Alberto Aziz Nassif
Cuando Mario Vargas Llosa dijo que México era una “dictadura perfecta”, Octavio Paz lo regañó y le dijo que estaba equivocado, porque para Paz el Estado era más bien un “ogro filantrópico”. Sin embargo, la frase quedó en el imaginario para explicar rasgos de nuestro sistema político, sobre todo los mecanismos de reproducción del poder.
En México había control del poder, pero maquillado de democracia. Con la alternancia electoral la metáfora de la “dictadura perfecta” quedó en el olvido, pero con el regreso del PRI y con la película de Luis Estrada, regresa la imagen de colusión entre política, poder, crimen y televisión, una alianza potente para ganar la Presidencia de la República (semejanza no es coincidencia). Por otra parte, la violencia en Guerrero, la desaparición (¿asesinato?) de 43 normalistas, el descubrimiento de múltiples fosas clandestinas llenas de cadáveres, muestra las entrañas de la impunidad que se vive en el país. Si el Estado mexicano fue alguna vez una “dictadura perfecta” o un “ogro filantrópico”, lo cierto es que hoy el Estado no es ni dictadura, ni ogro, es un Estado que ha fracasado para garantizar la seguridad, ha sido capturado por el crimen y los intereses, y es débil para impartir justicia.
En estos días ha circulado el informe de la Comisión de la Verdad (ComVerdad) que trabajó para develar los crímenes de la Guerra Sucia de la década de los años setenta en Guerrero (1969-1979). La radicalización en ese territorio pasó por una historia de lucha armada que llegó a la Guerra Sucia. Hoy, 45 años después, Guerrero enfrenta otra crisis: la colusión de intereses entre autoridades, crimen y policías. En el México de las reformas estructurales, y justo cuando el gobierno dice que el país está por despegar hacia el crecimiento y el bienestar, estalla la violencia en Guerrero, incendian el palacio de gobierno en Chilpancingo y se hace un escándalo internacional. Tan sucia y antidemocrática fue la guerra de los 70, como la que se libra hoy en día. Ha habido cambios, pero han prevalecido las inercias del pasado, ahora no es el ejército contra los maestros radicalizados, sino la autoridad coludida con el crimen contra los estudiantes normalistas.
El gobierno de Peña se ha descolocado en unos cuantos días, no puede resolver el problema ni con todo el aparato del Estado. 25 días sin saber dónde están los estudiantes normalistas. Hay un quiebre en el país: no son compatibles los crímenes de lesa humanidad con los deseos de jugar al país moderno y primermundista, algo no funciona.
El futuro inmediato es incierto. La crisis en Guerrero desafía la capacidad de las instituciones para encauzar el conflicto de forma pacífica. Ya para que el mismo presidente Peña diga que hay debilidad institucional, lo cual es obvio para los ciudadanos de a pie, quiere decir que la cosa está que arde. No porque lo diga el Presidente, sino porque el PRI no suele reconocer las debilidades de un gobierno. Ante la gravedad de la violencia, la clase política no logra desprenderse de sus intereses de corto plazo, en gran medida, responsable de la situación en ese estado. El gobierno federal está urgido de dar resultados, es decir, encontrar a los normalistas y juzgar de manera ejemplar de los responsables, sobre todo para responder a la presión internacional. Lo que quiere el PRD es hacer un control de daños, porque al final de cuentas en Guerrero son el partido gobernante y están más preocupados por no perder ese espacio en las elecciones del 2015. Les vale lo que muestran las decenas de fosas clandestinas. Resulta difícil imaginar —en el actual contexto— cómo serán las elecciones en 2015 en ese estado.
Como lo escribió Guillermo Trejo en El País (16/X/2014), el crimen organizado ha tomado el control de muchos gobiernos locales. Este investigador ha identificado más de 300 atentados y ejecuciones de autoridades locales y ahora, con los normalistas, el crimen va por los grupos y movimientos sociales organizados, ese es el mensaje. Si el gobierno de Peña no resuelve estos casos de forma satisfactoria, el Estado mexicano seguirá siendo un fracaso frente a la impunidad…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif
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