Carlos Acosta Córdova
Carstens durante el I Informe de Peña Nieto. Foto: Germán Canseco |
MÉXICO,
D.F. (apro).- Lo que no dijo el presidente Enrique Peña Nieto en su
discurso de este lunes, a propósito de su Primer Informe de Gobierno,
lo señala el documento escrito que ayer fue entregado en el Congreso de
la Unión. Las cifras contenidas en el mismo son contundentes: el
arranque de la actual administración, en materia económica, ha sido el
peor de los últimos tres sexenios.
En efecto, con tasas anuales reales de 0.6% en marzo y de 1.5% en junio, el crecimiento de la economía nacional apenas avanzó un 1% en el primer semestre de 2013.
Esas cifras significan, para el gobierno –por lo que se lee en el informe–, que la economía mexicana sigue en “un proceso de expansión, si bien con un ritmo de crecimiento moderado”.
Sin embargo, los números y las expectativas apuntan a un estancamiento, antesala de la recesión. De acuerdo con los datos del informe, el crecimiento en el primer semestre de 2011 fue de casi 3.8% anual; en el mismo lapso de 2012, de casi 4.4%, muy lejos del 1% del primer bimestre de la era Peña Nieto.
Cuando presentó el programa económico para 2013, el gobierno federal estimó que el Producto Interno Bruto crecería 3.5%. Al calor de los malos resultados del primer trimestre, cambió su pronóstico a 3.1%.
Y finalmente, dada la continua desaceleración económica, volvió a modificar, recientemente, su estimación: que no, que la economía sólo iba a crecer 1.8% este año.
Pero aún así, si la economía creció 1% en el primer semestre, para alcanzar esa meta se requeriría que en el segundo lo hiciera en 2.6%. Sin embargo el comportamiento de la economía en julio y agosto no da para eso, sino para que de la atonía se haya pasado al estancamiento, y de éste, si no cambian las cosas, a la recesión.
Hoy lunes así lo confirmaron las empresas financieras y consultoras que cada mes consulta el Banco de México: el consenso apunta a un crecimiento de 1.78% del PIB, aunque en lo individual varios de los consultados consideraron que el crecimiento para todo el año podría ubicarse entre 0.5% y 1%.
Al respecto, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) señaló que “es optimista” el 1.8% que espera el gobierno; los “pesimistas” apuestan más bien a un 1% de crecimiento del PIB para todo el año, pero no faltó quien estime un 0.5%, cuando mucho, de crecimiento en todo el año.
Jonathan Heath, vicepresidente del Comité Indicador IMEF, dijo hoy en conferencia que, por lo visto en julio y agosto, el tercer trimestre del año será un “trimestre perdido”, pues “no hay signos de reactivación”.
Aunque consideró improbable, por lo menos en el corto plazo, que la economía caiga en recesión, pues para que ésta se considere como tal tendría que registrarse una caída sistemática del PIB durante seis meses.
De acuerdo con las cifras del informe, de las tres actividades fundamentales que componen el producto interno bruto –primarias (agropecuarias), secundarias (industria) y terciarias (servicios y comercio)–, el sector industrial es el que más ha caído.
El sector agropecuario cayó -0.7% en el primer trimestre y creció 1.3% en el segundo, ambos a tasa anual real. Los servicios crecieron 1.9% y 2.6% en los mismos periodos.
En tanto, el sector industrial cayó -1.7% en el primer trimestre y -0.6% en el segundo.
Al interior del sector, las industrias manufactureras –motor de la economía– cayeron -1.3% en el primer trimestre y crecieron 1.5% en el segundo; mientras que la construcción –gran generadora de empleos– se desplomó -3.1% y -4% en los mismos periodos; a su vez, la minería cayó -1.4% y -2.1%. También, y por último, la minería cayó -0.7% en el primer trimestre y tuvo un raquítico crecimiento de 0.2% en el segundo, que no alcanzó para resarcir la pérdida en el primer trimestre.
Preocupante el desplome de la construcción, en crisis abierta desde hace un año, pero más el de las industrias manufactureras, que son las que venían empujando a la economía, dado que son la principal plataforma de exportación y, por ello, principal generadora de divisas.
En 2011 estas industrias registraron un crecimiento de 5.8% real anual en el primer trimestre de ese año, y de 3.7% en el segundo. Un año después crecieron 5.4% y 4.6% en los mismos lapsos.
En 2013, primer año de Peña Nieto, caída de -1.3% en el primer trimestre y avance de 1.5%.
Pero más allá de números y porcentajes, la baja consistente en la actividad económica significa menor empleo y todo el círculo vicioso que ello implica: caída en los ingresos de la gente, menos consumo, menos recaudación, menos producción… más empobrecimiento de la gente.
En efecto, con tasas anuales reales de 0.6% en marzo y de 1.5% en junio, el crecimiento de la economía nacional apenas avanzó un 1% en el primer semestre de 2013.
Esas cifras significan, para el gobierno –por lo que se lee en el informe–, que la economía mexicana sigue en “un proceso de expansión, si bien con un ritmo de crecimiento moderado”.
Sin embargo, los números y las expectativas apuntan a un estancamiento, antesala de la recesión. De acuerdo con los datos del informe, el crecimiento en el primer semestre de 2011 fue de casi 3.8% anual; en el mismo lapso de 2012, de casi 4.4%, muy lejos del 1% del primer bimestre de la era Peña Nieto.
Cuando presentó el programa económico para 2013, el gobierno federal estimó que el Producto Interno Bruto crecería 3.5%. Al calor de los malos resultados del primer trimestre, cambió su pronóstico a 3.1%.
Y finalmente, dada la continua desaceleración económica, volvió a modificar, recientemente, su estimación: que no, que la economía sólo iba a crecer 1.8% este año.
Pero aún así, si la economía creció 1% en el primer semestre, para alcanzar esa meta se requeriría que en el segundo lo hiciera en 2.6%. Sin embargo el comportamiento de la economía en julio y agosto no da para eso, sino para que de la atonía se haya pasado al estancamiento, y de éste, si no cambian las cosas, a la recesión.
Hoy lunes así lo confirmaron las empresas financieras y consultoras que cada mes consulta el Banco de México: el consenso apunta a un crecimiento de 1.78% del PIB, aunque en lo individual varios de los consultados consideraron que el crecimiento para todo el año podría ubicarse entre 0.5% y 1%.
Al respecto, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) señaló que “es optimista” el 1.8% que espera el gobierno; los “pesimistas” apuestan más bien a un 1% de crecimiento del PIB para todo el año, pero no faltó quien estime un 0.5%, cuando mucho, de crecimiento en todo el año.
Jonathan Heath, vicepresidente del Comité Indicador IMEF, dijo hoy en conferencia que, por lo visto en julio y agosto, el tercer trimestre del año será un “trimestre perdido”, pues “no hay signos de reactivación”.
Aunque consideró improbable, por lo menos en el corto plazo, que la economía caiga en recesión, pues para que ésta se considere como tal tendría que registrarse una caída sistemática del PIB durante seis meses.
De acuerdo con las cifras del informe, de las tres actividades fundamentales que componen el producto interno bruto –primarias (agropecuarias), secundarias (industria) y terciarias (servicios y comercio)–, el sector industrial es el que más ha caído.
El sector agropecuario cayó -0.7% en el primer trimestre y creció 1.3% en el segundo, ambos a tasa anual real. Los servicios crecieron 1.9% y 2.6% en los mismos periodos.
En tanto, el sector industrial cayó -1.7% en el primer trimestre y -0.6% en el segundo.
Al interior del sector, las industrias manufactureras –motor de la economía– cayeron -1.3% en el primer trimestre y crecieron 1.5% en el segundo; mientras que la construcción –gran generadora de empleos– se desplomó -3.1% y -4% en los mismos periodos; a su vez, la minería cayó -1.4% y -2.1%. También, y por último, la minería cayó -0.7% en el primer trimestre y tuvo un raquítico crecimiento de 0.2% en el segundo, que no alcanzó para resarcir la pérdida en el primer trimestre.
Preocupante el desplome de la construcción, en crisis abierta desde hace un año, pero más el de las industrias manufactureras, que son las que venían empujando a la economía, dado que son la principal plataforma de exportación y, por ello, principal generadora de divisas.
En 2011 estas industrias registraron un crecimiento de 5.8% real anual en el primer trimestre de ese año, y de 3.7% en el segundo. Un año después crecieron 5.4% y 4.6% en los mismos lapsos.
En 2013, primer año de Peña Nieto, caída de -1.3% en el primer trimestre y avance de 1.5%.
Pero más allá de números y porcentajes, la baja consistente en la actividad económica significa menor empleo y todo el círculo vicioso que ello implica: caída en los ingresos de la gente, menos consumo, menos recaudación, menos producción… más empobrecimiento de la gente.
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