Antonio Gershenson
Ya
resumimos el domingo pasado que la situación en India no favorece al
imperio. Tampoco la cada vez más complicada situación en Medio Oriente.
Ni la alianza de países de América del Sur. Ya no digamos la cercanía
de la reunión en Brasil del mismo Brasil, China, India, Rusia,
Sudáfrica y ahora Argentina invitada.
Entonces, agregan en México a los acuerdos anteriores de venta o
alquiler de venta, o alquiler del país, otros que lo hundan más. Vamos
a ver algunos recientes.
Uno es el despojo de agua y de tierra a personas, familias,
poblados, regiones, empresas y demás, de nacionales. Esto se agrega a
los atropellos al petróleo, a la industria eléctrica, etcétera, de
anteriores paquetes legales o ilegales.
Una asociación nacional de empresas pidió públicamente que en la ley
se incluyera en el ramo del petróleo un porcentaje de por lo menos 20
por ciento de capital nacional. Ni los escucharon. Esto muestra que el
capital privado en el sector petrolero ya tiene bastante más de 80 por
ciento de extranjeros. Lo demás sobre las empresas nacionales es sólo
discurso oficial.
En estas páginas nos enteramos de que las mismas empresas que lo han
hecho en otros lados, Halliburton y Schlumberger, desde hace más de un
año empezaron a perforar pozos en nueve municipios de Nuevo León,
mediante fractura hidráulica ( fracking), para extraer gas de
lutitas del subsuelo. Desde entonces, se han dado temblores y producido
cuarteaduras en muros de por lo menos 45 viviendas.
Este método consiste en inyectar en el subsuelo grandes cantidades
de agua (y que se amuelen los que la necesitaban), arena y unos 600
productos químicos para fracturar rocas impermeables, para obtener gas
o, a veces, petróleo. Este método está prohibido en más de 20 países,
incluso europeos. En Estados Unidos ya está prohibido en los estados de
Vermont, Nueva Jersey y Nueva York. Son estados importantes y con mucha
participación de la población.
El
agua usada no sólo es mucha, sino que queda contaminada y ya no se
puede volver a usar. Se plantea hacer este proceso, en México, incluso
en estados del norte muy poblados y con escasez de agua, por lo menos
en una parte del año. Y donde el agua se usa para consumo humano, para
pesca o para riego, pues que se amuelen, ya vimos que las
trasnacionales tienen preferencia.
El campo. Estas mismas medidas, despojo de la tierra y del agua,
afectan seriamente al campo. Se incluyen la Ley de Hidrocarburos y la
Ley de Inversión Extranjera, aprobadas el 13 de junio pasado. Ya lo
dijimos para el caso anterior. En este caso, incluyen el despojo y la
expropiación, lo que a su vez incluye a las organizaciones campesinas,
comunidades y ejidos. También, obviamente, a los recursos naturales
rurales.
Aquí se afecta a millones de personas, pero también a la
alimentación y a materias primas rurales. La comida, por ejemplo, va a
subir de precio todavía más.
En cuanto a ramas específicas, se plantea la división de la CFE, con
un español en un puesto clave, la geotermia obviamente queda en manos
de trasnacionales y con todos los recursos naturales a costa de los
demás.
Los precios de servicios públicos, como gasolina y electricidad,
también, ya lo vimos, seguirán subiendo. Algún funcionario lo quiso
suavizar diciendo que subirían más despacio o algo así. La realidad ha
desmentido incluso esto.
Ya no se limita el problema de la desnacionalización, de por sí
grave. Ya es también un futuro de hambre y miseria, que ya se empieza a
ver en partes de México y también en España. Antes no se veía a
españoles que vinieran a buscar trabajo aquí, como a otros países.
Los dos regímenes son de derecha extrema, y por lo mismo no les
importa la gente. Algo les importan empresas, pero incluso una buena
parte de éstas quedan fuera del reparto del pastel.
Este cuadro se deriva de las anteriores leyes, las ahora en discusión y las que sigan.
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