CRISTAL DE ROCA
Por: Cecilia Lavalle*
“No tengo demasiado aspecto de soldado ni de prisionero, pero soy las dos cosas. Y el gobierno tiene que enfrentarse a esta alternativa: o las mujeres mueren u obtienen el derecho al voto. Sólo existe una respuesta a esa alternativa; a menos que estén dispuestos a retrasar el avance de la civilización tres generaciones.”
Son palabras que la británica Emmeline Pankhurst pronunció en Estados Unidos (1913) al explicar la postura de las sufragistas de Inglaterra, donde el movimiento se había declarado ilegal.
Hace unos días (el 17 de octubre) conmemoramos el 61 aniversario del voto de las mexicanas. Y traigo a la memoria al sufragismo británico porque dejó lecciones que, me parece, hoy cobran vigencia.
El discurso de la señora Pankhurst deja muy claro que los derechos de las mujeres nunca son garantizados tersamente. Siempre hay acciones impulsadas por grupos de mujeres. Y también, aunque en menor número, hay hombres apoyando estas causas.
Primera lección: ni el presidente Adolfo Ruiz Cortines “concedió” el voto a las mujeres, ni el presidente Enrique Peña Nieto “concedió” la paridad. Justo es reconocer su voluntad política –que no es poca cosa–. Pero ignorar el camino es falso y profundamente injusto con muchas mujeres.
Historia: en nuestro país no llegaron al extremo de considerar ilegal a las sufragistas, pero obstaculizaron nuestro derecho tanto como fue posible. El colmo fue en 1938 cuando ya estaba aprobada la reforma y nunca se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Por eso conmemoramos el aniversario del voto de las mujeres el 17 de octubre, fecha de su publicación oficial, y no el 6 de octubre, cuando el Congreso aprobó la reforma, ni el 13, cuando se emitió el decreto.
Segunda lección: en México se requiere que el trámite legal se complete. El discurso, la buena voluntad, las formas republicanas, no son suficientes. Se precisa que la ley y las letras chiquitas estén firmes y claras.
Las reformas legales por la paridad son un primer gran paso. Pero en varias entidades se regatea en los ayuntamientos. Hay que dejar muy firmes las bases de la paridad para avanzar el trecho que falta.
Historia: en Inglaterra, pese a las poderosas acciones organizadas por las mujeres, las penurias por las que pasaron las sufragistas encarceladas, la presión que asambleístas solidarios ejercieron en la Cámara, fue la coyuntura la que permitió que se legalizara el voto para las inglesas.
Porque al estallar la Primera Guerra Mundial, el rey pidió a Emmeline que convocara a las mujeres para sustituir la mano de obra de los hombres en las fábricas. Y ella, que pudo haberse negado, negoció ese apoyo a cambio del reconocimiento del voto de las mujeres.
Tercera lección: cuando la coyuntura obliga a que se abra la mesa de negociaciones hay que olvidar los agravios, pero nunca el objetivo.
Actualmente la coyuntura para amplias reformas por la paridad es favorable. El próximo año nuestro país debe rendir informes sobre un par de acuerdos internacionales (Beijing+20 y los Objetivos de Desarrollo del Milenio). Y está apurado tratando de entregar buenas cuentas. Hay que aprovecharlo.
Historia: al terminar la guerra, el rey cumplió su palabra… a medias. Reconoció el derecho al voto de las mujeres, pero debían estar casadas o tener más edad de la que se exigía a los hombres.
Cuarta lección: debemos ser perspicaces. La renovación de los tribunales estatales electorales, a partir de cuotas partidistas y sin asomo de paridad, hacen sonar las alarmas; porque precisamente en los tribunales se ha podido avanzar en pos de la paridad.
Parafraseando a Emmeline Pankhurst diríamos: o apuntalamos la paridad o se sigue abonando a la desigualdad que tiene al país al borde del colapso.
Sólo existe una respuesta a esa alternativa; a menos que estén dispuestos a retrasar el desarrollo de nuestro país otras tres generaciones.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.
*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
Cimacnoticias | Quintana Roo.-
CIMACFoto: César Martínez López
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