desarrollo científico y tecnológico del sector energético nacional, por medio de un consejo que coordine a los institutos de investigación del sector (IMP, IIE, ININ, entre otros) con las empresas de la energía y las instituciones nacionales de educación superior del país. Transferir las atribuciones que tenía URAMEX al ININ”.
Si bien es cierto que desde la instauración del proyecto neoliberal han abundado y abundan los retrocesos en el medio sindical, como el crecimiento de los sindicatos blancos y de protección patronal; la salida de la UNT del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, el sindicato más numeroso bajo el régimen del apartado A del Artículo 123 constitucional; la derechización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; el aumento de los trabajadores “libres”, y otros fenómenos negativos, también es cierto que la Unión Nacional de Trabajadores sigue creciendo y fortaleciéndose y que no es exagerado afirmar que es posible que en un tiempo relativamente corto se convierta en una central ramificada en todas las entidades federativas y con una militancia numerosa integrada por obreros, empleados, técnicos, profesionistas, campesinos, indígenas y colonos.
En el remitido del 30 de agosto, la UNT incluyó entre sus integrantes al Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, Sindicato Nacional de Empleados y Trabajadores del Nacional Monte de Piedad, Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, Asociación Sindical de Pilotos Aviadores, Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Frente Auténtico del Trabajo, Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen de México, Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo, Alianza de Tranviarios de México, Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de las Líneas Aéreas, Similares y Conexos “Independencia”, Sindicato de Trabajadores de Seglo, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros, Sindicato Único Nacional de Nacional Financiera, Sindicato Nacional Único y Democrático de los Trabajadores de Bancomext, Sindicato Único de Trabajadores de Notimex, Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, Central Campesina Cardenista y sindicatos de la educación media y superior, de la administración pública y de diversas empresas. Es, pues, una central en crecimiento notable, pese a la salida del SNTSS.
En función de lo antes señalado, la incorporación organizada de la UNT a la lucha masiva por la defensa del petróleo y en contra de la política antinacional del gobierno priista de Enrique Peña Nieto es un hecho de gran importancia política y social, ya que sólo en la pelea por demandas, objetivos y tareas que rebasen los estrechos márgenes de la lucha gremial y de las demandas exclusivamente del ámbito obrero-patronal, podrán los sindicatos, federaciones y centrales desempeñar un rol destacado en los combates generales del pueblo y la nación mexicanos. No sobra decir que la lucha política es imposible de sustituir por las expresiones de la lucha social, importantes, sí, pero insuficientes.
Unidad en la acción
Ante el embate entreguista de los neoliberales agringados, la lucha por la defensa de la industria petrolera nacionalizada permite la unidad de fuerzas distintas socialmente hablando, aunque coincidentes en no conformarse con la entrega de Petróleos Mexicanos al capital extranjero y la gran burguesía mexicana. PEMEX es la principal empresa nacional, y, de seguir una política correcta, es posible convertirla en el pilar del desarrollo nacional. Para impedir que los neoliberales pro yanquis continúen destruyendo la economía nacional, los trabajadores de la educación, electricistas, telefonistas, universitarios, tranviarios y de otras ramas de la producción y los servicios, intelectuales, estudiantes, artistas y militantes de partidos y grupos políticos se dieron cita en la gran manifestación del 31 de agosto. Con esta marcha, puede sostenerse que se inicia la movilización de masas que es indispensable en todo el país.
Participaron como manifestantes el 31 de agosto Julieta Egurrola y Daniel Giménez Cacho, los senadores perredistas Alejandro Encinas, Miguel Barbosa, Dolores Padierna, Armando Ríos Piter, Manuel Camacho Solís y Luis Sánchez Jiménez, militantes de organizaciones sociales y políticas, miembros del Movimiento Comunista Mexicano, la Liga de Trabajadores por el Socialismo y otros organismos de la izquierda socialista. La manifestación hizo el recorrido del ángel de la Independencia al cruce de las calles 20 de Noviembre y Venustiano Carranza, debido a que la plaza de la Constitución está cubierta por el plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
El alto contenido político de la manifestación en defensa de la industria petrolera nacionalizada quedó ampliamente explicitada. La Jornada informó el 1 de septiembre: “Intelectuales, dirigentes políticos, organizaciones sociales y gremiales llamaron a la unidad de todos los mexicanos para defender el petróleo, la electricidad, la educación pública, la soberanía nacional y a manifestarse contra el IVA en alimentos. También convocaron a las fuerzas armadas a no dejarse arrastrar por los afanes entreguistas de quien hoy mal gobierna al país.
“En un manifiesto a la nación dado a conocer ayer, al término de una multitudinaria marcha en contra de la reforma energética propuesta por el Ejecutivo, recordaron que en las actuales circunstancias hay voces reaccionarias, prepotentes y autoritarias que pretenden acabar con el diálogo, los derechos de manifestación, expresión, pensamiento y reunión, utilizando como único argumento la violencia. A ellos les decimos que el pueblo no tolerará salidas represivas.
“El documento fue leído en las inmediaciones del Zócalo por los actores Daniel Giménez Cacho y Julieta Egurrola, convocantes a la movilización y quienes avalaron el manifiesto junto a Cuauhtémoc Cárdenas, Pablo González Casanova, Raúl Vera, Raúl Álvarez Garín, Adolfo Gilly, Gonzalo Ituarte, Miguel Álvarez, y cientos de personas más, así como decenas de organizaciones como la UNT, el STUNAM, el SME, la CNTE, CNPA-Movimiento de Liberación Nacional y el Centro de Reflexión Laboral”.
Con la manifestación del 31 de agosto empieza la gran lucha por derrotar los designios del neoliberalismo priista y panista de entregar el petróleo mexicano a los monopolios norteamericanos y europeos, en una acción exactamente a la inversa de la realizada por el general Lázaro Cárdenas en víspera de la Segunda Guerra Mundial. El comienzo pinta un panorama promisorio para los próximos días y semanas. Ahora se trata de poner en tensión todas las fuerzas para realizar el 8 de septiembre una gigantesca concentración de masas en el Zócalo de la capital federal. De la movilización y participación de los obreros, campesinos y otros sectores patrióticos dependerá el desenlace de esta histórica lucha, aunque lo más seguro es que triunfe la defensa de la industria petrolera nacional y que los destructores de México sean derrotados.
El día viernes anterior apareció en la página 15 de La Jornada un interesante desplegado de la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Amplio Social, que planteaba: “Para promover la reforma energética, se ha llevado a cabo una virulenta campaña de medios encaminada a presentar una visión catastrófica del sector que, según sus promotores, sólo podrá resolverse por medio de una mayor apertura a los capitales privados; se soslaya que México ocupó el octavo lugar en la producción mundial de hidrocarburos durante 2011, con 2,983,000 barriles diarios y que ese mismo año PEMEX tuvo ingresos por ventas totales de 1 billón 478 mil 562.3 millones de pesos.
“Resultados que serían altamente positivos de no ser por la onerosa carga fiscal a que Hacienda ha sometido a PEMEX. En este sentido debemos destacar que, por ejemplo en 2011, la paraestatal obtuvo 817 mil 926.7 millones de pesos en rendimientos, pero la Secretaría de Hacienda le cobró por concepto de impuestos y derechos la cantidad de 872 mil 395.2 millones de pesos, por lo que PEMEX tuvo que endeudarse por 54 mil 468.5 millones de pesos para saldar su adeudo con el fisco.
“Cada año se repite la misma historia, el resultado es la restricción de los recursos que la empresa necesita urgentemente para invertir en su propia infraestructura y en el desarrollo de sus recursos humanos. ¿Qué empresa en el mundo puede soportar una carga fiscal de ese tamaño? ¿Por qué a PEMEX le cobran más del 60% de impuesto de sus ingresos totales y no sobre sus ganancias?
“En contraste con lo anterior, las principales 30 empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), tuvieron ventas por 2 billones 777 mil 223 millones de pesos pero sólo pagaron impuestos por un monto de 123 mil 884 millones de pesos, lo que equivale al 4.5% de sus ventas”.
Después de señalar el fracaso de la política petrolera de los gobiernos neoliberales, las organizaciones firmantes señalaron con precisión: “En la UNT y el FAS nos oponemos a la privatización de los recursos naturales estratégicos propiedad de la nación, que al ser bienes públicos, deben estar al servicio de país y no sólo de unos cuantos. Planteamos, en consecuencia, la construcción de una propuesta integral de política energética bajo el control y dominio del Estado, para convertir al sector energético pilar del desarrollo nacional por medio de las siguientes medidas:
“1. Rechazamos la modificación de los artículos 27 y 28 constitucionales. Nos oponemos a que se legalicen los contratos de utilidad compartida, ya que son una forma camuflada de ceder parte de los dividendos del petróleo al capital privado, lo que representa una transferencia neta de la riqueza pública del país a la iniciativa privada nacional y extranjera.
“2. Dar prioridad en el reparto de la renta petrolera, al desarrollo económico y social del país.
“3. Disponer de las fuentes de energía con base en nuestras propias capacidades, recursos y organismos públicos. Suprimir los contratos inconstitucionales de exploración y producción de energías.
“4. Utilizar los recursos naturales con base en la seguridad energética del país, bajo criterios de sustentabilidad e involucrando activamente a las comunidades afectadas. Garantizar el derecho de los pueblos, de las generaciones futuras y de la naturaleza con la participación de las comunidades originarias y de los pequeños productores agropecuarios”.
“8. Reindustrializar el país, a través de productos con valor agregado, con los productos y servicios derivados de la electricidad, la energía nuclear, así como otras formas de energía alternativas y sustentables; en específico, de los refinados petrolíferos, y petroquímicos. Cumplimiento estricto de los preceptos que obligan a que se otorgue preferencia, en las licitaciones, a proveedores de insumos nacionales frente a los extranjeros”.
“11. Promover el desarrollo científico y tecnológico del sector energético nacional, por medio de un consejo que coordine a los institutos de investigación del sector (IMP, IIE, ININ, entre otros) con las empresas de la energía y las instituciones nacionales de educación superior del país. Transferir las atribuciones que tenía URAMEX al ININ”.
Si bien es cierto que desde la instauración del proyecto neoliberal han abundado y abundan los retrocesos en el medio sindical, como el crecimiento de los sindicatos blancos y de protección patronal; la salida de la UNT del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, el sindicato más numeroso bajo el régimen del apartado A del Artículo 123 constitucional; la derechización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; el aumento de los trabajadores “libres”, y otros fenómenos negativos, también es cierto que la Unión Nacional de Trabajadores sigue creciendo y fortaleciéndose y que no es exagerado afirmar que es posible que en un tiempo relativamente corto se convierta en una central ramificada en todas las entidades federativas y con una militancia numerosa integrada por obreros, empleados, técnicos, profesionistas, campesinos, indígenas y colonos.
En el remitido del 30 de agosto, la UNT incluyó entre sus integrantes al Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, Sindicato Nacional de Empleados y Trabajadores del Nacional Monte de Piedad, Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, Asociación Sindical de Pilotos Aviadores, Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Frente Auténtico del Trabajo, Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen de México, Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo, Alianza de Tranviarios de México, Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de las Líneas Aéreas, Similares y Conexos “Independencia”, Sindicato de Trabajadores de Seglo, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros, Sindicato Único Nacional de Nacional Financiera, Sindicato Nacional Único y Democrático de los Trabajadores de Bancomext, Sindicato Único de Trabajadores de Notimex, Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, Central Campesina Cardenista y sindicatos de la educación media y superior, de la administración pública y de diversas empresas. Es, pues, una central en crecimiento notable, pese a la salida del SNTSS.
En función de lo antes señalado, la incorporación organizada de la UNT a la lucha masiva por la defensa del petróleo y en contra de la política antinacional del gobierno priista de Enrique Peña Nieto es un hecho de gran importancia política y social, ya que sólo en la pelea por demandas, objetivos y tareas que rebasen los estrechos márgenes de la lucha gremial y de las demandas exclusivamente del ámbito obrero-patronal, podrán los sindicatos, federaciones y centrales desempeñar un rol destacado en los combates generales del pueblo y la nación mexicanos. No sobra decir que la lucha política es imposible de sustituir por las expresiones de la lucha social, importantes, sí, pero insuficientes.
Unidad en la acción
Ante el embate entreguista de los neoliberales agringados, la lucha por la defensa de la industria petrolera nacionalizada permite la unidad de fuerzas distintas socialmente hablando, aunque coincidentes en no conformarse con la entrega de Petróleos Mexicanos al capital extranjero y la gran burguesía mexicana. PEMEX es la principal empresa nacional, y, de seguir una política correcta, es posible convertirla en el pilar del desarrollo nacional. Para impedir que los neoliberales pro yanquis continúen destruyendo la economía nacional, los trabajadores de la educación, electricistas, telefonistas, universitarios, tranviarios y de otras ramas de la producción y los servicios, intelectuales, estudiantes, artistas y militantes de partidos y grupos políticos se dieron cita en la gran manifestación del 31 de agosto. Con esta marcha, puede sostenerse que se inicia la movilización de masas que es indispensable en todo el país.
Participaron como manifestantes el 31 de agosto Julieta Egurrola y Daniel Giménez Cacho, los senadores perredistas Alejandro Encinas, Miguel Barbosa, Dolores Padierna, Armando Ríos Piter, Manuel Camacho Solís y Luis Sánchez Jiménez, militantes de organizaciones sociales y políticas, miembros del Movimiento Comunista Mexicano, la Liga de Trabajadores por el Socialismo y otros organismos de la izquierda socialista. La manifestación hizo el recorrido del ángel de la Independencia al cruce de las calles 20 de Noviembre y Venustiano Carranza, debido a que la plaza de la Constitución está cubierta por el plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
El alto contenido político de la manifestación en defensa de la industria petrolera nacionalizada quedó ampliamente explicitada. La Jornada informó el 1 de septiembre: “Intelectuales, dirigentes políticos, organizaciones sociales y gremiales llamaron a la unidad de todos los mexicanos para defender el petróleo, la electricidad, la educación pública, la soberanía nacional y a manifestarse contra el IVA en alimentos. También convocaron a las fuerzas armadas a no dejarse arrastrar por los afanes entreguistas de quien hoy mal gobierna al país.
“En un manifiesto a la nación dado a conocer ayer, al término de una multitudinaria marcha en contra de la reforma energética propuesta por el Ejecutivo, recordaron que en las actuales circunstancias hay voces reaccionarias, prepotentes y autoritarias que pretenden acabar con el diálogo, los derechos de manifestación, expresión, pensamiento y reunión, utilizando como único argumento la violencia. A ellos les decimos que el pueblo no tolerará salidas represivas.
“El documento fue leído en las inmediaciones del Zócalo por los actores Daniel Giménez Cacho y Julieta Egurrola, convocantes a la movilización y quienes avalaron el manifiesto junto a Cuauhtémoc Cárdenas, Pablo González Casanova, Raúl Vera, Raúl Álvarez Garín, Adolfo Gilly, Gonzalo Ituarte, Miguel Álvarez, y cientos de personas más, así como decenas de organizaciones como la UNT, el STUNAM, el SME, la CNTE, CNPA-Movimiento de Liberación Nacional y el Centro de Reflexión Laboral”.
Con la manifestación del 31 de agosto empieza la gran lucha por derrotar los designios del neoliberalismo priista y panista de entregar el petróleo mexicano a los monopolios norteamericanos y europeos, en una acción exactamente a la inversa de la realizada por el general Lázaro Cárdenas en víspera de la Segunda Guerra Mundial. El comienzo pinta un panorama promisorio para los próximos días y semanas. Ahora se trata de poner en tensión todas las fuerzas para realizar el 8 de septiembre una gigantesca concentración de masas en el Zócalo de la capital federal. De la movilización y participación de los obreros, campesinos y otros sectores patrióticos dependerá el desenlace de esta histórica lucha, aunque lo más seguro es que triunfe la defensa de la industria petrolera nacional y que los destructores de México sean derrotados.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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