Afrontan pobreza, analfabetismo y violencia
Una
mujer asiste a una reunión de un grupo de apoyo a familiares de
desaparecidos en la sudoriental ciudad nepalesa de Biratnagar |
Desde
que se despierta hasta que se va a dormir, la principal inquietud de
Kali Sunar, una mujer de 25 años en Dumpada, una aldea en el oeste de
Nepal, es cómo podrá satisfacer las necesidades básicas de su familia.
Su pequeña parcela de tierra apenas produce los alimentos suficientes
para su familia de seis personas durante tres meses al año. Su marido y
su hermano viajan a la vecina India para trabajar como obreros, como
miles más en este país sin salida al mar de 27.5 millones de habitantes.
“El dinero que envían no es suficiente porque más de la mitad se gasta
en sus viajes de ida y vuelta. Si pudiera conseguir algún tipo de
trabajo, sería un gran alivio”, señala Sunar a IPS/Cimacnoticias.
Unos 23 millones de nepaleses, u 85 por ciento de la población, viven en
zonas rurales, de los cuales 7.4 millones son mujeres en edad
reproductiva. Muchas no recibieron educación formal, lo que explica la
tasa de alfabetización femenina de 57.4 por ciento, comparada con la
masculina, de 75 por ciento.
Fuentes expertas aseguran que, hasta que no alcancen la igualdad con los
hombres, las mujeres como Sunar permanecerán atrapadas en sus vidas de
pobreza.
Nepal firmó varios tratados internacionales que prometen la paridad de
género, pero muchas de esas promesas se limitan al papel en el que están
escritas.
Por ejemplo, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), que
Nepal ratificó en 1991, establece que los Estados parte deben adoptar
todas las medidas necesarias para evitar la exclusión de las mujeres o
la violencia contra ellas. Lamentablemente, ésa no es la realidad en
este país centroasiático.
Para la iniciativa “Hackatón por la Violencia contra la Mujer”, que
nació en un encuentro de programadores informáticos realizado en
Katmandú en 2013, la violencia de género es la principal causa de muerte
entre las mujeres nepalesas de 19 a 44 años de edad, más que la guerra,
el cáncer o los accidentes automovilísticos.
La organización señala que “22 por ciento de las mujeres entre 15 y 49
años experimentaron violencia física al menos una vez desde los 15 años,
43 por ciento de las mujeres experimentaron acoso sexual en el lugar de
trabajo, y entre 5 mil y 12 mil niñas y mujeres son víctimas de trata
cada año”.
Aproximadamente 75 por ciento de estas últimas son menores de 18 años, y la mayoría son vendidas a la prostitución forzosa.
Los activistas de Derechos Humanos aseguran que el país también se burla
sistemáticamente de su compromiso con la erradicación de la
discriminación de género en el lugar de trabajo, en materia jurídica, y
en numerosos ámbitos cívicos, económicos y sociales.
La constitución provisional de 2007, redactada para facilitar la
transición de la monarquía a la república federal, tomó medidas para que
las mujeres, y otros grupos de población marginados, participaran
activamente en la política según el principio de representación
proporcional.
En la elección de 2008 para la Asamblea Constituyente, las mujeres
ganaron 33 por ciento de los escaños en el Parlamento de 601
legisladores. Pero ese número se redujo a 30 por ciento en las
elecciones de 2013, y las mujeres sólo ocuparon 11.53 por ciento de los
cargos en el gabinete ministerial.
Un informe de la organización civil Saathi, que hizo un seguimiento de
la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige a las
partes de los conflictos armados respetar los derechos de las mujeres,
concluyó que la participación femenina en el Poder Judicial nepalés es
apenas de 2.3 por ciento.
El mismo informe encontró que hay 5.6 por ciento de mujeres en la Corte
Suprema, 3.7 por ciento en los tribunales de apelación, ninguna en los
tribunales especiales, y 0.89 por ciento en los tribunales de distrito.
La representación femenina en los organismos de seguridad es más
preocupante aún, según un estudio de 2012. El ejército sólo tiene 1.6
por ciento de mujeres, la fuerza de policía armada 3.7 por ciento, y la
policía común 5.7 por ciento.
Sólo en el sector de la salud las mujeres llegan a acercarse a sus pares
masculinos, donde ocupan 4 mil 887 de 13 mil 936 puestos, o cerca de 36
por ciento del total.
Sin embargo, incluso ese número es bajo. Según la Organización Mundial
de la Salud, la tasa de mortalidad materna en Nepal asciende a 190
muertes por cada 100 mil nacidos vivos. Sólo 15 por ciento de las
mujeres tienen acceso a centros de salud.
Datos de la Oficina Central de Estadísticas indican que las mujeres son
propietarias de la tierra o la vivienda únicamente en 19.71 por ciento
de los hogares.
Aunque la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que la
tasa de participación laboral femenina de Nepal es superior a la de sus
vecinos del sur de Asia, con un 80 por ciento, en comparación con 36 por
ciento en Bangladesh, 27 por ciento en la India, 32 por ciento en Sri
Lanka y 24 por ciento en Pakistán, las trabajadoras son agobiadas por
las actitudes sociales imperantes, que les imponen la labor doméstica,
además de su empleo formal.
“Esto dificulta que las mujeres puedan desempeñarse” en su ámbito
elegido “y tener un impacto”, explicó la legisladora Mahalaxmi Aryal.
Usha Kala Rai, una destacada activista feminista y política, reconoce
que el país tiene muchos fundamentos jurídicos para remediar los
problemas de las mujeres, pero afirma que rara vez se utilizan. “Nos
falta por completo la voluntad política y el compromiso de aplicar estas
disposiciones legales”, aseguró Rai, ex integrante de la Asamblea
Constituyente y ahora líder del gobernante Partido Comunista de Nepal.
Rai reclamó un mayor número de mujeres en puestos de toma de decisiones,
pero reconoce que aquellas que llegan a ocuparlos suelen proceder de la
clase superior, con el privilegio añadido de haber recibido una buena
educación, por lo cual no representan necesariamente a las nepalesas del
resto del espectro socioeconómico.
La dirigente está a favor de un sistema de representación proporcional
en todos los órganos del Estado, con una participación femenina basada
en el 52 por ciento que las mujeres ocupan en la población del país.
“Las mujeres dirigentes tienen que elevarse por encima de las líneas del
partido si en verdad quieren incidir”, exhortó.
*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
Foto: Amantha Perera / IPS
Por: Renu Kshetry*
Cimacnoticias/IPS | Katmandú.-
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