2/05/2017

Los empresarios huleros se rebelan



Arturo Alcalde Justiniani
La Jornada 
En una semana estallarán las huelgas en diversas empresas llanteras y productoras de hule del país sujetas al Contrato Ley del Hule. La causa directa deriva del intento empresarial de cancelar este contrato colectivo vigente en el sector. Sin embargo, existen otros motivos que son consecuencia de la irracionalidad que opera en el entorno del contrato y de la irresponsabilidad del gobierno por su incapacidad para hacer cumplir la ley y promover una negociación colectiva sustentable, que concilie los derechos de los trabajadores, la viabilidad de las empresas y el beneficio de los consumidores.
El contrato ley, por definición, es un convenio que se celebra entre sindicatos y patrones para fijar las condiciones bajo las cuales debe prestarse el trabajo en una rama de industria. Esta figura data de los años 30 y tiene carácter obligatorio; en consecuencia, quienes desempeñan esa actividad deben sujetarse a tales reglas. La intención es evitar una competencia desleal entre empresarios en relación al valor de la fuerza de trabajo.
La negociación por rama de industria y cadena productiva ha sido muy importante en la experiencia internacional, en aras de lograr modelos laborales sustentables. Ejemplo de ello son los países europeos, donde se ha logrado conciliar el uso racional de los recursos humanos y técnicos con la distribución de beneficios.
En México existen siete contratos ley: el azucarero, radio y televisión, hulero y cuatro de la industria textil. Se afirma que en la actualidad los contratos ley están en crisis. La explicación en todo caso tiene un origen diverso; sin embargo, el argumento común es echarle la culpa a los trabajadores, como si sólo ellos hubieran diseñado las normas de trabajo.
Una primera causa de dicha crisis se origina en la política de apertura comercial indiscriminada que fomentó el gobierno federal hace tres décadas. En la industria hulera redujo los aranceles de 30 a un cero por ciento. Empezaron a llegar llantas de Europa del este sin cumplir con las normas nacionales. Por otro lado, desde China arribaron neumáticos a 17 dólares, a pesar de que con ese país no existe acuerdo de libre comercio, como con Europa y Estados Unidos. En este último, las mismas llantas se vendían a 30 dólares. La política dañó durante algún periodo a las empresas, y de ahí se inició su discurso contra el contrato ley; sin embargo, pronto se recuperaron. Hoy se venden 29 millones de llantas y se exportan 13 millones; se anuncian ampliaciones y nuevas plantas: Goodyear vuelve a abrir en San Luis Potosí, Michelin y Pirelli en Querétaro y Guanajuato, y ambas planean nuevas instalaciones en León y Silao, Guanajuato.
Una de las claves de este progreso está precisamente en el renglón tecnológico, no en la precariedad laboral.
Una segunda causa de la crisis de los contratos ley ha sido la complicidad estatal, que ha permitido y alentado el incumplimiento de la ley, el abatimiento de las condiciones de trabajo y la protección de líderes gremiales esencialmente preocupados por su negocio personal, no por el bienestar de los trabajadores y menos por el desarrollo de la industria. En lugar de exigir el cumplimiento de la ley, y al mismo tiempo favorecer una negociación profesional para modernizar los contratos ley, el gobierno ha favorecido una política de mano de obra barata y controlada, para así, supuestamente, lograr más inversión e incentivar la exportación.
En la industria hulera, de manera creciente, las empresas se han rebelado contra la ley y han optado por agenciarse sindicatos a modo, para celebrar con ellos contratos colectivos singulares, con los cuales fijan condiciones laborales sensiblemente inferiores al Contrato Ley. Acuden a toda clase de argucias, como depositar el contrato ante autoridades no competentes u ocultar el ramo de actividad; Michelin por ejemplo, no aparece como llantera, sino como Autopartes de Querétaro.
Las empresas que se rigen por el Contrato Ley reclaman al gobierno una competencia desleal y ahora anuncian , que si las otras empresas violan la ley, ellas también lo harán; en ese contexto se genera el conflicto actual de huelga.
El gobierno, además de someter a las empresas al cumplimiento de la ley, debe favorecer un diálogo que atienda los temas que las partes se reclaman recíprocamente y así lograr la modernización integral del Contrato Ley; por ejemplo, distinguir el sector llantero de las plantas que producen otros artículos de hule, revisar el escalafón y la estructura de las jornadas. Todo ello debe discutirse en un entorno de negociación transparente y responsable.
Para transitar hacia una negociación colectiva profesional se requiere también que los ejecutivos de las empresas tengan la sensibilidad para convertirse en factor positivo, haciendo a un lado sus guerras personales. Es conocido el caso de la empresa Bridgestone Firestone, en Monterrey, en la que un gerente ha acosado injustamente al dirigente sindical Antonio García, hoy presidente de la Coalición Hulera, provocando una división entre esa planta y la mayoritaria en Cuernavaca.
Los sindicatos democráticos y honestos suelen ser un elemento favorable a esta negociación deseable. Así lo han demostrado los dirigentes de las llanteras Tornel y Continental, quienes no sólo defienden los intereses de sus representados sino también al fortalecimiento y desarrollo de las empresas.


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