Pedro Echeverría V.
1. El sistema de pensiones en México se inició en la década de los
noventa, cuando gobernaba Carlos Salinas y el neoliberalismo y la
privatización se profundizaba: En 1992 se creó el Sistema de Ahorro
para el Retiro (SAR) extensivo a trabajadores del IMSS e ISSSTE bajo la
lógica de las cuentas de capitalización individual donde los
trabajadores ahorrarían recursos a lo largo de su etapa productiva en
una cuenta individual que sería administrada por empresas financieras
del sector privado.
2. Estaba claro el objetivo: manejar miles de millones de pesos de
pensiones y jubilaciones para hacer negocios privados. Se denunció que
era un saqueo descomunal y que los jubilados y pensionados no
alcanzarían ni la mitad de su dinero al jubilarse. El sistema solidario
de reparto y beneficios definidos fue sustituido por cuentas
individuales administradas para el Retiro (AFORE). En 1995 se realizó
una reforma a la Ley del Seguro Social teniendo al Seguro de Invalidez,
Vida, Cesantía y Muerte como su objetivo.
3. En México año 2015 el “salario mínimo” por ocho horas de trabajo,
es de 69 pesos diarios, es decir, 4.5 dólares al día. ¿Por qué no se
paga por lo menos un dólar la hora? En EEUU los trabajadores han estado
haciendo movilizaciones para que les paguen 25 dólares la hora y en
algunos países del norte de Europa se exige incluso 35 dólares por cada
60 minutos de labor. ¿Cuánto cobrarán de jubilación o pensión en los
EEUU para que sus ex trabajadores o ex empleados puedan pasear por el
mundo, comprar lo que necesiten y gozar de una vida sin preocupaciones
económicas?
4. Hoy se ha publicado en México (La Jornada) acerca del pago de
pensiones por una vida de trabajo: “Un trabajador de tres salarios
mínimos con la aportación obligatoria actual, podría alcanzar una
pensión de 2 mil 707 pesos, equivalente a 43 por ciento de su salario.
Pero, si este trabajador estuviera interesado en obtener ingresos por
jubilación equivalentes a 50, 60 o 70 por ciento de su sueldo, debería
ahorrar voluntariamente 4, 7 y 9 por ciento de sus ingresos,
respectivamente”. Ni la burla perdonan los administradores de la
burguesía: ¿Cómo puede ahorrar un trabajador si sus ingresos diarios no
le alcanzan para vivir?
5. Pero, además, como si fuera una burla señalan que “Hay otros
niveles salariales en peores condiciones: La situación de un cotizante
de 15 salarios mínimos es más extrema, dijo la Consar (el sistema de
ahorro para el retiro), y añadió que en este caso sin ahorro adicional
obtendría una pensión que corresponde a 27 por ciento de su salario.
Ello explica que debería ahorrar de manera voluntaria 6, 8 y 11 por
ciento de sus ingresos para alcanzar tasas de remplazo (porcentaje de
ingresos que obtendría a la jubilación respecto de su salario) de 50,
60 y 70 por ciento, respectivamente.
6. Se supone que después de trabajar 30 años –es decir los mejores
años de nuestra vida produciendo para todo el país- al retirarnos no
solo deberíamos recibir el 100 por ciento de nuestros ingresos sino
además una compensación como premio al trabajo. Sin embargo en el
capitalismo mexicano ofrece un 27 por ciento del salario (si hoy mal
vives con 100 pesos al jubilarte cobrarás 27 pesos) y sólo si ahorras
podrías alcanzar una jubilación mayor. En México antes incluso se
hablaba de jubilación estática (que se reducía) y jubilación dinámica
que aumentaba al ritmo del salario.
7. La mayoría de los empleados y trabajadores mexicanos tiene sólo
un salario mínimo, otro alto porcentaje cobra dos salarios mínimos y
muchos tres salarios. Hay profesionistas de cuatro a siete salarios y
algunos privilegiados cobran de 10 a 20 salarios mínimos. ¿Sabes
cuántos salarios y sus respectivas compensaciones cobran los diputados,
senadores, gobernadores, los del INE, los de la Suprema Corte, el
Presidente de la República, sus ministros y demás comisionados? Entre
120 y 300 salarios mínimos, es decir entre 250 mil a 600 mil pesos al
mes. Estos políticos nunca han necesitado jubilación porque les basta
con sus “bonos de retiro” y el producto de sus negocios.
8. Se ha señalado que la explotación laboral de los trabajadores
agrícolas no puede explicarse sin la ‘‘complicidad’’ de los gobiernos
federal y de los estados con sindicatos charros y patrones
explotadores, además de enganchadores que actúan bajo la protección
gubernamental. ‘‘Hay negligencia y hasta complicidad. Existe una
abierta protección a los patrones por parte del gobierno federal y de
los gobiernos de los estados, de los sindicatos oficiales que brindan
protección a los patrones de manera particular y también a los
enganchadores, con lo cual hay un verdadero sesgo en cuanto a aplicar
el estado de derecho’’
9. ¿Puede acaso ignorarse que en el amplio campo mexicano hay un
alto porcentaje de trabajadores que vive en la total marginación con
uno o dos dólares diarios que no sabe lo que significa jubilación o
pensión, que no tiene acceso a la escuela o a los sistemas de salud?
Así que la batalla por eliminar los salarios de hambre no sólo es una
obligación ineludible de los trabajadores activos; también los
trabajadores jubilados deben luchar junto a ellos para lograr aumentos
que impidan mayor mortandad por inanición y hambre. Si los jubilados no
lucharon cuando eran trabajadores activos, que laven sus culpas antes
de morir. (17/IV/15)
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