Palabra de Antígona
“Reflexiones sobre las relaciones conflictivas entre compañeras y los retos para alcanzar acuerdos políticos... Se trata de un cuaderno necesario en momentos en que se espera una probable y masiva participación femenina en áreas de toma de decisiones y en los congresos”
Sara Lovera
México
D.F., 14 abr. 15. AmecoPress.- Que yo recuerde nunca salió un texto tan
a tiempo con tan buen tiraje para estar en manos de quienes debían
leerlo y aplicarlo, tras una buena reflexión. Autorreflexión, toma de
conciencia y toma de responsabilidad, en medio de una coyuntura
fundamental.
Cientos
de mujeres estarán próximamente en las cámaras locales y nacional, en
muchos ayuntamientos; la utopía es que sean capaces de actuar juntas en
favor de la política de género, del avance de las mujeres, capaces de
realizar un cambio interno, estratégico, eficaz.
Estas mujeres
van a necesitar una fuerza relevante para hacer posible que el
andamiaje jurídico de igualdad y avance de las mujeres abra una ruta
ordenada y exitosa que construya el verdadero cambio -del que hablamos
y por el que nos esforzamos-, pero que tiene aún muchos obstáculos.
Se trata de un
cuaderno de trabajo de impecable y sencilla comprensión, de 93 páginas;
es, más que una guía, una especie de confesión abierta y pensada, en
busca de hacer encontrar hasta dónde nuestra conducta, como mujeres y
mujeres feministas tendría que transformarse, sin falsos
sentimentalismos, pero con mucha inteligencia. Armarse profundamente de
nuevos horizontes, echando a tierra todo lo que hemos aprendido de ser
mujer, y borrando todo esencialismo.
Se trata de un
cuaderno necesario en momentos en que se espera una probable y masiva
participación femenina en áreas de toma de decisiones y en los
congresos.
¿Mujeres
Juntas? Reflexiones sobre las relaciones conflictivas entre compañeras
y los retos para alcanzar acuerdos políticos, editados por el Instituto
Nacional de las Mujeres y escrito por la periodista y antropóloga
feminista, Marta Lamas.
Ahí sin
subterfugios, se plantea el problema y se explican algunas cuestiones
capitales para que, según narra la autora, encuentren algunas
respuestas básicas a problemas cotidianos cuando las mujeres actúan en
un mismo espacio, grupo u organización.
Empieza
preguntando ¿Por qué se supone que las mujeres ni muertas podemos estar
juntas? ¿Qué es lo que hace que para algunas mujeres sea tan difícil
trabajar con otras mujeres? ¿Por qué, bajo una capa aparente de
cortesía, muchas mujeres ponen zancadillas a otras mujeres? y ¿A qué
deben el conflicto y la irritación que a veces se produce entre mujeres
que trabajan juntas?
Estas
conductas, que están en el imaginario colectivo, con mucha frecuencia
son reales. Se trata de saber porque surgen. Lamas pone el dedo en la
llaga. Cuenta desde cuándo ha reflexionado sobre estos problemas.
Recuerdo que en 1987 durante un encuentro feminista latinoamericano,
Marta Lamas con otras feministas de la región, lanzaron un texto
llamado “No es por amor, es por necesidad”, en el que se planean
distintas ventajas para las feministas en la urgente necesidad de
contribuir al cambio, donde lo urgente era armar una estrategia
eficiente para avanzar en los cambios que harían efectivas las
iniciativas, por ejemplo de leyes o de políticas públicas a favor de
una mejor vida, dejando atrás la vieja idea de que tendríamos que ser
idénticas, igualitas, sin planes o visiones diferenciadas. Una mentira
repetida e inconsistente. Cada una es ella misma, pero si es posible
armar cosas juntas con inteligencia y capacidad. Pactar o dialogar es
la palabra. Cosa nada sencilla, si no ahondamos en la causa de la
dificultad.
Lamas es una
de las más antiguas militantes feministas, emprendedora de muchas
agrupaciones, promotora de políticas públicas y cambios, como la
instalación en el Distrito Federal de la interrupción voluntaria del
embarazo, “jefa” visible e invisible de una clara tendencia feminista
que cultiva las alianzas, las relaciones institucionales y el
emprendimiento de numerosas iniciativas.
Ella es
contundente: los mandatos de la cultura sobre lo “femenino” y lo
“masculino”, todas las reglas y los valores del patriarcado las mujeres
los internalizamos, los practicamos y sus consecuencias son
efectivamente la rivalidad entre mujeres, el desarrollo de una
“agresión solapada” que no podrá desaparecer con voluntarismo o
sentimentalismo. Esto, ella dice que lo ha observado y estudiado
detenidamente, analizando el comportamiento de funcionarias y
diputadas, profesoras universitarias, entre pares, subordinadas y
jefas.
El texto de
rápida lectura, al cual se puede volver en cada una de sus partes, es
realmente aleccionador. Porque se aspira, la misma autora lo señala, a
lograr una mejor relación entre todas, a pesar de las indudables
diferencias políticas y personales que existen entre las mujeres de
distintos grupos y movimientos, actividades o clases sociales. No se
trata de borrar esas diferencias con falsos voluntarismos, sino de
enfrentarlas en forma clara y constructiva; ella ahonda en causas
también psicológicas y que a cada mujer marca su historia personal, su
identidad, su aprendizaje en familia y en comunidad.
Marta Lamas
explora, cuestiona, propone, narra. Dice que entró en el terreno del
análisis, pero también entrevistó a muchas mujeres y hablando con
ellas, pudo hallar explicaciones sencillas sobre los nudos que nos
convierten al mismo tiempo en enemigas públicas y, contradictoriamente,
a considerar la amistad entre mujeres como algo fantástico y valioso.
Lo urgente es pactar.
El libro pone
en la mesa muchos asuntos, de una forma comedida, pero muy clara, como
para usarlo y mejorar esas relaciones. Habría que agregar que siempre
que hay pacto, horizonte compartido, avanzamos, se puede probar con la
historia, y también no avanzamos suficiente por diferencias que en
realidad son resultado de lo que se llama “género”.
De cara a este
texto, habría que decir, para quienes ya se afilan las uñas y van a
escribir, a publicar algo que se espera: “se los dije”: “las mujeres
son peores que los hombres”, “yo no trabajaría con una mujer, son
intrigosas y chismosas”, nada de eso, ella profundiza en cómo fuimos
construidas, cómo se aprenden “naturalmente”, nuestros papeles sociales
y familiares, cómo se nos ha colocado en un espacio donde enojos y
molestias hay que reprimirlos, lo grave es que esta situación explota o
aparece de otras maneras. Muy negativas, como la envidia y la
competencia insana.
Y, desde
luego, explica didácticamente cómo la competencia y la rivalidad entre
los hombres, es diferente y, en general, las cuestiones personales y
sentimentales entre ellos, pasan a un segundo lugar y ponen como
prioridad la alianza y el acuerdo, o la guerra y la descalificación
sustentada, eso es lo que los lleva a mantener el poder, el control, la
manipulación y les da ventaja. Entre ellos no hay confidencias, hay
horizontes a donde llegar.
Estos
planteamientos, que hay que leerlos, explorarlos, reflexionarlos,
servirán no sólo para mejorar las relaciones entre mujeres, sino para
ampliar las bases necesarias del cambio democrático entre nosotras.
Las mujeres
hemos llegado a ser tanto como ellos, discriminatorias. Me endurece el
seño pensar que realmente hay una campaña para quitarle el registro a
un partido; o una campaña para enardecer ánimos y no de una a conseguir
la urgente y necesaria paz, etc.
Preocupan
sobre todo aquellas mujeres que han decidido poner en primer término
sus aspiraciones políticas y laborales, mujeres distintas, que no son
comprendidas por otras mujeres y frecuentemente interpeladas por los
hombres.
El texto, que
yo espero se reedite y se distribuya en cantidades millonarias, si
realmente queremos difundir buenas noticias, delinea en sus cinco
apartados, con lecciones muy francas pero sostenidas por la experiencia
y el conocimiento, responde a ¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos pasa? Y ¿Qué
hacer?, aunque no sea un silabario, es un instrumento de gran utilidad.
En la presentación la presidenta del INMUJERES, Lorena Cruz Sánchez,
promotora de la edición, lo plantea simple. “En este texto se aborda
una serie de conductas que muchas de nosotras hemos observado, vivido o
padecido; se trata de aquellas con las que simplemente no podemos
trabajar, o con las que no podemos seguir interactuando, o que sin que
sepamos por qué, se convierten en personas desconocidas cuando las
creíamos muy cercanas”.
Es increíble,
porque pasa entre las mejores, pero “todavía hoy en día, a pesar de que
millones de mujeres han ingresado al ámbito público, nos llaman la
atención –tanto a mujeres como hombres-las mujeres que tienen como
prioridad sus carreras laborales o políticas”, es todavía ininteligible
que no sea su familia, su casa, lo principal, sino ese espacio del
mundo, que se piensa sigue siendo sólo de los hombres. El libro debería
ser un libro de texto, si en verdad, queremos que las cosas cambien y
un silabario para nuestras niñas y por supuesto para las mujeres
políticas.
Foto: Archivo AmecoPress.
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