Política Zoom
Ricardo Raphael
Es un político de rapiña y sin embargo acudirá de nuevo a las urnas. Colecciona todos los meses denuncias, pero cuenta con el respaldo de la cúpula política de su partido. No es una excepción a la regla, aunque su comportamiento es más notorio que el de otros pertenecientes a su propia especie.
Su nombre es Víctor Hugo Lobo y aspira a gobernar, por segunda ocasión, la delegación Gustavo A. Madero del Distrito Federal. Le protegen las siglas del PRD.
Juan Pablo Castañón, presidente nacional de la Coparmex, lo acusó de ser el responsable de la huida en masa que han emprendido hoteleros, restauranteros, prestadores de servicios y comerciantes —de todos los tamaños— de esa delegación.
“La extorsión es el flagelo que más golpea a las micro y pequeñas empresas de (tal) demarcación”, afirmó sin concesiones este líder empresarial.
Los opositores de Lobo agregan que se ha vuelto imposible hacer política en su territorio. No importa que sean del PAN, del PRI, de Morena o del PRD, quienes se atreven a competirle saben que pagarán con hostigamiento, violencia, amenazas y otras formas de represión.
Víctor Hugo Lobo tiene antecedentes penales. En el pasado estuvo preso por el delito de fraude, pero esa mancha en su currículo se ha vuelto invisible con el tiempo. Sobre todo ahora que es un hombre económicamente poderoso; según se afirma, dueño de constructoras, hoteles, gasolineras, bares y otros antros.
Como lo es la de otros depredadores de la política contemporánea mexicana, su riqueza la hizo gracias a los puestos que ha ocupado como funcionario público.
Se le acusa con insistencia de dirigir un cartel dedicado a extraer recursos de la sociedad a partir del abuso de poder; un individuo que utiliza la máscara de la autoridad legítima para despojar al prójimo.
En internet y en las oficinas de la procuraduría capitalina es elevada la pila de denuncias presentadas en su contra por extorsionar a los taxistas, a los vendedores ambulantes, a las constructoras que trabajan para la delegación; también por vender las plazas de empleado público y perseguir a los funcionarios que no quieren acompañarlo a sus actos de proselitismo.
Víctor Hugo Lobo creció políticamente porque le sirvió al ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard cuando éste quiso sacar a las huestes de René Bejarano de la Gustavo A. Madero.
“Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”, dice el refrán, pero al parecer aquí el remedio salió peor que la enfermedad.
Lobo peleó después con Ebrard y se aproximó a Nueva Izquierda, corriente que esta vez lo apoya para que repita en el cargo de delegado.
La base económica que el hombre ha acumulado gracias a su extensa red de corrupción le permite financiar un aparato electoral envidiable que la dirección perredista no está dispuesta a desperdiciar.
No importa que el tipo esté acusado por tantos y por tanto. El nombre de José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala, ya no es referente de nada dentro del PRD.
Igual que antes hizo aquel guerrerense, mientras Lobo aporte dinero y clientelas podrá gozar del fuero que la corriente de Los Chuchos ahora le comparten.
¡Ya pedirá el Sol Azteca otra vez disculpas si un día el cartel político encabezado por Lobo incendia la opinión pública!
Lo más grave para la delegación Gustavo A. Madero es que los demás contendientes en la elección de 2015 no son mejores.
Desde el PRI compite Christian Vargas, mejor conocido como El Dipuhooligan, un fulano que entre otras muchas linduras ha sido denunciado penalmente por agredir a su propia madre.
Con el estandarte de Morena concurrirá Ramón Jiménez López, quien probablemente tenga como aliado a René Bejarano. Del PAN mejor ni hablar que en esa delegación no existe.
ZOOM: “Nunca se está tan mal que no se pueda estar peor”. Charles Bukowski, pesimista y escritor.
@ricardomraphael
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