Cambio de método ignora a familias más pobres para maquillar los resultados
Encuestadores dejan fuera a hogares cuyas percepciones declaradas resultan
sospechosamente bajas
Imposible una mejoría de ese grado, sin que haya habido un cambio estructural en la economía
Periódico La Jornada
Los datos sobre el ingreso de los hogares
mexicanos que presentó este viernes el Instituto Nacional de Estadística
y Geografía (Inegi) son
inverosimiles y deberían tirarse a la basura, pues es evidente que el cambio de metodología tuvo como objetivo descartar a las familias más pobres y dar la apariencia de que está siendo efectivo el combate a la pobreza, consideró el especialista Julio Boltvinik Kalinka.
En entrevista, señaló que luego de comparar los resultados del Módulo
de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015 con los de 2014, se observa
que los ingresos de los hogares que pertenecen al decil uno (la décima
parte más pobre de la población) subieron 29.5 por ciento en un momento
en el que la economía está estancada y con desempleo creciente.
En su informe del viernes el Inegi dijo que los encuestados
tienden a declarar menos de lo que realmente perciben, por lo que este año se había cambiado la metodología para aplicar
criterios de captación y verificación de información de mayor rigor.
Sin embargo, el especialista aseguró que en los hechos lo anterior
significó dejar fuera a hogares cuyos ingresos declarados en la encuesta
resultaban
sospechosamente bajos, lo cual
es un acto arbitrario y evidentemente lo que hace es subir el promedio de ingresos en los hogares.
De acuerdo con el académico, es probable que de esta manera se haya
eliminado de la medición a 5 por ciento de los hogares más pobres, cuyos
integrantes tampoco tienen agua, habitan en viviendas hacinadas, con
pisos de tierra, en las que no hay drenaje; carecen de seguridad social y
tienen bajos niveles educativos, lo que a su vez también mejoraría los
datos que reporta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval), pues éste utiliza los instrumentos del
Inegi para hacer sus mediciones.
Boltvinik consideró que el rechazo del Coneval a los datos del Inegi
obedece a que el consejo sabe que salir en su próxima medición a decir
que la pobreza se redujo 30 por ciento (por poner un ejemplo) lo dejaría
totalmente desacreditado, pues es imposible un avance así sin que haya
habido un cambio estructural en la economía.
En un cuadro comparativo elaborado por el académico se observa que de
2014 a 2015, casi todos los rubros de ingresos del decil más pobre (a
excepción de las remuneraciones por trabajo subordinado) tuvieron
incrementos espectaculares, como es el caso de los ingresos por horas
extras, que subieron 26 por ciento; por comisiones y propinas, 24 por
ciento, y las remuneraciones en especie, 43 por ciento, mientras en los
deciles más ricos las alzas son mucho menores (de 12 por ciento en el
caso de los ingresos).
Cuando eso pasa la distribución del ingreso mejora muchísimo; entonces el índice de Gini (que mide la desigualdad) debe haber bajado sustancialmente.
Agregó que de acuerdo con las encuestas que hace el propio Inegi,
como la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, no hay ningún repunte
que hiciera pensar que en 2015 aumentaron espectacularmente los ingresos
de los hogares.
No hay tal.
Si bien Boltvinik coincidió con el Inegi en que existe una brecha
particularmente grande entre encuestas de ingresos de los hogares y el
Sistema de Cuentas Nacionales, ello no obedece a que los pobres mientan
en las encuestas, sino a que los ricos ni siquiera se dejan entrevistar.
Los indicadores económicos no muestran ningún repunte que hiciera
pensar que en 2015 aumentaron espectacularmente los ingresos de los
hogares.
No hay tal, dice Julio Boltvinik. Imagen de la desigualdad en la Ciudad de MéxicoFoto Marco Peláez
Las encuestas de ingresos y gastos nunca captan a Slim, a Harp Helú, a Salinas Pliego, al uno por ciento más rico no lo captan, porque cuando van los encuestadores no los dejan entrar.
Ejemplificó que de acuerdo con los datos del Inegi una persona con un
ingreso de alrededor de 100 mil pesos al mes pertenecere al decil mas
rico de la población, cuando los ingresos de los multimillonarios son
infinitamente superiores, por lo que las mediciones se deberían hacer no
con base en encuestas, sino en declaraciones fiscales, como sucede en
otros países.
El académico, especialista en temas de medición de la pobreza, dijo
que desde principios de año, medios del norte del país documentaron cómo
funcionarios estatales aleccionaban a beneficiarios de programas
asistenciales para que respondieran las encuestas del Inegi diciendo que
su situación había mejorado, bajo pena de quedar excluidos de dichos
programas.
Aparentemente el Inegi le soltó a alguien, probablemente del PRI o del gobierno federal, la lista de los hogares ya seleccionados para la muestra y les fueron a decir cómo deberían contestar y qué cosas no deberían decir. Hubo una operación para preparar a los entrevistados para que declaren que no tienen hambre, que tienen agua potable aunque no la tengan, etcétera.
Pese a la manipulación de las cifras, Boltvinik señaló que éstas de
todos modos muestran que México es uno de los países más desiguales del
mundo.
Choque institucional
México fue el primer país del mundo en tener una medición oficial de la pobreza, la cual elabora el Coneval desde 2008.
Esa instancia ha destacado
el mecanismo transparentecon el que realiza dicho cálculo, pues a partir de 2009 dio a conocer su metodología. El viernes criticó que el Inegi actuara de manera contraria a esa práctica, pues sin anunciarlo
de manera oportuna, modificó la forma en que recoge la información sobre cuánto dinero ingresa a los hogares, uno de los datos para saber sobre la carencia.
Cabe recordar que, según un comunicado del consejo dado a conocer el
viernes, la modificación trajo como resultado el reporte de un
incremento real de 11.9 por ciento en el ingreso corriente de los
hogares a nivel nacional y de más de 30 en algunas entidades federativas
entre 2014 y 2015,
lo cual no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del Inegi y con otras variables económicas.
Hasta antes de 2002, indica el Coneval,
no obstante la relevancia del tema, instituciones gubernamentales y académicas tenían cada una sus sistemas, cuyos resultados no coincidían o no eran confiables para algunos sectores. Los cambios realizados del Inegi rompen
la evolución histórica de las mediciones de pobrezaque el Coneval había presentado.
(Con información de Blanca Juarez)
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