Escrito por Jorge Meléndez Preciado
La propaganda
gubernamental continúa sin darse cuenta de sus contradicciones. Acerca
de la política exterior Enrique Peña Nieto señala que los encuentros
–algunos de ellos exprés– con 43 mandatarios extranjeros, han
favorecido a México. Pero en otro campo, se asegura que la pésima
marcha de la economía se debe a la recesión extranjera. O sea, que de
poco ha servido la urgente necesidad de viajar.
Todo ello ocurre en un momento que sabemos por las revelaciones de Edward Snowden del espionaje sufrido por Dilma Rousseff y el equipo de Peña Nieto. Algo común por parte del único imperio, Estados Unidos, práctica que no deja de ofender aunque sea conocida.
Ante esta nueva agresión a la dignidad
y la soberanía nacional, los cariocas hicieron un severo extrañamiento
y llamaron a cuenta al embajador yanqui, mientras acá las cosas se
tomaron no con cautela sino con pachorra. Incluso el embajador Andrés
Rozental –que está por una privatización total del petróleo mexicano–
dijo que Brasil fue más enérgico que México en su reclamo porque ellos
están menos cerca de Estados Unidos. Lo cual hizo sonreír a Felipe
Calderón y Ernesto Zedillo, cuando menos.
El ex secretario de Hacienda de
Calderón y hoy encargado de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade
guardó un ominoso silencio. Y Peña Nieto luego de varios días sin
ocuparse del asunto, dijo en Canadá que gestionaría una reunión con
Barack Obama en la cumbre del G20 en Rusia y le pediría una explicación
de la mencionada intromisión. Mientras tanto, los agentes gringos
pasean en nuestro territorio como Pedro por su casa.
Esta última iniciativa no se pudo
llevar a cabo ya que inesperadamente regresa a nuestro país el
mandatario. Ello porque sigue el conflicto con los maestros y la
reforma económica está hecha bolas. Igual que la defensa a la
soberanía nacional.
@jamelendez44
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